Michael Berg
Hay una enseñanza que me parece muy hermosa y también práctica que está
relacionada con Shabat Tetsavé, un Shabat que consiste en la activación de
nuestra conciencia. Dice que cada acción espiritual positiva que hacemos crea
una vela. Dice que un alma que se transforma y se conecta en esta vida crea
velas o llamas. Y después de que esa alma deja este mundo, toma esa llama y
comienza a encontrar cada vez más Luz. Así pues, incluso después de
que las
almas elevadas dejan este mundo, siguen encontrando Luz.
El Zóhar explica lo que le ocurre al alma después de que deja este
mundo. Hay dos caminos generales: uno en el que el alma que no creó esta gran
llama de Luz a través de acciones se pierde, y el otro en el que la persona que
centró su vida en crear esta gran Luz comienza a encontrar cada vez más Luz en
los Mundos Superiores para luego revelarla a este mundo.
Entonces, ¿cómo activamos y creamos esta Luz mientras estamos en este
mundo? Los kabbalistas explican que podemos hacerlo teniendo la conciencia y el
conocimiento de que en cada acción que hacemos la Luz que creamos permanecerá
por siempre. Por ejemplo, mientras leemos el Zóhar la conciencia debe ser que
esa Luz durará por siempre, que estará con nosotros tanto en el mundo físico
como cuando no estemos más en él. Y en la medida que tengamos esta conciencia,
en tal medida esa Luz pasará a ser lo que llamamos tamid, sempiterna.
Luego, después de que esa alma deja este mundo, consigue más Luz a través del
uso de la llama que creó en esta vida.
En Salmos está escrito, y Rav Áshlag cita en las Diez
Emanaciones Luminosas, que cuando una persona muere, se vuelve jofshi,
libre. Pero los kabbalistas explican que la palabra jofshi tiene
las mismas letras de la palabra “buscar”. Esto nos dice que aun después de ser
libres de este mundo, las almas elevadas usan la llama de las velas que crearon
para buscar más Luz. Por lo tanto, esta activación de conciencia de las velas
es algo que podemos usar en este mundo y es un concepto muy emocionante.
Anteriormente hemos hablado del entendimiento de por qué nos falta
claridad, inspiración o conexión con la pureza de conciencia que es la Luz del
Creador. Ahora entendemos que en realidad la Luz está en todas partes y
que está justo frente a nosotros.
Hay muchos momentos en nuestra vida en los que intentamos encontrar
inspiración o claridad, y como no la encontramos, la buscamos. A veces en nuestra
vida, ya sea con respecto a nuestro estudio o nuestras decisiones, nos
encontramos en una situación en la que no tenemos idea de dónde vendrá la
claridad o la inspiración. Sin embargo, una de las herramientas más importantes
y poderosas que podemos usar para encontrar la claridad y la pureza de
conciencia de la Luz del Creador es tener en claro que en realidad está justo
aquí y que sólo necesitamos una vela para encontrarla.
Para explicar esto, Rav Áshlag usa una hermosa parábola en la
introducción del llamado Panim Meirot Umasbirot:
Rav Áshlag dice que nuestro mundo puede ser comparado con un rey que
tuvo un hijo cuando tenía una edad avanzada. Este hijo fue amado por su padre
y, desde el día que nació, el rey siempre pensó en qué podía hacer para darle
más a su hijo y en cómo podía hacerlo. Él quería asegurarse de que su hijo
tuviera todas las oportunidades para obtener toda la sabiduría. Así pues,
reunió a los mejores maestros y libros de sabiduría de todas las partes del
mundo. Construyó una hermosa sala de estudio sólo para que su hijo pudiera
estudiar con los grandes maestros. Reunió a los mejores albañiles del mundo
para construir salas llenas de todas las cosas que le darían placer a su hijo.
Creó salas de música. Reunió a los mejores chefs y panaderos del mundo para que
le preparan la mejor comida.
El niño creció y no tenía mente para estudiar ni deseo de aprender.
Además, era ciego; no podía ver la belleza de los edificios que su padre había
creado para él. También era sordo y no podía escuchar toda la bella música que
su padre había preparado para él. Incluso tenía diabetes, no podía comer nada
de la hermosa y deliciosa comida que su padre tenía para él. Rav Áshlag dice
que podemos imaginarnos cuán doloroso y terrible fue para el rey, el padre del
niño.
¿Cómo se relaciona esto con nosotros? El Creador, como el rey hizo por
su hijo, reunió todas las cosas buenas y las puso a nuestra disposición. El
Creador sembró para nosotros la claridad y la conexión con los regalos más
puros de conciencia que están aquí y ahora. A veces pensamos en la claridad o
la conexión que buscamos y parecen estar muy lejos. No obstante, lo que
aprendemos de esto es que ya sea que busquemos claridad, inspiración o
conexión, está justo allí, en este momento, disponible frente a nosotros, como
lo estaba para el hijo del rey, pero que él no podía ver ni oír.
Lo que me emociona tanto de esto es que es una enseñanza que puede ser
puesta en práctica por cada uno de nosotros en todo momento. Tal y como Rav
Áshlag aclara, tan simple como el hecho de que existimos en este momento es el
hecho de la existencia actual de la claridad, la inspiración y la conexión que
buscamos no están lejos ni en otro lugar. Mientras más certeza tengamos en que
existen ahora y de que fueron preparadas para nosotros en su estado más elevado
por la Luz del Creador, más nos conectamos con ellas.
Así pues, aunque a menudo hablamos de todo el trabajo duro que debemos
hacer para alcanzar una conciencia elevada, debemos saber que también está aquí
y ahora para nosotros. Esta enseñanza es una herramienta espiritual práctica
que podemos usar; la próxima vez que nos falte claridad o inspiración y la
estemos buscando, podemos recordar esto y despertar la conciencia de que la
claridad y la inspiración están ya aquí y ahora preparadas para nosotros en su
estado más elevado y perfeccionado. Mientras más certeza tengamos en que el
Creador las preparó para nosotros y de que están aquí, más posibilidad
tendremos de recibirlas. Esta es una enseñanza extremadamente poderosa de la
porción de Tetsavé.
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