por
elarcadeastrotrina
Astrológicamente,
siguen ocurriendo eventos que poseen una gran influencia en los días por venir.
El pasado 4 de marzo de 2018 a las 13:53 UT tuvimos una Conjunción exacta entre
el Sol y Neptuno, a 11º en el signo de Piscis y sus efectos nos estarán
acompañando durante los 5 días posteriores al evento, es decir, hasta el 9 de
marzo.
La unión entre
el Sol y Neptuno es una combinación de energías extrañas entre sí, pues esta
Conjunción nos deja ante las puertas de un laberinto, obligándonos a ver lo que
está frente a nosotros. Seremos como el Sol, brillando en medio de una
abrumadora tiniebla propiciada por Neptuno, lo que probablemente nos traerá
confusión y caos.
La influencia
de Neptuno puede llevarnos a los extremos. Éste no es un planeta “colectivo”,
lentamente se queda un largo tiempo en la mismo espacio zodiacal. Ya que
hablamos de un planeta psíquico, que en estos momentos está siendo iluminado
por el Sol, veremos florecer nuestro lado más espiritual, y nuestra conexión
con el Universo se hará presente. Nos veremos navegando en las profundidades
más secretas de nuestro con la intención de iluminarlas.
Es importante
destacar, que los eventos astrológicos no sólo agitan aspectos de nosotros,
sino también a nuestros Planeta Tierra. Muy probablemente se empiecen a
manifestar más situaciones con el agua. Ya hemos visto como “la nevada del
siglo” ha cubierto masivamente todo el continente Europeo y parte del continente
Asiático, y es probable que sucesos como éste sigan presentándose.
La Tierra
podría estar a pocas décadas de una racha de inviernos tan duros que las bajas
temperaturas de las últimas semanas quedarían en el olvido. De acuerdo a un
equipo de astrofísicos de la Universidad de California, esto se debe a un
fenómeno conocido como el Mínimo de Maunder, es decir, el mínimo solar, el cual
se estima que podría manifestarse cerca del año 2050. Dicho fenómeno podría ser
el punto central de una nueva pequeña Era de Hielo.
La ausencia de
manchas Solares anuncia el mínimo solar, al mismo tiempo que disminuyen las
manchas y erupciones solares, en este periodo, se desarrolla otra: agujeros
coronales de larga duración. Esto se refiere a vastas regiones en la atmósfera
solar donde el campo magnético del sol se abre y permite que las corrientes de
partículas solares escapen en forma del viento solar rápido afectando la
magnetósfera terrestre. Durante este fenómeno aumenta el número de rayos
cósmicos galácticos que alcanzan la atmósfera superior de la Tierra. El campo
magnético del sol se debilita y proporciona menos protección de estos rayos
cósmicos. También implica un fortalecimiento de la capa de ozono y el cambio de
temperatura al nivel de la estratosfera, fríos extremos, calores extremos.
La última vez
que ocurrió un evento semejante de enfriamiento global fue entre los siglos
XVII y XVIII, cuando el Sol entró en una etapa de baja actividad. Según
cálculos científicos publicados por John A. Eddy en 1976, entre 1645 y 1715,
nuestro Astro manifestó una reducción notable de rayos ultravioletas y la
desaparición de la mayor parte de manchas solares. Esto permitió que ocurrieran
sucesos extraordinarios como el congelamiento del Río Támesis y el Mar Báltico.
La energía
reducida del Sol pone en movimiento una secuencia de eventos en la Tierra que
comienza con un adelgazamiento de la capa de ozono estratosférico. Ese
adelgazamiento a su vez cambia la estructura de la temperatura de la
estratosfera, que luego cambia la dinámica de la atmósfera inferior,
especialmente los patrones del viento y el clima. El enfriamiento no es
uniforme. Mientras áreas de Europa se enfriaron violentamente, otras áreas como
Alaska y el sur de Groenlandia se calentaron en consecuencia.
Estamos
entrando en cambios solares dramáticos para la ascensión planetaria. Nuestro
Sistema Solar está destinado a moverse
desde la presente órbita galáctica Pleyadiana, hacia un área totalmente nueva
que forma parte del Sistema de Estrellas de Sirio. De hecho, la Tierra será
“promocionada” desde su estado actual Planetaria, para convertirse en un Sol
habitado radiante, uno de los tres Soles en circunvolución de Sistema de
Estrellas de Sirio.
Aquella parte
de la población terrestre que logre ascender a la Quinta Dimensión formará
parte en lo sucesivo de un mundo que para el resto de la Galaxia será ejemplo
de una vida correcta, ganada a través de amargas lecciones. Habremos forjado un
nuevo y elevado orden social por medio de nuestra larga experiencia de intensos
conflictos y dificultades. Una buena medida de nuestro progreso, es que seremos
un caso excepcional dentro de la historia del Universo, pues una sociedad
tridimensional está a punto de elevarse dos niveles de frecuencia vibratoria en
un solo salto.
Gaia está
preparada para acometer su propia Ascensión hacia la Quinta Dimensión. En el
pasado, Ella estuvo de acuerdo en ser, durante millones de años y bajo la forma
de sacrificio amoroso, una escuela especial galáctica de lecciones básicas y
difíciles, no solamente para las almas jóvenes que comenzaban su largo proceso
evolutivo, sino también para las almas renegadas, sin caridad y destructivas
que llegaban de todas partes del Universo.
Después de una
larga existencia tridimensional, el Planeta Tierra se moverá hacia un nivel más
alto, donde los habitantes de su turbulenta superficie expresarán en el futuro
grandes avances como civilización pacífica y amorosa. En el futuro, la
humanidad mostrará el camino, como ejemplo para el resto del Universo, de una
transformación hacia un nuevo y más profundo nivel de respeto hacia el medio
ambiente planetario, y otras formas de vida también en evolución.
Es de mucha
importancia, empezar a sincronizarnos con las energías del planeta en su salto
hacia la Quinta Dimensión, y los Códigos Sagrados son la herramienta perfecta
para lograrlo. Debemos activar el Código Sagrado 680 para aligerar los síntomas
de la ascensión planetaria.
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