Por Michael Berg
La porción de Behar
contiene una enseñanza fundamental y un regalo del que ya hemos hablado, pero
el cual es muy importante que despertemos nuevamente porque hay una abertura
para que cada uno de nosotros eleve su conciencia en un modo que no es posible
en ningún otro Shabat del año.
Behar habla del
concepto de shemitá, el ciclo en el que la tierra es labrada por
seis años, pero no el séptimo. El Creador le dice a Moshé que les diga a los
israelitas que el
séptimo año tienen que dejar descansar la tierra. Ellos se
preocupan y se preguntan cómo comerán en ese séptimo año y el siguiente, a lo
que el Creador respondió a través de Moshé: “No se preocupen, Yo les enviaré Mi
bendición que alcance para alimentarlos desde el séptimo hasta el octavo año”.
Como sabemos, la Torá
es muy precisa en su uso de las palabras y del lenguaje, aunque la manera en la
que están organizados estos versículos no tiene sentido. Y esta es una de las
pocas veces en las que el gran Kabbalista Rav Elimélej de Lizhensk cita una
enseñanza de su hermano, Rav Zusha de Anipoli. Él pregunta: ¿Por qué
necesitamos este vaivén? ¿Por qué el Creador no dice directamente que no se
trabaje en el séptimo año y que no nos preocupemos porque “Yo les enviaré mi
bendición”? ¿Por qué mencionar la pregunta de los israelitas y su duda? Su
respuesta es menos una enseñanza y más una esencia que queremos traer a nuestra
vida en este Shabat. Al final de este Shabat queremos estar con un sentido de
certeza completamente elevado; esa es la energía y la conciencia que revela
esta porción.
Por tanto, él dice
que el Creador, cuando estaba creando al mundo y a cada uno de nosotros,
también creó el canal de Luz para todas las necesidades que alguna vez
llegaríamos a tener. Desde el momento en el que nacemos, la Luz del Creador ve
cada problema o carencia que existirá para nosotros y crea el canal para
arreglarla y cubrirla. Y shemitá representa esa carencia; este
Shabat consiste en el proceso de proactivamente ponerse en el lugar de la
carencia objetiva sin tener ningún modo de cubrirla.
Pero ¿por qué
continuamos viviendo con carencia por semanas, meses o incluso años si la Luz
creó el canal para cubrir dicha carencia el día en el que nacimos? Estos
conductos y canales de Luz nunca paran, eso significa que si no hacemos nada,
esa Luz y ayuda fluirá siempre. Sólo hay una cosa que los daña: la pérdida de
certeza. Rav Elimélej nos dice que los pensamientos de duda y carencia
literalmente salen de nuestra mente, van a los Mundos Superiores a encontrar el
canal que está destinado a llevarnos a resolver determinado problema o a cubrir
alguna carencia y lo corta. En consecuencia, impiden que la ayuda descienda.
Por lo tanto, en este
Shabat lo que queremos recibir es un mayor deseo de no sólo tener certeza
porque nos dicen que esa certeza atrae Luz, sino de volvernos más fuertes al no
permitirnos continuar dudando o teniendo miedo. Ya que ese pensamiento de duda
y miedo provoca daños en los mundos celestiales y debilitamiento de la Luz.
Luego, desaparece la ayuda que estaba destinada a llegar. Sin embargo, si nos
elevamos nuevamente, ese canal se abre otra vez, pero la Luz tiene que
esforzarse más para darnos esa misma ayuda y bendición. Por supuesto, no
estamos destinados a ser perfectos, pero este proceso comienza con la claridad
de que cuando nacimos fueron creadas todas las soluciones a todos los problemas
que llegaremos a tener. Y cada vez que tenemos una carencia, tenemos que saber
que fue creado un canal de Luz para cubrirla.
Así pues, ese vaivén
con el Creador y los israelitas es para mostrarnos que si ellos no hubiesen
tenido ninguna duda, la Luz habría fluido hacia ellos para cubrir la carencia
como fue preparada para hacerlo en el tiempo de la Creación. Pero su duda cortó
el flujo y necesitaron despertar nuevamente su certeza. Y aunque va a ser más
difícil ahora porque dañaron ese canal, harán el trabajo otra vez y reactivarán
el canal.
No obstante, en
realidad todo debería ser más simple que eso; estamos destinados a vivir la
carencia sin la duda, tener certeza en que fue creado el canal de Luz que cubre
esa carencia y esperar a que venga. Estamos destinados a luchar esta batalla
sabiendo que cada duda o conexión con la carencia daña más ese canal y hace que
le sea más difícil a la Luz reabrirlo una vez más.
Si bien esta es una
lección muy importante que aprendemos en Shabat Behar, es aún más importante
pedirle a la Luz que nos eleve en este Shabat porque ahora sabemos el daño que
nuestras dudas les están haciendo a nuestros canales de Luz. Quizá esta semana
tuvimos cien pensamientos de duda y ahora le pedimos al Creador que nos dé la
fuerza para luchar contra esas dudas para sólo tener treinta, y la próxima
semana tener aún menos. Debemos luchar esa batalla y elevar nuestra conciencia
lo suficiente como para temerle a la duda y a la carencia para que menos
pensamientos de ese tipo dañen los canales de Luz, también para que puedan
fluir hacia nuestra vida las bendiciones que están preparadas para nosotros.
¿Qué pasa
cuando Venus se pone “fuera de límites”?????
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