Por Karen Berg
Cuando se trata de meditación, a menudo se nos pide
que cerremos los ojos y busquemos el silencio. ¿No es curioso que cerremos los
ojos cuando queremos “ver” más y hagamos silencio cuando queremos escuchar más?
Ocurre así porque nuestras respuestas están en el interior y no en el exterior.
El universo interior es mucho más grande que el exterior. La divinidad de
nuestra alma verdaderamente nos da todas las respuestas. Nuestra tarea es
aprender a
silenciar y eliminar las fuerzas externas que nos impiden hacer
introspección. El ruido exterior puede distraernos e incluso evitar que
escuchemos la hermosa música interior.
Esta semana, realizamos el viaje interior y el
recorrido menos transitado. Viajamos hacia dentro, lugar en donde reside
nuestro mayor poder. Si podemos deshacernos de las muchas distracciones del
exterior que a menudo no ofrecen soluciones reales, podemos escuchar nuestra
voz interna y encontrar las soluciones que buscamos.
Nuestra porción de la semana es Qui Tisá. Finalmente,
el Tabernáculo está por ser terminado.
Moshé deja a los israelitas para conectarse y
hablar directamente con el Creador. Llegamos a un punto elevado del viaje
espiritual de los israelitas. En este momento, Moshé recibe toda la información
y energía que el Creador le dio: la Torá y los Diez Enunciados. Los israelitas
tuvieron una unión completa con el Creador, tan poderosa que, por un momento,
la muerte fue eliminada de la Tierra. Los israelitas se conectaron con su
chispa divina interior. No tenían límites, tenían todas las respuestas y se
sentían en paz. Sin embargo, los israelitas seguían teniendo la tentación de
ver hacia el exterior. Debido al miedo de que Moshé los hubiese abandonado, los
israelitas, llenos de pánico, cometieron el error de dirigirse al exterior en
lugar de al interior. Crearon un ídolo de oro para reemplazar a Moshé. Al
hacerlo, provocaron que se redujera bastante la energía que habían recibido y,
como resultado, rompieron su conexión con el Creador. Moshé regresó posteriormente
y, con la ayuda del Creador, purificó a los israelitas y reestableció su
conexión.
No sólo los israelitas buscaron una solución
instantánea a sus problemas cuando las cosas se pusieron feas. Todos tenemos la
tendencia a buscar a alguien que nos salve, una píldora que nos cure o una
solución de alguien que consideramos más inteligente. Pero al igual que los
israelitas lograron estar en unidad con el Creador, con la ayuda del universo
esta semana nosotros también podemos hacer introspección y conectarnos con
nuestra propia chispa divina y omnisciente. Si estamos dispuestos a hacerle
espacio, la conexión que los israelitas tuvieron con el Creador puede ocurrir
en nuestra vida hoy. Dentro de cada uno de nosotros yace todo lo que alguna vez
necesitaremos. Dentro de nosotros hay un tesoro de regalos. Adentro encontramos
las respuestas que buscamos, las soluciones que necesitamos y la valentía para
enfrentar nuestros miedos.
A veces sólo necesitamos apartar todas las
distracciones para poder encontrarla.
Esta semana en tus meditaciones, busca un lugar
tranquilo y cierra los ojos. Haz introspección. Respira profunda y lentamente.
Sé consciente de la chispa divina del Creador que está dentro de ti. Conéctate
con tu Luz interior. Siente la gran riqueza que llevas dentro.
Y si haces una pregunta y
escuchas con suficiente atención, apuesto a que escucharás una respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario