En definitiva, todo lo que aquí y en
otros tantos espacios se comparte tiene un único sentido: el de ayudar en esa
ampliación de consciencia que nos lleva a percibir de una forma diferente y por
lo tanto atraerá vivencias diferentes a nuestra vida.
En esa ampliación de consciencia cada
uno va a su ritmo y por tanto cada uno encontrará en su momento las
herramientas, los recursos necesarios para esa
transformación de percepción. Y
lo que para uno ahora es válido para otro lo será más tarde o no lo será nunca
porque su camino iba dedicado a otros menesteres… ¡vete tú a saber! Por eso,
juzgar el camino del otro o creer que uno sabe lo que el otro necesita… no
viene a cuento ni trae cuenta… para el que aconseja ni para el que no lo recibe
– bien porque no está preparado o porque está en otro momento… – Se gasta mucha
energía y el resultado es casi siempre nulo.
A veces nos sorprende que una persona a
la que le hemos dicho mil veces algo y no nos ha hecho ningún caso… un buen día
venga y te diga… que fulanito le ha dicho (lo mismo que tú le decías, ja, ja) y
que tiene razón y que… ¡pero si ya se lo había dicho yo!. Sí, pero en aquel
momento la persona no escuchó así que como oír llover.
No sé si será por el ego, por el
inconsciente, por los programas, por las creencias… (todo está ahí dentro de
ese batiburrillo)… pero lo habitual es “escarbar fuera” como hacen las
gallinas “yo no he sido, yo no he sido” y nos pasamos parte del día y de la
noche mirando fuera con el dedo acusador: mira este, mira el otro, mira
aquello, mira esto… de otros y escondiendo lo nuestro bajo una gran alfombra en
el cuarto oscuro.
Total… un desvarío.
El andar mirando afuera y juzgando lo
que veo y a los que veo hace que mi vibración sea la del juicio, la de no estar
complacido con lo que veo. Y esa vibración es con la que cuenta mi cerebro para
configurar sus órdenes: no diferencia que estoy enfadado por lo que ha hecho
fulanito o me ha hecho menganito: “es un gilipollas” … para el cerebro es igual
que “soy gilipollas” porque con lo que cuenta es con la vibración de enfado, de
disgusto, de desvalorización… el matiz que tenga para cada uno el gilipollas así
que cuanto más decimos de otros… más nos duele a nosotros porque el cerebro
entiende que todo eso nos lo decimos a nosotros mismos. ¡Mira tú por dónde!… ¿a
que no viene a cuento, entonces, el juzgar a otros… aunque solo fuera por eso?
Además, desde todas las culturas de
sabiduría antiguas y desde la física cuántica más actual se nos dijo y dice que
el otro no es sino nuestra propia proyección (la de nuestra vibración) así que
bien nos vale ejercitarnos en esa purificación de nuestra propia vibración – que
por otra parte es lo único que podemos hacer porque cambiar al otro no está
dentro de nuestras atribuciones así que mejor abandonar esa empresa sin sentido
-. Eso hará, con ese simple – ja, ja – ejercitarnos en “limpiar nuestra casa”
para que así lo que se refleje en el espejo sea nuestra belleza esencial,
nuestro ser divino y brillante…
¡Solo era cuestión de limpiar lo
nuestro!… lo que hagan los otros con su casa… es su cosa… Si no nos gusta su
cosa ni su casa… con no ir…
Sin embargo, si cuando algo de alguien
me revuelve o lo juzgo… me miro a mí misma y me pregunto qué tiene aquello que
ver conmigo, qué de mi se refleja allí, en esa situación, en esa persona… ya
hemos salido del juzgar, para empezar, y por lo tanto, estamos en otro camino
que nos llevará a otra parte, como poco.
Si en ese camino de “limpiar” nuestro
reflejo encontramos “paraditas” donde nos revelan y comparten ejercicios
prácticos para que podamos quitar la “china” (piedrecita) del zapato que nos
estaba haciendo sufrir y poner esa cara de “culo” que dicen los jovencitos de
hoy…pues se lo agradecemos desde el alma y nos ponemos a practicar ya para que
el resto del camino se haga ligero y sin “chinitas”.
Hoy traigo a compartir con ustedes un
“CÓMO LO HAGO” potente. Lo comparte Samuel Pérez (un biodescodifcador jovencito
del que ya he compartido antes) en su blog y él a su vez lo aprende de Jorge
Lomar (al que también conocemos aquí y nos encanta por su practicidad – entre
otras cosas).
Es un ejercicio de 5 pasos hacia la
disolución de la culpa que es el perdón. En realidad, al final te das cuenta –
sientes – de que no había nada que perdonar… pero ahí se llega sintiendo…
metiéndote en el sentir de lo que sientes… no queriendo dejar de sentir o
solucionar lo que sientes o… Es sintiendo lo que sientes que se puede
transformar el sentir… no hay que hacer nada… solo sentir… ello solo se hace.
Es mágico pero no hay truco.
Permitirnos sentir lo que sea sin
juzgar-nos… ¡uau!
Sería empezar la casa con unos buenos
cimientos… ¿empezamos?
Gracias, gracias, gracias, por la
impagable oportunidad de compartir – me. Un honor.
Perdonar
tu Sombra [Ejercicio práctico]
“Como
tu enemigo se transforma en tu mejor aliado”.
Es posible que en tu familia o grupo de amigos haya alguien que “no tragas”,alguien que no te “cae bien” o directamente que no soportas.
También puede ser que no tengas esta
situación (raro, raro…), pero que te encuentras con algunos aspectos de
carácter o conducta de familiares cercanos (hijos, pareja, padres…) que no te
gustan.
Si por el contrario estás iluminado y
en un estado continuo de presente y aceptación plena, este artículo no es para
ti… aunque déjame dudarlo.
Cada una de las cosas que no te gustan,
que no soportas, que te molestan de los demás, y más aún cuando te molestan más
de la cuenta… pertenecen a lo que Carl Jung llamaba la Sombra.
Él decía “Todo lo que nos irrita
de los demás, nos puede ayudar a entendernos a nosotros mismos.”
Todo lo que nos irrita de los demás, nos puede ayudar a entendernos a
nosotros mismos. Carl G. Jung
La Sombra hace referencia a todos
nuestros aspectos ocultos, positivos o negativos. Son partes de nuestro
inconsciente que están negadas o escondidas.
Lo que normalmente muestras al
mundo, es tu personalidad (del griego persona=careta, máscara),
y la sombra es aquello que escondes.
¿Has oído hablar del famoso cuento
de Robert Louis Stevenson, el Dr. Jekill & Mr. Hyde.?
Hace referencia a un doctor que
elabora una poción con la capacidad de separar la naturaleza del hombre (el
bien y el mal) y así por el día es un hombre bueno, el Dr. Jekill, y por las
noches se convierte en Mr. Hyde, un hombre que muestra la parte oscura de su
propia alma.
Se dice que “todo Dr. Jekill tiene
su Mr. Hyde”, a veces muy muy escondido y enjaulado dentro de sí.
¿Y por qué escondemos nuestra sombra?
Muchas veces para ser “buenos”, para
estar dentro de los dogmas sociales o familiares, y de ese modo sentirnos
aceptados por los demás.
Se nos educa para ser fieles a las
normas, a los dogmas, para agradar a los demás… aunque hacer esto signifique ir
en contra de nuestra propia alma.
Carl Jung decía “Nadie se
ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad.”
Si quieres conocerte más
profundamente, observa todo aquello que juzgas en los demás, observa las
situaciones repetitivas en tu vida, mira aquello que nunca harías. En todo ello
encuentras tu Sombra.
Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas,
fuerzan a la consciencia…
¿Vas entendiendo qué es la Sombra?
Pues vamos a ver qué hacemos
cuando nos encontramos con algo que nos molesta:
¿Te paras y piensas: “Es
simplemente una proyección de mi Sombra, voy a mirar dentro de mí, a ver qué
puedo aprender de esto.”?
Creo que no, ¿verdad? Aunque tendría
mucho sentido.
Lo que abunda, cuando nos encontramos
con algo que nos molesta es enfadarnos, juzgar, sentirnos mal, tomarlo
como algo personal, culpar, manipular o querer que el otro cambie.
Sí, sí… querer que el otro cambie. ¿O
no?
Pensar es difícil, es por eso que la mayoría de la gente prefiere juzgar.
Carl G. Jung
Pongamos un ejemplo:
Un hombre al que le molesta mucho el
desorden. Su hijo llega a casa, se quita los zapatos, los deja en medio y se va
al salón a ver la tele.
El hombre (padre), se siente muy
molesto y empieza a enfadarse, y a hacerte toda una paja mental, con juicios,
percepciones y proyecciones de sus necesidades no satisfechas… y cada vez se va
enfadando más…
Él cree que se ha enfadado por la
conducta de su hijo, y piensa que por lo tanto, no se enfadaría si su hijo
fuese más ordenado.
“Si mi hijo pusiera las cosas en
su sitio, yo no me enfadaría.”
Pero, ¿realmente se ha enfadado por la
conducta de su hijo o por la interpretación posterior?
Lo que vemos en el ejemplo, es una
muestra de cómo la Sombra se manifiesta en nuestro día a día.
El libro Un Curso de
Milagros, dice: “nunca estoy enfadado por la razón que creo”.
¡Qué gran verdad!
Lo que nos hace sufrir no es lo que sucede, sino la interpretación mental
acerca de lo que sucede.
Esto no quiere decir que en el ejemplo,
el padre no deba poner normas o límites. Puede hacerlo.
Lo que quiere decir, es que
independientemente de la conducta correctiva que adopte el padre, puede dejar
de sufrir mentalmente, e incluso utilizar ese suceso para liberar una parte de
su Sombra.
Hoy te quiero aportar, es una forma
diferente de mirar estas situaciones.
¡Mejor aún!
Te voy a explicar un ejercicio
práctico a través del cual todo lo que no soportas de los demás te ayudará
a sanar tu mente.
Sí, sí…
El ejercicio se llama “Los 5 pasos
del perdón”, y es algo que he practicado durante mucho tiempo, especialmente
mientras me formaba con Jorge Lomar (quien creó este ejercicio) en la Escuela del Perdón.
Consiste en lo siguiente:
LOS
5 PASOS DEL PERDÓN
Cuando te encuentres con algo que te
molesta, una persona, una actitud, una conducta…
Paso
1, Sensibilidad:
Atiende lo que estás sintiendo. Siente
la energía de la emoción en tu cuerpo, sin pensarla, sin razonarla, sin culpar…
Puedes imaginar que es el niño interior
que pide atención, cariño.
Normalmente hacemos justo lo contrario,
intentamos impedir sentir la emoción, razonarla… no hagas nada de esto ahora.
Simplemente entrégate a la
emoción. Conéctate a tu cuerpo y permanece en estado de presencia, atendiendo
lo que sientes durante todo el ejercicio.
Paso
2, Tomar responsabilidad:
Comprende que el conflicto no está
fuera, está dentro de tu mente.
No es la situación que te hace sufrir,
es tu interpretación, una interpretación hasta ahora inconsciente.
No eres culpable, nadie lo es.
Es simplemente un programa
inconsciente, una parte de la Sombra y ahora lo ves.
En tu interior tienes el poder de
cambiar la forma de ver esto.
Paso
3, Humildad:
No sé.
Un Curso de Milagros dice: “No
conozco el significado de nada, incluido de esto (situación). No sé por lo
tanto cómo responder a ello. No utilizaré lo aprendido en mi pasado para que me
sirva de guía ahora.
No conozco el significado de nada, incluido de esto (situación). No sé
por lo tanto cómo responder…
Se trata de no querer darle un
significado a lo que estás sintiendo. De abandonar todos tus cursos de karma,
psicología, autoestima… de abandonar todo lo que sabes para abrirte a la
posibilidad de que quizás ningún razonamiento sea 100% verdad.
Si vienen razonamientos a tu mente (y
es normal que vengan en manada), simplemente contéstales “No sé”.
Ten en cuenta que una
mente programada no se puede des-programar a sí misma. Tus intentos de
darle un sentido a esta situación, pueden traer consigo culpa y miedo.
Entrégate a la humildad de la
aceptación, y dite “No sé”.
En el ejemplo, el padre podría estar
pensando: “Es que mi hijo no va a cambiar nunca” No sé, no sé si algún día
cambiará o no. “Es que cuando era pequeño, mi madre me obligaba a tenerlo todo
impoluto, puede ser por eso que me molesta tanto el desorden” No sé, no sé si
será por eso o no. Y así con cada pensamiento…
Paso
4, Voluntad:
Se trata de tu voluntad real, de querer
estar en paz, de querer aceptar esa Sombra.
“De corazón, quisiera poder cambiar mi
forma de ver esto.”
Un Curso de Milagros hace la siguiente
pregunta: “¿Quieres ser feliz o prefieres tener la razón?”
En el ejemplo, el padre podría
pensar: “Elijo ver a mi hijo totalmente inocente, aceptarlo tal y como es,
sin querer cambiarlo”. Recuerda: esto no quiere decir que no le diga que recoja,
o corrija su comportamiento, pero ahora podrá hacerlo desde la paz.
Pido ayuda a mi corazón, alma… como
quieras llamarlo.
UCDM dice: “Estoy decidido a ver
las cosas de otra manera.”
Paso
5, Aceptación:
Se trata de aceptar que la sanación de
tu mente se está produciendo.
Entra en sintonía con la experiencia
que estás viviendo, con el suceso conflictivo tal como ha sucedido.
Ahora ya sabes que todo es una
proyección del inconsciente, y confías en que la sanación suceda.
Esto no quiere decir, que al hacer este
ejercicio meditativo, tu emoción se vaya a ir, o ya no te vaya a volver a
molestar la misma situación.
A veces, necesitamos hacer este
ejercicio varias veces, en situaciones similares, sin caer en la tentación de
echar la culpa al otro (es muy tentador, jeje), para que se produzca el
“milagro”, de que ya no nos moleste en absoluto.
“Acepto lo que es, acepto la sanación.
Gracias, gracias, gracias.”
Cierra el ejercicio, sintiendo la
gratitud porque hay algo en tu mente, en tu Sombra, que ya ha cambiado.
¿Qué
te parece? ¿Fácil o difícil?
Es práctica, práctica y práctica.
Te aseguro que es un ejercicio muy
potente, y que al principio puede no resultarte fácil dejar de querer que el
otro cambie, o echar las culpas fuera… (somos adictos a esto).
Pero cuanto más practiques, más fácil
te será, y más atento estarás a tus proyecciones.
Entonces ocurren lo que se conoce como
“milagros”, que no son más que cambios de percepción.
En el ejemplo, llega el día en que el
padre no se siente nada molesto porque su hijo haya dejado algo en medio. Sin
esfuerzo, sin hacer nada. Lo corrige o no… pero no se siente molesto.
La transformación ha ocurrido.
Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma. Carl G. Jung
A veces, en medio del conflicto lo
primero que harás sea reaccionar, enfadarte, juzgar…
No pasa nada, más tarde, cuando
encuentres un momento de tranquilidad, lleva a cabo los 5 pasos del perdón.
A mi personalmente me ha servido mucho
esta práctica, y hoy día la sigo teniendo presente en mi día a día.
Espero que te sea útil este artículo,
y quiero pedirte que me ayudes a compartirlo, ¿vale?
¡Pues a practicar!
Espero que me cuentes en los
comentarios tu experiencia con este ejercicio.
Un abrazo.
P.D.: Aquí te dejo un par de
videos sobre la Sombra: IR A LOS VIDEOS
Perdonar tu Sombra [Ejercicio práctico]
“Como tu enemigo se transforma en tu mejor aliado”.
Escrito por Saúl Pérez
Sánchez
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