Por Sarah Varcas
Eris: La Femenina Radical Despierta
La estación de eclipses comenzó el 17 de enero del 2018 y termina el 21
de febrero del 2018. Para ver lo que esto significa para nosotros vaya a aquí.
*El mito griego dice que al ser excluida de una boda, Eris lanzó en
medio de los asistentes, una manzana marcada “para la más bella”. Comenzó una
batalla entre las diosas Atena, Hera y Afrodita con respecto a quién de ellas
le correspondía, cuyo final eventualmente dio lugar a la Guerra de Troya.
El 5 de enero del 2005 el planeta enano Eris entró a la arena astrológica
para removerlo todo como nunca antes. Su reciente formación conjunta con Urano
(junio 2016-marzo 2017) nos obligó a tener los ojos bien abiertos y los
corazones también, listos para asumir cualquier cosa, con la valentía necesaria
y suficientemente enfocados para hacer lo necesario. Su alianza con Urano,
regente de Acuario, marcó la línea divisoria de formación de la venidera Era de
Acuario que desafiará todo lo que tienda a perpetuar la desigualdad, opresión y
explotación, exigiendo la integridad y el coraje necesarios para enfrentar y
participar. Eris insiste en que enfrentemos las verdades incómodas
respecto a la explotación de la Madre Tierra por parte de la humanidad y lo que
nosotros, como individuos, nos hemos hecho a nosotros mismos y a los demás.
En el mito, Eris es la diosa de la discordia y la rivalidad. Al
analizarlo, el problema que ella causó en respuesta a no ser invitada a la boda
parece minúsculo, pero ella sabía que estaba sucediendo algo mucho más
importante. De hecho, su exclusión personifica la experiencia de la femenina a
lo largo de la historia: desairada, opacada, marginada, demonizada, ignorada y
rechazada. En su reacción, Eris personificó a la femenina oscura y
temible que se yergue para reclamar su lugar en un mundo fracturado durante
mucho tiempo por el poder patriarcal.
Venus y Marte, los arquetipos femenino y masculino respectivamente,
unieron sus fuerzas tres veces en el 2015 (febrero, septiembre y noviembre). Su
primera reunión los vio cruzar desde el último hasta el primer grado del
zodíaco, una señal segura del nacimiento de un nuevo paradigma. Al hacerlo,
ellos enfocaron una luz brillante sobre el legado patriarcal a nivel mundial,
recordándonos que hay mucho por hacer antes que la femenina en todos sus
aspectos, sea abrazada en el interior de la psiquis colectiva.
Todavía la fractura de género y no la integración del masculino y
femenino definen las vidas y experiencias de muchos. Las profundas heridas del
patriarcado continúan lastimando el mundo y es fácil caer en la desesperación
ante una perspectiva aparentemente imposible de cambio global. Las mujeres y
niñas del mundo son tratadas como propiedad y los hombres y niños se brutalizan
para continuar esta inhumanidad. Por estos días no hay ganadores en el
patriarcado, porque hasta los que tienen las llaves del poder han sacrificado
su propia humanidad para apropiarse de éstas. Independientemente de
quienes, qué o donde estemos, no podemos dejar a un lado el mundo en el cual
hemos nacido e ignorar lo que hemos creado. Nuestra propia existencia nos hace
parte del panorama, un fragmento de la psiquis colectiva que vive estas
experiencias aquí y ahora. Podemos ser parte del problema o parte de la
solución, divididos perpetuamente o en busca de la totalidad – interna y externa
– en la cual los opuestos aparentes se convierten en una fuerza unida para el
cambio.
Eris en toda su gloria poderosa, viene a poner las cosas en su lugar, a
equilibrar la balanza y establecer un orden que honre la diversidad,
reconociendo el micro cosmos en el macro cosmos y las fuerzas naturales que
pulsan a lo largo de nuestras venas.
Eris conoce el poder de la femenina, la fuerza primaria, pura, del
nacimiento, la protección fiera del amor de una madre, la fortaleza sin límites
de un corazón roto pero amoroso y el poder de un vientre despierto que nutre a
lo profundo las esperanzas y sueños de generaciones. Eris augura el surgimiento
de una fuerza radical en la psiquis humana: la femenina original que sabe que
la vida es a la vez sangrienta y hermosa, peligrosa y vibrante; que excluir a
la femenina del paradigma central que configura nuestra existencia es hacer la
vida estéril, una esterilidad que nos permite saquear nuestros recursos
naturales, favorecer la avaricia financiera por encima del bienestar, y
el poder a corto plazo sobre la supervivencia a largo plazo. De esta forma se
crea un mundo privado de una compasión básica que puede rechazar al refugiado
traumatizado como un usurpador de “nuestros” recursos, al niño huérfano como
una “causa perdida” y las vidas de innumerables mujeres y niñas como sin
sentido, en el contexto de un discurso dominante masculino que sirve solamente
a su propia perpetuación.
Eris es la fuerza más impresionante de la naturaleza cósmica que se haya
encontrado hasta ahora. ¡Es por eso que a ella le tomó tanto tiempo mostrarse!
Teníamos que estar listos, ser capaces de mantener el curso y el paso. Ella nos
desafía a mirar con los ojos bien abiertos y libres de todo engaño. A ver
quiénes somos y qué hacemos – personal y colectivamente –para perpetuar la
desigualdad y la opresión en todo el mundo. Ella nos invita a todos,
independientemente de género, a abrazar la esperanza de un mundo justo y
equilibrado, un mundo nutricio, en el cual la vida sea sagrada y todos los seres
honrados como una chispa vital de la fuente sagrada; la divina femenina y el
divino masculino por siempre unidos en un abrazo pleno. Cuando Eris fue
desairada en la boda, se desató una fuerza feroz: la femenina furiosa,
deshonrada y disminuida. Ella se negó a retirarse silenciosamente y por
el contrario comenzó una guerra para llamar la atención. Ella desató el caos
exigiendo que fuésemos absorbidos por su fuerza infatigable. Oponiendo a las
diosas Atena, Hera y Afrodita entre sí en competencia por el título de la más
“bella”, ella expuso a la femenina disminuida, divorciada de su soberanía y
subordinada al poder de la mirada masculina. Ahora ella nos devuelve el
poder a todos, invitándonos a abrazar la femenina de luz y sombras, así como de
todos los tonos intermedios: las delicias venusinas de la sensualidad, la
intuición cíclica de nuestra naturaleza lunar y la visceralidad del desafío de
Eris con respecto a todo aquello que perpetúe las costumbres patriarcales de
valor con naturaleza de género.
Eris desarraiga todo lo que explota y oprime. Su llegada lo cambia todo.
Aún ahora que la conjunción exacta ha terminado, ella está al lado de Urano,
guardián de la Era de Acuario y exige que creemos un mundo en el cual la
dignidad sea derecho universal no un privilegio, donde la vida sea honrada en
todas sus formas, donde el género no sea un árbitro de un destino privado de
derechos y el corazón intuitivo esté alineado con y no subordinado a, la mente
incisiva. Ella no teme enfrentar la ira de quienes prefieren el estatus
quo, la negación de quienes buscan esquivar las verdades que nos miran frente a
frente. Ella no tolerará la desconexión de la espiritualidad desacoplada que
busca el escape de y no el enfrentamiento con, en este mundo. Ni tampoco
permitirá que se escape sin desafío la retención del poder en las manos de los
pocos en un mundo en llamas. Y tampoco debemos nosotros, porque solamente
manteniéndonos firmes a favor del cambio, podremos potenciar su poder y conocer
su poderoso corazón y fiero compromiso con un mundo que nace nuevo.
Eris nos recuerda con claridad que a cada inhalación hacemos nacer el
mundo, conformando su futuro y sellando su destino. Su llegada hace
arrojar el guante. Ella es un espíritu guerrero que no tiene nada que
perder; una fuerza formidable cuyo tiempo ha llegado. Ámenla u ódienla, síganla
o témenla, ella hace estallar una revolución de cambio indetenible y
liberador.
Sarah Varcas
Traducción: Fara Gonzalez
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
https://www.facebook.com/ManantialCaduceo
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