Se avecina una Luna llena muy
especial pues coincide con la entrada del Sol en Capricornio que marca el
Solsticio de Invierno, un tiempo de renacer del niño interior, tiempo en que el
Sol, invicto, vuelve a crecer en el cielo brindándonos un poco más de luz cada
día.
El Sol, símbolo Crístico por
excelencia, reverenciado por diferentes culturas y civilizaciones con
diferentes nombres, Ra, Surya, Helios, Inti, etc., nos invita, en estas fechas,
a experimentar nuestro Cristo Interno, ese Sol en Capricornio que cristaliza su
Luz, plasmando su poder, su brillo y su energía en el plano material.
El Cristo, como arquetipo, representa
la Luz del Mundo, que experimenta el Sagrado misterio de la muerte y el
renacimiento, y es esto, precisamente, lo que el Logos Solar como principio nos
enseña a través de su periplo de solsticios y equinoccios.
Celebremos pues con Él el misterio de su renacimiento, sintamos esa Luz y
ese calor que, en medio del frío, nos brinda la certeza de que la Vida continúa
vibrando y latiendo en nuestra estructura y celebremos también esta Luna que
recibe su Luz en el signo de Cáncer.
Una Luna sin duda para
experimentar más plenamente que nunca nuestro mundo emocional pues se encuentra
en su domicilio, donde se muestra tal cual es, de la forma más pura y natural y
donde se siente totalmente cómoda, en casa.
Con esta Luna nuestras
emociones estarán a flor de piel, pudiendo llegar a ser tan fluctuantes como lo
es, por naturaleza, la Luna.
Nos encontraremos más
receptivos, sensibles y vulnerables de lo habitual, incluso es posible que
estemos algo melancólicos, así como también más afectuosos y demandantes de
cuidados y afecto.
Esta Luna tiende, además, a volvernos
más caseros y hospitalarios y a sacar a relucir nuestro lado más maternal,
haciendo que estemos más preocupados por la familia.
Es momento de proteger y
cuidar a aquellos que, de alguna manera, precisan de nosotros, especialmente
aquellas personas a las que nos une un lazo familiar y/o afectivo.
Es importante también hacer
énfasis, en esta Luna, en el tema de la nutrición. ¿De qué alimentamos nuestro
cuerpo y nuestra alma?, ¿Falta o sobra algo dentro de esa necesidad de
nutrición que podamos evidenciar en esta Luna?
En general, es tiempo de
cuidarnos más, de comer mejor, de arroparnos bien y dar a nuestra casa un
ambiente más acogedor y afectuoso que nos haga sentir en un verdadero hogar.
La Luna llena en Cáncer también
estimula nuestra intuición e imaginación pues el psiquismo se ve potenciado por
el elemento agua al cual pertenece este signo.
Es importante mencionar que
esta Luna participa de una T cuadrada con el Sol en Capricornio y Quirón en
Piscis, confrontando la marcada y natural sensibilidad de la Luna canceriana
con la frialdad, practicidad y racionalidad experimentada con el el Sol en
Capricornio, generando tensión con alguna herida profunda que estará resonando
con esa herida de separación de la fuente de amor incondicional que todos
compartamos en el inconsciente colectivo en tanto seres encarnados en este
mundo de la forma, donde lo material nos ha hecho olvidar nuestra verdadera
naturaleza, espiritual, eterna, trascendente.
Meditemos pues sobre ello en
esta maternal Luna, que su dulce Luz nos arrulle y nos arrope acompañándonos en
este inminente crecimiento y maduración vital que nos ofrece el Solsticio de
Invierno.
Feliz encuentro con tu Cristo
Niño Interno y tu Madre Interior.
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