by Carolina G
Imagina el
Universo justo antes del Big Bang. La nada, la no forma, el caos. De repente,
una explosión libera la energía acumulada y, con gran impulso y potencia, una
bola de fuego estalla por el Cosmos, avanzando sin dirección pero a pura velocidad,
luz y fuerza, abriéndose paso agresivamente, con confianza, decisión y deseo de
conquista. Esta es la energía de Aries, primer signo del Zodíaco, primera fase
de la vuelta de nuestro planeta alrededor del Sol, que nos conecta vivamente
con la sabiduría del instinto.
Con el
Equinoccio que se formó el pasado 20 de Marzo, el Sol hizo su entrada al primer
signo del Zodíaco, abriendo así un Año Nuevo Astrológico. De esta manera,
comenzamos la Temporada Aries 2018 y es importante comprender las cualidades de
la energía presente para poder subirnos a la ola del Tiempo.
Aries es la
primera fase de este sistema circular que llamamos Zodíaco y representa el
movimiento de manifestación del nuevo proceso, la impulsividad, la
inestabilidad que da lugar a la Creación, así como el deseo instintivo de
conseguir la propia identidad.
Aries es un
signo que corresponde al elemento Fuego modalidad Cardinal. Es energía que se
manifiesta como una explosión agresiva, veloz, pura impulsividad, pura energía
libre que no tiene forma, solo tiene esa sensación de ser, esa potencia de ser
que se mueve a través de la conciencia del deseo y la irradiación del espíritu.
Precisamente,
Aries es la la explosión energética del Espíritu que comienza su viaje de Vida.
Aries es el inicio que da vida al viaje hacia la evolución.
Por eso, con la
entrada del Sol en Aries se abre un nuevo ciclo, un nuevo proceso, un nuevo
portal dentro de nuestra Conciencia, y la gran oportunidad es alinearnos a esta
renovación que estamos viviendo para decidir andar un camino de evolución
consciente, con la motivación por el desarrollo, por la maravillosa experiencia
de superación de nosotros mismos.
La rueda de la
existencia gira continuamente. Solo la Conciencia de que somos parte de un Todo
mayor, y la decisión de conocer esa energía universal que somos, es lo que nos
conduce a la verdadera evolución, a la verdadera sabiduría, paz y felicidad.
Ser Humano es
ser creador, y Aries nos pone de frente con esa Verdad, brindándonos impulso a
la acción, deseo, y decisión para conquistar aquello que queremos. Crear
nuestro Yo requiere coraje, valentía y una conexión plena con la voz de nuestro
espíritu. Aries, precisamente, nos ilumina en este sentido para entrar en
contacto con la voz de nuestra intuición y permitir iniciar aquello que
deseamos crear para realmente superar quienes estamos siendo. Para eso, es
importante conocer nuestros deseos actuales, aquellos hoy nos entusiasman a
desplegar nuestra fuerza de creación y conquista hoy, siempre considerando que
somos parte de este Todo.
En este
sentido, la Temporada Aries nos invita a crear Conciencia sobre nuestra
dimensión espiritual, nuestro Ser, que crea a partir del deseo auténtico del
Yo, del contacto pleno con la sabiduría del instinto. Así, el tránsito del Sol en
Aries nos invita a cultivar la confianza en nosotros mismos y en el poder que
surge de nuestro centro creador. Al confiar en nuestra propia chispa divina, al
ver plenamente la gota del Sol que somos encarnados en la Tierra, estamos
presentes, conscientes de quiénes estamos siendo, y podemos así saber lo que
queremos para dar vida al deseo.
La Temporada
Aries nos regala la posibilidad de experimentar un renacer, darnos nueva luz, y
abrir una oportunidad de nueva creación.
Por eso es
tiempo de inyectar toda la energía en iluminar la sabiduría del instintopara
comenzar lo nuevo, tomar decisiones, delinear nuevos caminos, afirmarnos en el
cambio, liberar el deseo individual y
hacer contacto pleno con nuestro poder creativo.
A partir de la
Temporada Aries vivenciamos nuevamente las doce fases zodiacales, los doce
arquetipos de la energía universal, 12 signos = 12 meses, los doce portales
que, conjuntamente, conforman el proceso de evolución del Ser.
Así, durante
todo este mes podremos vislumbrar un nuevo ciclo en nuestra experiencia, una
nueva apertura, crear las bases para este nuevo proceso creativo y tal vez
también sentir una nueva intensidad de nuestra personalidad, del poder de
nuestro Ser Creador.
En este ciclo
hay dinamismo e identidad en acción, creatividad, impaciencia e impulsividad.
Es un tiempo de pura expresión de la propia personalidad y hay que tener mayor
cuidado en no olvidar que somos seres sociales, que no estamos solos y que el
otro merece también nuestro reconocimiento, así como el Todo que también somos,
el Cosmos.
Es tiempo de
comprometernos a imponer la voluntad del Ser sobre nuestra naturaleza inferior,
el Ego. Tiempo para experimentar la evolución que surge cuando el Ego se pone
al servicio de nuestro Yo Superior, cuando creamos en virtud del Ser que somos.
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