POR DANIEL
JACOB
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Ni bien terminé
una serie de artículos para Niños de la Nueva Tierra llamado Enfrentando la
emergencia espiritual, Estados Unidos clavó sus dientes en otro más y mordió
con ganas. La masacre del Virgina Tech nos conmocionó a todos. Contenía todos
los puntos destacados (highlights), o debería decir los más oscuros (lowlights)
que una nación herida necesita, no solo para construir una serie de nuevas
historias emocionantes, sino también para despertar nuevamente a las personas a
la necesidad urgente que moviliza cuanto nos rodea, una necesidad que en gran
medida pasa desapercibida y sin abordar.
En este
momento, la humanidad está vacilando, yendo y viniendo, entre las perspectivas
de la Unidad y la Separación. Las Reconexiones se refieren a esto como un
“Cambio de Fase.” Nos enfocamos AQUÍ, luego nos enfocamos ALLÁ, tratando de
decidir quiénes y qué somos. Tarde o temprano, encontramos un lugar intermedio,
donde tiene lugar una armonización de atributos. Cuando esa mezcla ocurre, se
desarrolla un nuevo “aquí” y “allá,” una escalada, adentro y afuera, de varios
rasgos, habilidades y conductas.
Se informó que
este individuo que disparó en Virginia Tech era un "lobo solitario."
No importa cómo lo abordaron, realmente fue muy difícil establecer contacto.
Hay consejeros que se refieren a este tipo de situaciones como un
"trastorno de apego." Aunque todavía parece un poco pronto para tener
ideas serias sobre el origen de las acciones de este joven, tenemos sus
palabras, dejadas en un video que fue enviado a los medios durante su asedio
asesino. Fue una diatriba contra la conciencia de clase en los Estados Unidos,
la riqueza concentrada en pequeñas porciones de la sociedad y los "niños
ricos y malcriados," que solo podemos asumir que estaban entre sus
compañeros de clase.
Me estoy
enfocando en las cosas del padre en este momento, pero también quiero seguir
con algo sobre mamá. Ha estado desaparecida durante siglos, a pesar de que hay
mujeres físicas en este mundo que llevan su título. Estoy hablando, por
supuesto, sobre lo Divino Femenino. Todos echamos de menos ese elemento, ya sea
que lo sepamos o no. Pero por ahora, deseo hablar sobre la dinámica que existe
entre el Hombre y la Mujer, el Padre-Madre y el Padre-Hijo.
Me estoy
enfocando en las cosas de papá en este momento, pero también quiero seguir con
algo de la mamá. Ella ha estado ausente durante mucho tiempo, pese a que hay
mujeres físicas en este mundo que llevan su título. Estoy hablando, por
supuesto, del Divino Femenino. Todos echamos de menos ese elemento, ya sea que
lo sepamos o no. Pero por ahora, deseo hablar de la dinámica que existe entre
Hombre y Mujer, Padre-Madre y Padre-Hijo.
Amantes,
compañeros, custodios
A pesar de las
mejores intenciones, algo les sucede a dos personas cuando cambian su relación
de ser amantes a ser compañeros de vida. Algo más sucede cuando los compañeros
de vida se convierten en custodios, ya sea para un negocio o para la crianza de
niños. Dejaré que las personas involucradas determinen si eso es algo bueno o
no tan bueno. Se toman decisiones y se establecen prioridades. Si las
"reglas" no se acordaron mutua o colectivamente, alguien termina
enojado y decepcionado.
Helen Rowland
fue una prolífica periodista en su época, famosa por sus frases concisas sobre
el matrimonio. Dos de sus citas más perspicaces sobre el tema son:
"Un marido
es lo que queda de un amante una vez que se ha extraído el coraje."
"No estar
allí cuando un hombre la quiere es el mayor pecado de la mujer, excepto estar
allí cuando él no la quiere."
Entonces, el
primer "¿Por qué me has abandonado?" que un hombre escucha puede
brotar de los labios de su esposa. Tiempo atrás, él no podía esperar para
llegar a casa y abrazarla. Luego llega el día en que se tropieza en la puerta,
arroja su maletín, se sirve un trago y se pierde en el periódico de la tarde.
En más de 20
años de tratar con personas estresadas -personas casadas, padres de familia,
empresarios- lo que más me sorprende es la cantidad de personas que aún se
aferran a la noción de que esta situación podría o debería ser diferente.
Existe lo IDEAL, y luego está lo que tiende a ser REAL.
¿No hemos oído
hablar de la Regla general n° 471? "La familiaridad engendra
desprecio."
¿Es de extrañar
que cinco, seis, siete años en un matrimonio tiendan a realinear sus energías
lejos del "foso de la pasión" del primer amor, y a centrar su
conexión en otros empeños, ya sean negocios, pasatiempos o familia? Tal vez,
para eludir la parte del "desprecio", simplemente aprenden (como dijo
Kahlil Gibran tan acertadamente) "a hacer espacios en su unión."
Cuando un
amante se convierte en esposo, tiene que defender un mandato. Cuando llegan los
niños, eso se vuelve aún más pronunciado. Él debe tomar la iniciativa, tener
perspicacia, sostener a la familia y proveer. En el mundo de hoy, esas tareas
pueden absorber todo el tiempo. Pero incluso si no es así, muchos esposos y
padres finalmente se echan atrás. Permanecen alejados de los aspectos más
"personales" de la vida porque lo que una vez se hizo libremente, por
elección, se ha vuelto una obligación. Y la obligación tensa el amor de algunas
personas al máximo. Muchos amores simplemente no son tan fuertes.
En mi opinión,
el problema subyacente aquí no lo generan simplemente los amantes mismos. Es un
producto del formato de relación que todos hemos creado para mantener unida a
la sociedad. Ese formato se centra principalmente en nuestras billeteras en
lugar de nuestros corazones. Hablaré más sobre eso en artículos posteriores.
Los pecados del
padre
A medida que
movemos el enfoque de nuestra relación de la dinámica de Esposo/Esposa a Padre/Hijo,
me viene a la memoria una noticia que se mostró recientemente en CNN, llamada
"Los pecados del padre". Se centró en la experiencia de vida de uno
de los presentadores de CNN, Thomas Roberts, quien habló en un segmento de
"Anderson Cooper 360," para discutir abiertamente su abuso sexual
infantil a manos de un sacerdote católico. Ahora, a los 33 años, Roberts ya no
pudo seguir guardando silencio.
No entraré en
detalles aquí, porque la dinámica del "sacerdote abusador" se está
volviendo bastante familiar ahora. Lo que me resultó más interesante en esta
historia fueron los pormenores que dio Roberts sobre cómo comenzó todo.
Aparentemente, cuando estaba en séptimo grado, sus padres se divorciaron. Fue
un hecho traumático, que dejó al joven Thomas sintiéndose emocionalmente vacío
y solo. Este vacío se basó en la expectativa de que los padres y las familias
DEBEN permanecer juntos. Y cuando las cosas no funcionan, hay una gran
sensación de traición que se siente en muchos sectores de la sociedad.
Por lo que escuché
en la entrevista, el padre natural de Thomas abandonó la escena y la mamá tomó
el control de la casa. Sintiéndose falta de ayuda para tal esfuerzo, ella se
entusiasmó con la oferta de que interviniese un querido sacerdote local que
llevase a cabo sesiones de asesoramiento con su hijo. Cuando entró por primera
vez en sus vidas, el sacerdote era un caballero de brillante armadura. Sin
embargo, en poco tiempo, el "asesoramiento" comenzó a pasar a otras
actividades. Debido a que "el padre Foley" era tan querido y de
confianza en el vecindario, el joven dudaba en acusarlo. Él también estaba
bastante abrumado y confundido.
Los productores
de esta historia hicieron bien en crear un juego de palabras: "Los pecados
del padre". Un sacerdote católico hace mal uso de la confianza divina para
satisfacer sus necesidades lascivas. Tiene sentido, ¿verdad? Pero, ¿qué hay de
los "pecados" del padre que dejó a la familia en primer lugar?
Después de haber comenzado un viaje con este niño, ¿encontró papá algo más
atractivo que quedarse y proteger a su hijo a través de los desafíos que surgen
cuando un niño crece hasta la edad adulta?
No traigo a
colación nada de esto para avergonzar al padre. Ni siquiera querría avergonzar
al sacerdote. Dios sabe que la vergüenza ya juega un papel suficientemente
grande en la vida de ese hombre. ¿Qué necesidades "paternales" no
fueron resueltas para él para que terminase siendo un abusador? Tales VACÍOS
tienen una forma de moverse a través de la vida de alguien, como una niebla,
doblando y moldeando la personalidad humana en formas profundas y (a veces)
irreparables.
Mi verdadero
enfoque aquí es sobre los SISTEMAS SOCIALES que dictan ROLES y
RESPONSABILIDADES para las personas, ya sea que las personas involucradas
tengan o no el deseo o la capacidad para llevarlos a cabo.
Hablo sobre eso
detalladamente en mis dos series llamadas "La nación imaginada" y
"Una sociedad amiga del niño." La inserción del dogma religioso en
estos temas complica aún más las cosas. Toma lo que podría ser una relación
útil y amorosa con Dios y la convierte en un estado policial. Implica:
"Haz esto o Dios te castigará." Y si Dios no parece respaldar la
amenaza, entonces las iglesias y los gobiernos tratan de intervenir. Pero
veamos las cosas desde el lado de los niños. ¿Cómo se siente un niño al saber
que Dios o la Ley tiene que hacer que sus padres se ocupen de él? ¿Qué
conclusión saca sobre sí mismo?
Vidas de
silenciosa desesperación
Recientemente
me encontré con una película que habla de estas cuestiones a lo grande. Se
llama "El mundo de Leland". Es la historia de un joven con una mente
sorprendentemente clara y un corazón desesperadamente hastiado. Esto se está
convirtiendo en una condición natural para muchos jóvenes en estos días. Ellos
ven, oyen, no tienen ilusiones. Y también poseen poco poder para encarar cómo
se manejan sus vidas. Ustedes se conforman o fallan. Aquellos que se niegan a
entrar en "el reencuentro"(*) que hicieron sus padres de la
generación de la postguerra, finalmente se insensibilizan, convirtiéndose en
calderas solemnes e hirvientes de resentimiento y desesperación.
Leland P.
Fitzgerald (caracterizado por Ryan Gosling) es un chico así, el hijo de un
famoso autor (Kevin Spacey). Su hogar, como el de Thomas Roberts, también
estaba roto. No tenía relación alguna con su papá.
La película
comienza con un asesinato. Leland toma un cuchillo y mata a un joven
discapacitado, el hermano de su novia. Nadie parece entender por qué sucedió,
al igual que pocas personas realmente entienden qué hizo que Seung Hui-Cho les
disparara a todas esas personas en Virginia Tech. Pero Leland consigue ser más
elocuente que Cho. Y tiene un aliado en la película, un consejero que intenta
acercarse a él mientras el niño espera el juicio. Su entrevista principal es la
siguiente:
Consejero:
(señalando el estante de libros en la sala de asesoramiento) ¿Te gusta (Robert)
Frost?
Leland: Sé lo
que usted quiere de mí.
C: Solo pensé
que querías alguien a quien hablarle.
L: Es algo que
quieren para el juicio. Usted quiere un “por qué.” Bueno, tal vez no haya uno.
Tal vez esto sea algo que sucedió.
C: (Viendo que
el niño saca un diario de su mochila) ¿Sobre qué estás escribiendo?
L: Solo cómo
veo el mundo. ¿Cómo lo ve usted?
C: Lleno de
posibilidades. Creo que abundan las cosas buenas, las cosas positivas. ¿Y tú?
L: Bueno, creo
que hay dos formas de verlo. Los que son como usted dice, donde la vida está
bien. Tal vez hay cosas que están mal, pero ustedes no las ven.
C: ¿Cuál es la
otra forma?
L: Cuando usted
ve lo que realmente está ahí. Está siempre ahí, incluso cuando las cosas se ven
bien. Cuando los chicos juegan, las parejas se besan, y la basura está en todo
eso, pero la mayoría de las veces las personas miran justo a través de eso.
C: ¿Qué es el
“eso”? Quiero decir, qué es lo que no ven?
L: Como todo se
escabulle siempre. Cómo todos se mueren por dentro siempre … cuán tristes están
todos en realidad.
C: ¿Y ver las
cosas de ese modo hace que te sientas triste?
L: No me hace
sentir mucho de nada.
C: Somos
humanos, viejo…
L: Es divertido
cómo las personas dicen eso únicamente cuando hacen algo malo. Nunca escuchas
que alguien diga: “Solo soy humano” después de rescatar a un chico de un
edificio en llamas.
C: Es parte de
la vida.
L: Cuando dije
antes que no sentía mucho de nada, mentí. En su mayor parte lo mantengo fuera.
C: ¿Y cuando no
puedes?
L: Eso tapa mis
ojos. Es todo lo que puedo ver. Cuando veo un partido de béisbol, veo al chico
en la esquina al que no dejan jugar porque cuenta chistes malos. Y nadie piensa
que son divertidos. O veo a un chico y una chica enamorados, besándose, sabe, y
solo veo que ellos van a ser una de esas viejas parejas tristes algún día que
solo le hacen trampa al otro y no se pueden mirar a los ojos. Y yo lo siento.
Siento toda su tristeza. Solo que la siento mucho peor de lo que jamás lo
sentirán esa vieja pareja triste o ese chico cursi.
La conversación
continúa y Leland pasa de la revelación personal a cuestionar a su consejero
acerca de los conflictos que tienen lugar en su propia vida. Al principio, el
hombre se resiste a esto, y luego se da cuenta de que no se puede tratar con
niños alerta como Leland y se esconde detrás de un escudo de desapego o
autoridad profesional. Y así, dos almas se abren un poco la una a la otra, por
diseño artístico, por supuesto, y nosotros, el público, tenemos la oportunidad
de ver el interior de algo que raramente se ve a la luz del día.
Leland P.
Fitzgerald no es el primer chico que murmura en su corazón: “Padre, padre, ¿por
qué me has abandonado?” Y no será el último. El otro día vi una calcomanía en
un paragolpes que decía: “En una economía de guerra, CADA niño queda atrás.”
Pero Irak no es la única guerra que se libra en el mundo hoy en día. Padres,
madres, chicos, todos luchamos en las guerras donde sea que vayamos. ¿Y quién
debe ser “responsable” por los resultados y quién consigue escabullirse?
En el próximo
segmento seguiremos explorando las razones por las que el padre se oculta o se
echa atrás.
(*) (NT: Se
refiere a la película titulada The Big Chill en inglés y El Reencuentro en
español)
© Daniel Jacob
http://www.reconnections.net/father_father.htm
Título en
inglés: Father, Father… why hast Thou forsaken me?
© Daniel Jacob
Traducción:
Susana Peralta
Sitio oficial
de Daniel Jacob en español: http://www.manantialcaduceo.com.ar/daniel_jacob/new.htm
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