Por Karen Berg
Bienvenidos a la Luna Nueva de
Géminis. Después de pasar por la pesadez del mes pasado, le damos la bienvenida
a la levedad que este nuevo mes de Géminis puede ofrecernos. Este es el tercer
mes del año astrológico, lo cual nos insinúa su poder y regalos especiales.
Géminis es representado por los gemelos. Sabemos que la imagen de la
constelación que representa a cada signo nos da conocimientos sobre las
cualidades internas y secretos del mes.
Cuando pienso en gemelos, recuerdo a
los dos querubines de oro que fueron situados sobre el Arca del Pacto. El Arca
es la morada física de las tablas de piedra en las que fueron grabados los Diez
Enunciados. Los Diez Enunciados son nuestro manual espiritual para la vida que
nos fue dado por el Creador durante este mes de Géminis. La Torá dice: “Los
querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el
propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio”. Los
querubines eran ángeles gemelos dorados e idénticos que estaban perpetuamente
sobre uno de los artículos más santos de toda la historia. Estos ángeles gemelos eran
distintos, pero iguales. Eran dos entidades diferentes, pero
también el reflejo uno del otro. Los ángeles nos revelan un secreto sobre
nosotros mismos. Nosotros también tenemos un gemelo, un reflejo. Su identidad
es revelada al inicio de la Torá cuando dice: “Dios creó al hombre a Su imagen
y semejanza”. Somos los hijos del Creador y, por lo tanto, cada uno de nosotros
fue hecho a imagen y semejanza de Él. Cada uno de nosotros tiene el “gen de
Dios” en su interior. En efecto, el Creador está dentro de cada uno de
nosotros.
De muchas maneras, somos un
gemelo del Creador. Sabemos que nuestro cuerpo abarca las diez dimensiones
conocidas como Sefirot. Cada parte del cuerpo refleja y se corresponde con los
diferentes compartimientos de energía en los Mundos Superiores. Somos un
microcosmos del universo. El mes de Géminis, o mes de los “gemelos”, nos revela
el secreto que ha estado oculto por mucho tiempo: un generador de potencial nos
espera en nuestro interior. La energía del Creador es nuestra esencia y
nosotros también tenemos la capacidad para crear milagros y atraer bendiciones
una vez que nos conectamos con la Fuerza de Luz del Creador que tenemos en
nuestro interior. El mes de Géminis llega para recordarnos la verdadera
identidad que nos dieron por medio divino. Nos recuerda la necesidad urgente de
despertar este “gen de Dios”. ¿Acaso no hay corazones rotos, estómagos
hambrientos y lágrimas derramadas en este mundo? ¿Acaso faltan personas que
necesitan cuidado? Cuando actuamos de modo amoroso, generoso y atento,
activamos al Creador interior. El Creador es un sustentador, cuando sustentamos
a los demás nos conectamos con Su energía y bendiciones. Ya que cuando damos,
en realidad nosotros somos quienes recibimos.
La gente nacida bajo la
influencia de Géminis es inteligente. Son intelectuales que buscan y absorben
información a alta velocidad. Son conocidos por ser excelentes comunicadores.
Pero estas cualidades sólo tocan la superficie del potencial y el espíritu de
Géminis. El planeta regente de Géminis es Mercurio. Mercurio está relacionado
tanto con la comunicación en el mundo físico como conla integración
de la dimensión física y la espiritual. Comenzamos a ver todos los elementos
que están en acción durante este mes para motivarnos a reconocer qué y quién
somos realmente. Al igual que un heredero perdido que se reencuentra con su
reino, este mes descubrimos el tesoro que nos espera. Un tesoro que es nuestra
herencia divina.
El mes de Géminis es un tiempo
para formar uniones duraderas (como matrimonios) y es apropiado para meditar
sobre las maneras en las que podemos integrar a los “gemelos” del mundo físico
y del espiritual que viven en todos nosotros. Es un tiempo para que
desarrollemos una relación más profunda con nosotros mismos a fin de
revelar al Creador que llevamos por dentro, que quizá ni siquiera sabíamos que
existía. Con la ayuda del cuerpo celeste de Mercurio y la constelación de
Géminis, nos arriesgamos a ir más allá de un nivel superficial y somos capaces
de tener un contacto y comunicarnos con el Creador en nuestro interior. Una vez
que despertemos esta chispa de Dios de nuestro interior, lograremos comenzar a
tomar el control de nuestros destinos y realidades. La Kabbalah enseña que no
fue el Creador quien dividió el Mar Rojo: el pueblo lo hizo. Este mes, el
cosmos nos invita finalmente a profundizar más para descubrir el tesoro oculto
en el interior. El mundo está esperando. El mundo necesita que todos le
ofrezcamos los regalos especiales y el amor único que nacimos para dar.
Emprender el viaje de ser como Dios es siempre para nuestro propio beneficio;
el hecho de que los demás también se beneficien es tan sólo un maravilloso
valor añadido.
Recuerdo la historia del hombre a
la deriva en el mar. Oró al Creador para ser rescatado. Primero llegó un bote
que rechazó, declaró que estaba esperando a que Dios lo salvara. Luego pasó un
avión que también rechazó porque estaba seguro de que el Creador iría a
salvarlo. No obstante, al final murió. Cuando llegó a los Mundos Superiores y
se encontró con el Creador, le preguntó: “¿Dónde estabas? Morí en ese mar. Oré
para que me salvaras”. A lo que el Creador respondió: “Nunca te abandoné.
¿Quién crees que te envió el bote y el avión?”.
Que en este mes todos nos demos
cuenta de que esta composición divina es algo que tenemos en común con cada
alma en la Tierra. De verdad todos somos hermanos y hermanas, hijos del mismo
Padre. En nuestras manos tenemos el poder para cambiar el mundo, nuestra vida y
ser como el Creador para los demás. De este modo, cuando
ayudamos a los demás, sabemos que es como si ayudáramos al mismísimo Creador.
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