Se dice que la Celebración del Espíritu de
la Navidad, es una tradición de origen nórdico y que ha sido adoptada
desde hace muchos años por varios países del mundo, especialmente en
Latinoamérica, como parte de las costumbres características de esta época tan
importante y señalada alrededor del mundo. Esta festividad toma
la fecha del 21 de diciembre, día en
que la Tierra entra en el Solsticio de
Invierno, es decir, cuando el planeta se encuentra en el punto más lejano de su
órbita respecto al sol; es la ocasión propicia para que, entre las diez y unos
minutos pasada la medianoche el Espíritu de Navidad baje a la tierra y visite
a los hombres de buena voluntad que le dan la bienvenida, recibimiento que
se retribuye con abundancia, paz y amor para los próximos doce meses.
La leyenda, según el ángel Uriel,
relata que el espíritu llegó al planeta proveniente de una galaxia lejana y se
instaló en la región Norte, en lo que hoy se conoce como la península
escandinava. El espíritu de la Navidad es concebido no como una persona de
carne y hueso, a pesar de que la leyenda así lo describe, sino más bien como
una energía que viene desde del centro de nuestro sistema estelar y
que llega año tras año para repartir, más que cosas materiales, aquello de lo
cual los seres humanos no pueden prescindir: paz, amor, armonía y alegría.
Quienes creen en la llegada del Espíritu de la
Navidad celebran el 21 de diciembre, exactamente entre las 10:00 y las
12:00 de la noche, un ritual para dar su bienvenida. El día anterior,
limpian la casa, con el fin de recibirlo libre de energías negativas y luego al
día siguiente, después de la cena, encienden velas y aromas de mandarina o
limón. Los deseos que se le piden se escriben en orden de prioridad de
mayor a menor y se recomienda pedir en primer lugar por el bienestar y la paz
mundial hasta llegar a los deseos más personales. Se cortan en tiras y se guardan
hasta la visita del año siguiente para que se puedan quemar sólo aquellos que
se cumplieron.
Existen muchas teorías en torno a la verdadera
identidad de este ser, una de las más extendidas menciona que el Espíritu
de la Navidad es realmente un Egregor que supuestamente surgió del
pensamiento de Jesús —recordemos que un egregor es un pensamiento colectivo que
ejerce una gran influencia en las personas— y, que, al ser un pensamiento
surgido de un ser lleno de bondad, se convirtió en un espíritu bondadoso que
buscaba ayudar a los humanos.
Otra teoría cuenta que hace cientos de miles de
años un ser de gran belleza y bondad llegó a la tierra proveniente de un mundo
muy alejado al nuestro y, por supuesto, más evolucionado; pronto se instaló en
tierras nórdicas y, al ser más evolucionado, lograba hacer realidad los deseos
de las personas a las que visitaba cada año (coincidiendo con el invierno) para
regalarles luz y energía.
¡Feliz día del Espíritu de la Navidad!
EDUARDO LUZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario