Por Karen Berg
Llegamos al momento en el que comenzamos a albergar la energía de todo
el año. Cáncer es el inicio de los últimos tres meses del calendario
kabbalístico. La energía que hemos creado durante los últimos nueve meses
comienza a asentarse y se posa en las palmas de nuestras manos. Al igual que la
belleza y la gracia de la mariposa monarca, esta energía flota hacia nuestras
manos si estamos abiertos y preparados para recibirla.
Debido a su única cantidad de poder, el mes de Cáncer es conocido como
uno de los tres meses “negativos” del año. No debemos pensar en la palabra
“negativo” en una forma tradicional. No hay juicio en el polo negativo de una
bombilla. De hecho, sin el polo negativo, no puede haber luz en absoluto. Del
mismo modo, sin estos meses no podemos esperar manifestar la Luz que nos hemos
ganado en los últimos nueve meses. Les damos la bienvenida a este tiempo y a
estos meses por lo que son: grandes oportunidades para recibir más y para poder
convertirnos más en quienes somos auténticamente. Ya que cada día y mes son un
regalo del Creador. En la historia, fue en este mes (el 17 del mes de Cáncer)
que Moshé descendió del monte y nos dio el regalo de la Torá. Moshé trajo al
mundo inmortalidad y plena libertad del caos; esta es la energía colosal y
emocionante que está disponible ahora. ¿Pero qué ocurrió en el resto del
relato? ¿Qué sucedió después de que Moshé descendiera del monte? El polo
negativo de la bombilla aún no estaba consolidado y no era lo suficientemente
fuerte para manejar la energía. Las personas estaban recibiendo con los puños
cerrados. No podían recibir lo que se les estaba entregando. Pero cada año, se
nos concede la oportunidad de corregir la historia y acoger lo bueno con las
manos y el corazón abiertos. De esta forma, el mes de Cáncer puede ser un
período de recibir la totalidad del año que ha transcurrido, y con ello, todas
las bendiciones de salud, prosperidad, felicidad, amor verdadero y unión con lo
Divino. Si tan sólo estamos dispuestos a abrir las manos un poco, sin miedo a
compartir lo que tenemos, y soltamos un poco, nuestras bendiciones flotarán
hacia nosotros.
Las personas del signo Cáncer son altamente intuitivas y sensibles.
Ellos son la vasija del año y personifican las características del cuerpo
celeste que los rige, la Luna. Lo reciben todo, por decirlo de alguna manera, y
debido a esto, observan con detenimiento cada movimiento o gesto, buscando
incansablemente indicios de cambio o problemas en su entorno. Esta sensibilidad
por sí mismos y por el mundo que les rodea puede crear la necesidad de
refugio.
Los cancerianos suelen ser hogareños como un remedio ante la cantidad de
emociones que reciben diariamente. El hogar para una persona de este signo es
la forma en la que pueden sobrevivir a su aparente infinita “política de
puertas abiertas” al mundo. Como resultado, el canceriano cree que no tiene
otra opción más que detener el flujo de energía y crear una desconexión de él.
Esto nos lleva a la mascota de este mes, el cangrejo. La característica más
resaltante del cangrejo es que camina de lado. Caminar de lado no es fluir,
sino más bien es un método de traslado de “detenerse e iniciar de nuevo”. Esta
forma deliberada de desacelerar el proceso es a menudo la única manera que
tienen los cancerianos de lidiar con la arremetida de energía que reciben, no
sólo durante treinta días del año, sino cada día de sus vidas. No obstante,
cerrarnos a la energía no es una solución a largo plazo. Es durante este mes
que la necesidad de compartir con nuestro prójimo y mostrarle amor y dignidad
humana se hace más esencial que en cualquier otro mes. Crear ese espacio para
albergar esta energía es de suma importancia si deseamos hacer de este mes un
tiempo de bendiciones y positividad, en lugar de cualquier cosa conectada con
el potencial opuesto del mes de Cáncer.
Que todos podamos estar dispuestos a abrir nuestra mente, nuestro
corazón y nuestras manos.
Que todos podamos finalmente, usando la sensibilidad contenida en este
mes, hacer el esfuerzo por ocuparnos de verdad por nuestro prójimo y por las
personas que encontramos diariamente. La sensibilidad de este mes no está
destinada a ser una trampa que nos haga volver a nuestro caparazón, sino más
bien a ser la solución que nos dio el Creador para comprender mejor las
necesidades y los deseos de los demás. De esta forma podemos convertirnos en
los canales necesarios para emanar Luz a aquellos a nuestro alrededor y al
mundo entero.
Deseo para ti, querido lector, y para cada alma en la Tierra toda la
alegría que sé que este mes puede traer. Que el júbilo de ese momento especial
de la vida, en el que una elegante mariposa llega a posarse en tus manos, esté
contigo.
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