Esta semana se activa, quizá más que nunca, nuestro poder para ser
creadores en nuestra vida y hacer realidad nuestros sueños.
Cuando nace un bebé en este mundo, la primera parte que sale del útero
es la cabeza. La cabeza es lo que recibe el primer rayo de luz. La cabeza
representa el “ser” del bebé. La energía del “yo” es la que respira por primera
vez. Se dice que las manos del bebé apretadas al nacer son un indicador de
nuestro Deseo de Recibir. Desde el momento en el que nacemos, mucha de nuestra
energía consiste en recibir. Este es el hermoso diseño del Creador, ya que
fuimos creados para ser receptores con el fin de adquirir todo el amor y la
beneficencia que el Creador desea impartirnos.
Mientras crecemos, física y espiritualmente, aprendemos que el Deseo de
Recibir no puede ser la única cualidad que debemos mantener en nuestra vida. Al
madurar, aprendemos que no podemos continuar comportándonos como niños por
siempre. Aunque la adultez nos haga cambiar, disfrutamos esta profunda
oportunidad para madurar. Cuando finalmente somos adultos, podemos crear una
vida increíble y satisfactoria para nosotros. Podemos convertirnos en
inventores, artesanos, estudiosos, empresarios; en amos y maestros de nuestro
propio destino. A la larga, muchos de nosotros quizá nos volveremos padres,
crearemos nueva vida que respirará por primera vez en este enorme y amplio
mundo.
Este es el proceso de la vida. Nos damos cuenta de que el Deseo de
Recibir no nos lleva tan lejos. El Deseo de Compartir y dar son los que,
paradójicamente, nos dan la plenitud que verdaderamente buscamos y la vida que
deseamos vivir. Cuando pensamos en los demás y queremos darle al mundo,
logramos convertirnos en los mejores líderes, empresarios, padres; la mejor
versión de nosotros mismos que nuestro corazón anhela genuinamente.
Esta semana enfrentamos el inicio de un nuevo año. Al final de la
semana, la Luna Nueva de Aries florece, esto marca el inicio de un nuevo año
astrológico y, por ende, un nuevo ciclo comienza para todos nosotros. Esto ya
debería mostrarnos que esta semana es una oportunidad para renacer. Recibimos
el gran regalo y la oportunidad para crear la magia en nuestra vida que sólo
podemos obtener cuando maduramos, cuando nos convertimos en el ser generoso que
estamos destinados a ser.
No es coincidencia que nuestra porción de esta semana sea Vayikrá.
Cuando los niños comienzan a estudiar la Torá, Vayikrá es la primera porción
que les enseñamos. Esperamos que las sencillas pero profundas lecciones de esta
porción acompañen a los niños durante toda su vida. Vayikrá también es el
primer capítulo en nuestro nuevo libro de la Torá conocido como Levítico. En
esta aprendemos sobre los sacrificios que los israelitas hicieron en el
Tabernáculo para purificarse. Sacrificios que eliminaban el egoísmo y, al
final, les permitían acercarse al Creador. Con la presencia de Dios que moraba
con ellos en el Tabernáculo, los israelitas entonces hicieron su viaje para
unirse al Creador. Los sacrificios y las ofrendas de los israelitas eliminaban
el ego y el Deseo de Recibir para transformarlos en seres generosos. Cuando los
israelitas crecieron y maduraron de este modo, fueron capaces de unirse más con
la energía generosa del Creador. Esta semana nosotros también recibimos la
ayuda para sacrificar nuestro ego y comportamiento egoísta para darle paso a la
vida que, de todo corazón, anhelamos vivir.
Con el inicio del año nuevo al final de la semana, podemos tomar un
aliento fresco y energizarnos en todo lo que es posible durante el año
astrológico entrante. Todos nuestros sueños y deseos comienzan a florecer y
ocurre la prosperidad de nuestra vida. Sólo debemos estar abiertos a saber que
una vida que verdaderamente anhelamos no es una en la que vivimos como niños,
sino como poderosos adultos que apoyan a los demás. Proveer, cuidar y dar a los
demás nos dará la alegría y plenitud más auténtica. Todo lo que necesitamos
hacer para atravesar esta nueva puerta es estar dispuestos a desprendernos de
nuestro “pequeño ser” que sólo se preocupa por nuestras propias necesidades. Ya
que dentro de nosotros hay un gigante durmiente que es la chispa del Creador.
Esta chispa posee nuestro mayor deseo por convertirnos en seres que dan,
ayudan, crean y conquistan en este mundo; no seres que toman para sí y sólo
piensan en su propio bienestar. Estamos destinados a recorrer este viaje a la
adultez y a la madurez. Nos da las respuestas para hacer nuestros sueños
realidad.
Esta semana en tus meditaciones, regresa a tu infancia. Visita otra vez
a tu niño interior. Puede ser doloroso hacer este viaje, pero ábrete a regresar
una última vez a ese momento de tu vida. Siente cómo se sentía ser tú en aquel
momento. Recuerda los sueños que una vez tuviste y lo frágil que era tu
corazón. Bendice a ese niño. Dile que no se preocupe. Asegúrale que todo estará
bien. Visualiza a tu ser adulto abrazando a ese niño y dándole amor. Ahora
despídete de él. Susúrrale al oído que hay una hermosa vida que le espera, que
el camino por recorrer puede ser difícil a veces, pero que al final hay mucha
dicha y alegría. Respira profundamente de nuevo. Pídele al universo esta semana
que te ayude a realizar los cambios que necesitas hacer para crecer y alcanzar
tu siguiente nivel. Pídele a la Luz que abra tu corazón. Pídele a la Luz que te
ayude a compartir más, a dar más y a dar los pasos para convertirte en líder y
sustentar los sueños de tu alma.
Pídele a la Luz que despierte al Creador dentro de
ti.
Esta semana activamos al Creador que tenemos dentro para manifestar las
vidas que estamos destinados a vivir. Renacemos. Aunque ya no seamos niños,
cada año en esta época recibimos el profundo poder y regalo que nos permite
renovar nuestra vida. Si lo deseamos, podemos comprometernos de nuevo con el
camino de espiritualidad y avanzar para despertar a Dios en nuestro corazón. Ya
que nosotros verdaderamente comenzamos a vivir cuando esta chispa divina brilla
libremente.
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