El nuevo tiempo, la Era de
Acuario tiene una dirección indiscutible hacia la fraternidad, la igualdad, la
libertad, la justicia, la paz. Pero cuando estas ideas se topan con las
creencias llenas de egoísmo que forman parte de nuestra memoria sucede el
inevitable enfrentamiento. ¿Quién libra esta batalla? La mente y sus
memorias que se sienten amenazadas con la idea que se está captando y cuando la
respuesta emocional se suma a esta oposición, tenemos una verdadera batalla
librándose
en nuestro interior.
Hay dos caminos. O me engaño pensando que todo está bien, que las
ideas de fraternidad, igualdad y libertad son hermosas y las aplaudo, pero sigo
con mis egoísmos, mis posesiones, mis creencias separatistas, o realmente me
pongo a trabajar, transformando mi mundo interno. Cuando creo firmemente en
unos principios y no actúo de acuerdo a ellos, la vida se llena de
incoherencias. Y la incoherencia crea mucha confusión interna. Es mucho más
sano reconocer que no hemos alcanzado el grado de verdad que nos permite
encarnar por completo los principios en los cuales creemos que engañarnos
pensando que somos un reflejo de la enseñanza y adentro, muy adentro, tenemos
pensamientos, emociones y deseos ocultos que pueden estar en franca oposición
con lo que creemos, creándonos mucha confusión.
La vida mental, la naturaleza de sentimientos emocionales y el cuerpo y
sus hábitos, siempre van a tener elementos que se opondrán a la energía
que viene del alma. Si reconocemos esta oposición como algo natural, como un
proceso por el cual pasan todos los discípulos, entonces, lo podemos tomar con
espíritu alegre, quitándole el drama que suelen tener estos
enfrentamientos. Si reconocemos que son dos naturalezas diferentes, con
sus respectivas leyes que se enfrentan, lo podemos tomar como parte del proceso
de la vida en la materia, y también como parte del trabajo que, como seres
humanos, venimos a hacer en esta Tierra. Porque cambiamos la condición de la
Tierra cambiando la cualidad de la sustancia de la que se componen nuestros
cuerpos físico, emocional y mental.
Por este motivo, es necesario “pensar”. Pero “pensar” desarrollando la
facultad selectiva mental y no utilizando los viejos patrones de pensamientos
con los que hemos sido educados. Estos pensamientos formas aprendidos
encarcelan nuestra conciencia y atentan contra su expansión. “Pensar” para
poder reconocerlos y no vivir irreflexivamente, guiados por los pensamientos
que otros han pensado y los gustos que otros nos han sembrado.
De una inteligencia basada en la memoria, pasemos a una inteligencia
basada en el contacto directo con la Sabiduría del Alma. Es poner nuestra
atención en la “Realidad” y no en el símbolo de esa realidad que se encuentra
en nuestra memoria.
La diferencia entre un Iniciado y un discípulo es que el Iniciado no
tiene un mecanismo mental de respuesta automática basado en la memoria y al no
estar atado a la memoria, tiene a su disposición toda la energía de sus cuerpos
para el proceso creador.
Cuando percibimos la vida desde la mente concreta y sus memorias,
vivimos atrapados en la forma. Pero cuando reconocemos que somos el Alma,
cuando podemos percibir esa Realidad y desde allí manejamos la sustancia de
nuestros cuerpos físico, emocional y mental, nos convertimos en creadores
conscientes, forjadores de la nueva cultura, la cultura del alma, la cultura
del amor.
Somos el alma, somos creadores, somos magos. Actuemos de acuerdo a
nuestra verdadera naturaleza y seamos pacientes con la fuerza, la energía y la
sustancia de nuestros vehículos que poco a poco se irán adaptando a la nueva
vibración. La tarea es buscar ser, a cada instante, lo que somos. ¡El
Alma! Y allí permanecer.
Desde el alma y con profundo
amor, Carmen Santiago
Para el alma no hay luz ni
oscuridad, sólo existencia y amor… No hay separación, sino únicamente
identificación del corazón con total amor; cuanto más amor demuestren, más amor
puede llegar a otros a través de ustedes. Las cadenas del amor unen al mundo de
los hombres con el mundo de las formas constituyendo la gran cadena de la
Jerarquía. El esfuerzo espiritual que se les pide realizar es desarrollarse y
llegar a ser un centro vibrante y poderoso de ese fundamental AMOR universal.
D.K
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