Por Karen Berg
Cuando entramos en una
habitación oscura y activamos el interruptor, pareciera que instantáneamente
desaparece la oscuridad y la habitación se llena de luz. Los científicos nos
dicen que la luz viaja aproximadamente a 300 000 kilómetros por segundo. Si
pudieses viajar a la velocidad de la luz, podrías darle siete vueltas y media a
la Tierra en un segundo. La luz es una maravilla y sus cualidades son un
testimonio verdadero de su naturaleza divina y su origen. Así funciona
físicamente la luz, pero también es la manera en la que funciona
la Luz del
Creador en nuestra vida. Cuando activamos la Luz en nuestra
vida, se resuelven los problemas, se disipan las disputas, aparecen
instantáneamente las soluciones y lo que necesitemos puede llegar a nuestras
manos. Este es el poder de la Luz. La Kabbalah, que en hebreo
significa “recibir”, es el manual de nuestra vida que nos enseña a atraer la
Luz del Creador. El propósito de la vida es aprender a atraer esta Luz a
nuestra vida y al mundo. Esta semana, esta milagrosa Luz brilla en el cosmos
quizá con más intensidad que en el resto del año. Activamos el interruptor y se
enciende la Luz en nuestro mundo oscuro para traer a nosotros la claridad, la
visión, el entendimiento, la paz, el amor y la orientación que hemos estado
buscando. El cosmos nos ayuda esta semana con una enorme energía positiva para
permitirnos ver claramente nuestro próximo paso mientras también nos da bendiciones
inesperadas. Ahora tenemos la oportunidad para manifestar esta Luz del Creador
que puede eliminar los obstáculos, el caos y los problemas que hemos estado
enfrentando. Si estamos dispuestos a ser un canal para esta energía, esta
semana puede ser verdaderamente una de las más positivas de todo el año.
Nuestra porción y guía
de la semana es Nasó, la porción más larga de la Biblia. El Creador siempre nos
regala esta energía cuando estamos cerca de la festividad de Shavuot. Esto
ocurre porque la energía de Nasó y la festividad de Shavuot son una sola.
Shavuot es la apertura cósmica que ocurrió cuando la Torá fue dada al mundo y
con ella vino la Luz más poderosa revelada jamás, una Luz tan poderosa que hizo
desaparecer a la mismísima muerte y que la inmortalidad fuese alcanzada por un
momento. Este es el generador de energía que está activo a lo largo del
universo esta semana.
La porción de Nasó
también es la porción que se lee en la festividad de Janucá; también es usada
en ese momento para manifestar y atraer la increíble Luz que hay durante esos
ocho días. Entonces, ¿a qué me refiero con esto? ¿Estoy diciendo que, como la
Luz sobresale tanto esta semana, nuestros problemas automáticamente se
desvanecerán? ¿Acaso la Luz del Creador no brilla también en las otras 51
semanas del año? La porción de Nasó nos da la respuesta a estas preguntas. Nasó
describe los servicios, los sacrificios y las ofrendas que los israelitas
presentaban ante el Tabernáculo y el Creador. Imagina la porción más larga de
la Biblia, ¡y está llena de ofrendas y sacrificios! Este es el secreto de cómo
generar y atraer la Luz a nuestra vida. Ser generosos es el único modo de
recibir y mantener la plenitud duradera. La Kabbalah nos
enseña que dar y actuar en modo generoso son el secreto para canalizar la Luz
del Creador hacia nuestra vida. Esta semana es uno de los mejores momentos para
participar en este sistema espiritual.
La Luz disponible para
nosotros esta semana nos conecta con la energía que fue revelada en el Monte
Sinaí cuando se eliminó la muerte. Imagina nunca tener que decirle adiós a un
ser querido. Imagina que el gozo y las bendiciones de la vida nunca se acaben.
Imagina tener eternidades de bienestar y vitalidad infinitos. Esta gran promesa
del Creador es, en efecto, nuestro futuro y destino, pero esta semana podemos
tener una prueba de esa realidad. Si tan sólo estamos dispuestos a esforzarnos
en activar ese interruptor y ser un canal de esta Luz, podremos volver al
futuro y traerla aquí y ahora. Ser un canal de la Luz significa permitirle a la
Luz fluir a través de nosotros en beneficio de los demás. Estamos dispuestos a
recibir con el fin de convertirnos en seres generosos. Encender la Luz en
nuestra vida no necesariamente requiere mucho. ¿Cuántas veces ignoramos a un
compañero de trabajo que parece estar pasando por momentos difíciles
simplemente porque quizá estamos muy ocupados? ¿Podemos detener nuestro día al
menos por un momento, saludar y sonreírle? ¿Cuán a menudo nos encontramos tan
ensimismados que no nos permitimos sentir felicidad y alegría por los demás?
¿Estamos abiertos a tomarnos un minuto para detenernos, emocionarnos por la
alegría de alguien más y desearle lo mejor? Alegrarnos por los demás no nos
cuesta nada, pero nos otorga mucho a cambio. Las acciones de amor y bondad son
las que activan el interruptor en nuestra propia vida. Cuando canalizamos la
Luz por el bien de los demás, nosotros somos los que experimentamos esa Luz. Al
dar, recibimos automática e instantáneamente.
Esta semana en nuestras
meditaciones viajamos a la velocidad de la luz. En el nuevo amanecer, medita
sobre la luz del sol que viaja por el mundo. En cada momento del día, la
oscuridad desaparece mientras la luz va iluminando la tierra. Cada minuto el
sol sale en algún punto de la tierra mientras está a 300 000 kilómetros por
segundo a lo largo del globo. Ve allí y viaja con ella. En un instante, los
bosques, los valles, las cavernas y las ciudades oscuras se iluminan. Permite
que esta misma Luz entre en tu vida para que ofrezca amor, soluciones, milagros
y acabe con los conflictos.
Todo lo que tenemos que
hacer para acceder a la Luz del Creador es dejarla entrar. Si logramos
encontrar el espacio en nuestro corazón para amar a los demás un poco más,
podemos, finalmente, traer la totalidad de la Luz del Creador a este mundo y
eliminar cada rincón oscuro que hay en él.
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