Se aproxima una Luna llena sumamente importante no solamente en cuanto a
la majestuosidad del evento celeste que protagonizará sino también a la
oportunidad de trabajo interior que esta nos propone.
Este astro, que encarna a nivel macrocósmico al arquetipo de la madre y
lo femenino por excelencia, al ánima, o alma, se verá eclipsada en el grado 11
del fogoso, luminoso y dramático signo de Leo.
Esto quiere decir que el intenso brillo leonino que
la Luna llena exhibirá durante su tránsito por este signo se verá temporalmente
oscurecido, la Luna se hará sombra en el signo que representa la intensa luz
del fuego.
Simbólicamente, a nivel mundano, puede representar que alguna figura
femenina resaltante o famosa, por ejemplo, una actriz o una reina, se vea
opacada o ensombrecida de alguna forma, o bien el advenimiento o
recrudecimiento de un período oscuro para algún pueblo o nación, en el cual se
verán especialmente a prueba sus liderazgos y la infancia. A un nivel más
personal, alguna figura femenina de nuestras vidas puede estar atravesando por
un período sombrío que disminuye su vitalidad y/o bien, su brillo, fama,
privilegios y/o entusiasmo.
Así mismo, este eclipse lunar representa la apertura de un período de
trabajo interno con la parte más obscura del ego, evidenciada a través de las
emociones.
En este sentido veremos cómo afloran de forma más contundente los celos,
la posesividad, el egoísmo, el egocentrismo, el orgullo, la arrogancia, la
territorialidad, etc.
Será por ello un llamado a tomar consciencia de esa
oscuridad que opaca la luz que hay en nuestro interior para que podamos
integrarla de forma creativa a la personalidad.
Es importante darnos cuenta de que detrás de esas emociones se encuentra
ese niño interior que no fue lo suficientemente reconocido o tomado en cuenta,
que fue ignorando sus necesidades más fundamentales así como también sus
talentos, poder y brillo personal, opacándolo o anulándolo, o al que, por el
contrario, se le hicieron todos sus caprichos, dotándolo de un excesivo sentido
de autoimportancia, creando un pequeño rey que, de adulto, se siente superior
respecto a los demás y actúa de forma déspota y arrogante.
Sea como fuere, ese niño sólo necesitaba sentirse vivo, ser
vigorosamente nutrido y protegido, jugar, crear, brillar y que su poder,
influencia, talento y brillo personal fuesen reconocidos de forma sana,
coherente.
Este eclipse de Luna nos llama a prestar atención al drama de ese niño
interno y ver su sombra, todo lo que este ha reprimido con el fin de ser
aceptado y reconocido.
Ello nos permitirá conquistar, como adultos, una mayor consciencia
y empoderamiento emocional.
Aceptar que dentro de nosotros hay emociones que
pueden ser consideradas poco deseables por nosotros mismos o por los demás ya
sea por su intensidad o por su naturaleza más bien egocéntrica, a veces, no es
fácil, sobre todo porque estas pueden resultar tan avasalladoras que amenacen
de alguna manera nuestra estabilidad y/o la de otros.
Y aquí es cuando viene la mayor prueba de humildad a la que podemos
vernos sometidos a través del signo de Leo y del Sol, como dispositor de esta
Luna, por su regencia sobre ese signo donde ella se verá eclipsada, reconocer
que, no obstante nuestra naturaleza esencial divina, el juego cósmico del que
somos protagonistas implica envolver esa naturaleza esencial en capas más
burdas que son parte del mecanismo de supervivencia a través del cual la chispa
vital puede mantenerse activa en este juego; dicho reconocimiento
equivale a aceptar nuestra naturaleza humana, y la presencia del Sol en
Acuario, el signo representativo de la humanidad, puede ser muy útil en este
momento para ello.
Somos humanos y eso nos hace ser únicos, diferentes, mientras nuestra
chispa vital se halle manifestada a través de la multiplicidad del juego
cósmico aunque, en esencia, todos seamos un mismo Ser, Divino y creador.
Asumir que, aunque somos el creador, aquí en este
plano de existencia hemos de relegarnos y devenirnos en cocreadores invistiendo
nuestra esencia, divina, magnífica, de cualidades no siempre deseables y
reconocernos aun así valiosos, divinos, dignos, es quizá el mayor desafío de
esta lunación.
La Luna también es significadora de lo femenino, la madre, la familia,
el hogar, la casa, por tanto, hechos sombríos relacionados con estos asuntos
pondrán a prueba nuestro sentido de la dignidad personal, recordándonos que no
hay rey/reina, que no pueda ser destronado/a y haciendo aflorar aspectos
oscuros y reprimidos de nuestro mundo emocional en un afán de supervivencia egoica.
Las luchas de poder pueden estar a la orden del día, así que será
importante observar con más atención las reacciones que tenemos ante los
estímulos externos pues ellas nos hablarán del intento del ego de preservar su
supervivencia a través de ese mundo instintivo e irracional que son las
emociones.
Igualmente sería interesante prestar atención a la
multiplicidad de posibilidades que tenemos de romper con ese condicionamiento egoico
a través de la acción despierta, consciente, a la cual nos invita el Sol en
Acuario y descubrir lo divino que puede resultar ser humano cuando tenemos ese
insight, esa lucidez, que nos hace ir más allá de nuestros condicionamientos y
nos reinventa como especie, a través de un salto cuántico dentro de nuestro
proceso evolutivo, permitiéndonos experimentar, dentro de la multiplicidad del
juego cósmico, nuestra naturaleza esencial, divina, luminosa.
También es importante señalar la presencia de la conjunción Venus/Sol en
Acuario que estará junto al Nodo Sur lunar oponiendo a la Luna en Leo conjunta
al Nodo Norte.
A dicha conjunción en el signo de Acuario también se suma el asteroide
Juno, muy significativo en lo que a compromiso y relaciones se refiere.
Todo ello dará un papel protagonista a la pareja y los amigos, sobre
todo a aquellos más queridos o importantes en este momento de nuestras vidas,
dentro del drama emocional que viviremos en esta lunación.
Es posible que se susciten reencuentros con antiguas amistades y/o
parejas, o que las relaciones con estás se reinventen en función de los
procesos internos que experimentamos y de las necesidades actuales más
apremiantes.
También es factible que alguna relación de pareja o
alguna amistad muy querida se vea alterada o quebrantada de forma repentina y
tengamos que hacer frente a las fuertes emociones que puedan removerse a
consecuencia de ello, marcando un antes y un después en nuestro mundo interior
y abriéndonos la puerta a un nuevo ciclo de trabajo interno, donde el sentimiento
infantil de pérdida puede estar muy presente debido a la conjunción Ceres /
Luna llena en Leo, aunque dicha conjunción también puede representar alguna
figura en nuestra vida que intenta rescatarnos o acogernos en un momento de
oscuridad emocional y/o de dificultades familiares, de vivienda, o bien, de
problemas de pareja o amistad.
Incluso puede que sea la propia pareja o amigos quienes asuman el papel
de Ceres y busquen desesperadamente contenernos y protegernos en medio de la
una posible debacle y rescatarnos de nuestro abismo emocional, o bien, que
seamos nosotros quienes representemos ese papel con ellos.
Ceres también nos habla de reencuentro y/o reconciliación, por lo cual
su conjunción a la Luna y al Nodo Norte en Leo también puede hacer referencia a
una puerta de entrada que se abre para reencontrarnos y/o reconciliarnos con
alguna figura femenina importante en nuestras vidas y, posiblemente, el
detonante sea algún problema o trance de tipo emocional o familiar.
De cualquier manera, esta Luna llena eclipsada en el signo de Leo
promete una alta dosis de dramatismo e intensidad que nos invitarán a observar
la sombra interior, así como a rescatar de ella nuestros talentos y potencial
creativo reprimido, dándoles cause para que nuestro niño interior pueda brillar
y sentirse digno y aceptado tal cual es.
Que podamos reencontrar la divina luz que entraña
nuestra oscuridad.
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