Mientras caminaban al aire libre, un discípulo le preguntó a Wei-kuan: “¿Qué es el Tao?”.
Wei-kuan siguió caminando y dijo: “¡Qué bellas montañas!”.
El joven volvió a insistir: “¿Por qué me habla de las montañas?
Yo quiero saber acerca del Tao”.
Y Wei-kuan respondió: “Mientras no puedas contemplar y admirar
las montañas, no tienes posibilidades de comprender al Tao”.
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