KAPILA
El Cielo
La residencia temporal 1
Hay personas que
construyen la actividad triangular de la vida con un apropiado entendimiento de
la Ley, del deseo y de la riqueza natural.
Estas personas se
comportan bien, en sintonía con la Ley Natural, adquieren una riqueza natural y
dan cumplimiento a sus deseos. Estas personas muestran su respeto y reverencia
hacia las inteligencias de la Naturaleza, como las diversas divinidades, y
llevan a cabo rituales, sacrificios y actividades de servicio.
A
dquieren renombre y
llegan a tener fama en la sociedad, siendo reconocidas como personas de buena
voluntad. Estas personas se embarcan en el sendero lunar para experimentar los
esplendores de la Mente individual y universal (el cielo). Consumen los frutos
de sus buenas obras y regresan a la Tierra.
La anteriormente
mencionada actividad triangular no es algo imperfecto ni prohibido; la única
particularidad es que tiene la limitación cíclica del ascenso y del descenso a
lo largo del tiempo. El deseo de felicidad domina sus acciones, siendo este
deseo el que los motiva a realizar buenas acciones para obtener buenos
resultados. Es el sendero que conduce al crecimiento de la personalidad, en el
que el nombre, la fama, la familia, la riqueza y la propiedad se hinchan o
sobresalen para condicionar al ser, el cual empieza a afanarse para
mantenerlos.
Tiene que llevar a cabo
actos de buena voluntad de acuerdo a lo que la sociedad espera de él. Tiene que
amoldar su manera de hablar, sus acciones, sus movimientos e incluso su manera
de vestir, según lo que la sociedad espera de él. La sociedad ha llegado a
desarrollar moldes derivados del recuerdo del pasado acerca de los seres
humanos de buena voluntad y el ser humano cae en la 'trampa' de querer ser
reconocido como una persona buena o hasta incluso divina. La felicidad se
pierde al perder la libertad. La vida deja de ser una "danza de estilo
libre" y se conviene en una danza según el tono que marca la audiencia. El
sendero hacia el cielo conduce al infierno en lo que se refiere a la felicidad personal
de uno mismo. El vacío en este sendero está en trabajar y vivir según lo que
los demás esperan para ganar su aprecio. Es el sendero de complacer a los
demás.
La residencia temporal •
2
Uno no puede complacer
siempre y en todo momento, pues es una manera de obrar dolorosa e impráctica.
Hay otros que siguen el sendero de darse gusto a sí mismos sin tener en
consideración el parecer de los demás. Hay toros que pisotean el territorio de
los demás y cometen infracciones. El sendero no consiste ni en darnos gusto a
nosotros ni en darles gusto a los demás, sino en ser agradables y complacientes
con la vida de la Naturaleza en todo momento, aprendiendo a conocer las Leyes
de la Naturaleza. La clave de este sendero del medio está en realizar acciones
de buena voluntad sin esperar nada a cambio. Cuando no nos encerramos en la
idea de esperar el aprecio de los demás, tenemos libertad de escoger para
llevar a cabo acciones. Nuestros actos no están condicionados por el aprecio ni
por la expectación de los demás. El ignorante se contenta con que los demás
muestren su aprecio hacia él. El sabio se contenta de sus propias acciones y
vive sin pensar en el aprecio de los demás.
Realizar actos de buena
voluntad con una entrega total a la vida circundante y sin esperar nada a
cambio conduce al ser humano desde el sendero cíclico de cielo-infierno hasta
el sendero espiral que libera de las limitaciones. Este sendero de liberación
es el sendero solar, en contraste con el sendero lunar descrito anteriormente.
El sendero lunar es el sendero del humo (del fuego), mientras que el sendero
solar es el sendero de la luz (de la llama). El fuego existe en la vela, en el
humo y en la llama. El fuego como vela es el estado físico, el fuego como humo es
el estado mental y el fuego como llama es el estado del Ser, el "YO SOY".
Cuando la vela está
encendida, la llama arde vivamente y la vela se consume. Así también, el Yo Soy
permanece y el cuerpo físico se retira.
La residencia temporal •
3
Todo material al arder,
asciende de lo denso a lo sutil. El movimiento centrípeto y centrífugo de las
almas desde el Alma Universal hasta la Creación y de nuevo hasta el Alma
Universal es obra del Fuego que arde continuamente. Este movimiento no cesa nunca
y es siempre continuo y eterno. El Ser es el que hace que surja de él mismo
todo lo que nos rodea. La Creación es en verdad una parte integral del Ser y es
la Fibra del ser. El Ser libera periódicamente sus potencialidades y las
absorbe en sí mismo. La liberación de sus potencialidades es el sendero de
involución, su absorción es el sendero de evolución. El fuego, la llama y la
luz representan el sendero ascendente o de evolución. El humo y la vela
representan el sendero descendente o de involución. De la misma manera, el día,
las fases ascendentes de la luna, y el recorrido Norte del sol representan el
movimiento hacia arriba, mientras que la noche, las fases descendentes de la
luna y el recorrido Sur del sol representan el movimiento hacia abajo. Mediante
el movimiento de descenso el Ser desciende en forma de almas a través de la
Naturaleza. Mediante el movimiento de ascenso las almas encuentran su camino de
regreso al Ser, Aquel que se da cuenta de lo que es la rueda de ascenso y de
descenso se libera del nacimiento y la muerte, anclándose en el centro de la
rueda giratoria. Lo alto y lo bajo existen cuando se está en la periferia o
circunferencia de la rueda, pero no cuando se está en el centro.
La luna
La residencia temporal •
3
La luna (como principio
y no sólo como planeta) preside el paso lunar. Los Pitris o Inteligencias de la
procreación actúan a través de la luna (la mente), a través de lo femenino, a
través de los procesos germinadores y procreadores, formando las envolturas
(los cuerpos) sutiles y densas.
La atracción y repulsión
es la ley por la que se crean las formaciones. La atracción lleva en ella el
principio-semilla del deseo. La repulsión lleva también en ella el principio semilla
del deseo, pero negativamente.
Querer es un deseo positivo;
no querer es también un deseo. Uno es tener, el otro es no tener. La vida
enredada en ello está condicionada por el par de sí y no. El sendero lunar, el
sendero del deseo, es ciertamente un sendero de la Creación a través de este par.
En el sendero lunar, la riqueza es lo que se desea o lo que no se desea. En el
sendero solar la riqueza es SER, con o sin riqueza. La riqueza circunda al ser
del sendero solar.
En el sendero lunar es
el ser quien circunda a la riqueza. La diferencia está en quién gira alrededor
de quién. La luna gira alrededor de la Tierra; la Tierra gira alrededor del
sol.
El sol no gira alrededor
de los planetas.
El sol es fuego puro
como el Ser. La luna es el principio reflector que refleja el sol mediante su
cuerpo causal. En nosotros, el Ser se refleja mediante la mente y mediante el cuerpo
causal de la mente. Hay una causa en nuestra mente respecto a todas nuestras
acciones. De ahí que cada vez que el Ser se refleja mediante la mente, se
colorea con la causa.
En otras palabras, el
Ser se expresa mediante el cuerpo causal, pero no se permite que la expresión
del Ser brille a través de él, siendo utilizada en su lugar por el cuerpo
causal de la mente*. De este modo, cada acto del ser humano tiene un porqué.
Siempre que existan una causa y un porqué, el Ser altera su expresión y su
proceso de impregnación.
La luna tiene fases
crecientes y menguantes, mientras que el sol no las tiene. El sendero lunar
está dotado de cielo e infierno. El sendero solar no tiene ninguno de los dos.
Entonces se trata de ser
un ser en medio de toda el alboroto de la actividad lunar.
* "La causa altera
al ser. El no tener causa permite que el Ser se manifieste tal como es. La
causa degenera en motivo y el motivo degenera aún más y se convierte en
egoísmo. Los sabios se ponen en sintonía con la Causa de la Creación, sin tener
causas ni motivos personales." (N.
del A).
* "La causa altera
al ser. El no tener causa permite que el Ser se manifieste tal como es. La
causa degenera en motivo y el motivo degenera aún más y se convierte en
egoísmo. Los sabios se ponen en sintonía con la Causa de la Creación, sin tener
causas ni motivos personales." (N. del A).
La luna
El sendero 1
El
cuerpo que sostenemos es un producto de la Naturaleza, que tiene tres
cualidades (inercia, dinamismo y equilibrio). Actuamos mediante el cuerpo y su
triple naturaleza. El cuerpo es nuestro instrumento de trabajo; nuestra forma
para actuar a través de ella. El cuerpo es un conjunto de principios de la
Naturaleza y la Fuerza, como se dijo en el capítulo anterior, y no una cosa por
separado. De la misma manera que una fábrica que desarrolla un proceso es un
conjunto de cosas diferentes entre sí, el cuerpo es un conjunto de fuerzas y
materia en estado de equilibrio para actuar.
La
persona (el alma) que actúa a través del cuerpo y que mora en el cuerpo no está
sujeta a las experiencias del cuerpo, tales como los pares de
comodidad-incomodidad, alegría-pena y ganancia-pérdida. Estos pares pertenecen
a la Naturaleza, pero no a la persona. La persona es inmutable, mientras que la
Naturaleza cambia en su presencia.
La
única característica de la persona es que ella permanece siempre dentro y fuera
de todo. La persona no sufre transformaciones como la Naturaleza ni tiene
cualidades triples, sino que permanece inmutable mientras todo cambia en su
presencia. El sol permanece estable en el cielo mientras se refleja en las
aguas. Según sea el movimiento de las aguas, el sol que se refleja en ellas
parece estar atravesando cambios. Pero son cambios sólo del agua, aunque
aparentemente es el sol el que parece que se mueve y
está cambiando de formas. La Tierra gira alrededor del sol y sin embargo nos
parece que el sol sale y se pone. Del mismo modo que en el Sistema Solar todo
gira alrededor del sol, las fuerzas y la materia del cuerpo giran entorno de la
persona, la energía central y neutra del cuerpo, cuya sola presencia hace
posible que las fuerzas y la materia se muevan.
Cuando
la persona se asocia con las fuerzas triangulares de la Naturaleza, padece
temporalmente una ilusión y siente su existencia separada. Esta es la primera
ilusión, que causa sucesivas acciones en cadena, haciéndole sentir a uno como
si fuera el que hace, cuando de hecho, es la Naturaleza la que hace y él es un
testigo en cuanto ser que es. Esta primera ilusión es la causa de las
transformaciones que sufre el Original. Estas transformaciones llevan a las
acciones. Las acciones llevan a otras acciones y a toda una variedad de
acciones, que son la causa de que nazcan los reinos divino, diabólico, humano,
animal, vegetal y mineral. El nacimiento inaugura la muerte también. De esta
manera, las transformaciones de la Naturaleza producen la involución del
Original.
Condicionada
por la cultura, el alma se implica en pensamientos y sensaciones de separatividad,
haciéndose la ilusión de que se está beneficiando por todas las acciones que se
están llevando a cabo a través de ella. Es la Naturaleza la que lleva a cabo a
través del alma todas las acciones, pero el alma individualizada tiene la
impresión de que es ella quien actúa. La Naturaleza lleva a cabo su plan a
través de los seres, pero estos, ignorantes del astuto trabajo de la
Naturaleza, tienen la sensación de que son ellos quienes están llevando a cabo
sus planes individuales. En verdad, sólo el plan de la Naturaleza se lleva
cabo. Trabajar por el resultado, por la ganancia, por la comodidad o por el
éxito se convierten en objetivos comunes, produciendo ulteriores motivos para
conseguir resultados. Es un proceso de constante tramar que lleva a una complicada
manera de pensar y a complejas acciones. Se confunden las causas y los
resultados. El resultado de toda esta involución es una actividad de mezcolanza
y el ser humano vive más en sueños que en la realidad.
Para detener esta involución, que en las Escrituras Sagradas se
denomina 'caída', lo mejor es acordarnos del Original y permanecer como tal.
Repitamos lo siguiente para recordar: "Yo soy el estable, inmutable y
eterno Uno. Todo lo que hay dentro y fuera de mí gira a mi alrededor y yo soy
su base. Yo existo como YO SOY en todo lo que ES." Esto hace que mediante
su práctica se vuelva a conseguir la condición original.
La luna
El sendero • 2
Acordarse del YO SOY en todo, lleva a la liberación. El deseo de
liberación, por el contrario, le condiciona a uno en el deseo. La liberación es
algo natural cuando el ser humano recuerda y permanece. El deseo de liberación
conduce a un estado innatural y suspende la práctica del acordarse. El sendero
óctuple de la práctica del Yoga conduce científicamente a los sucesivos estados
de liberación si se le combina adecuadamente con la actividad devocional. Si
esta combinación se inclina más hacia la práctica que hacia la actividad, el
alcance del estado de liberación permanece obstruido. Muchos son los obstáculos
externos que acompañan a las personas durante varias series de encarnaciones.
La falta de lo necesario para vivir, la enemistad a su alrededor, la oposición
por parte de personas, lugares y del tiempo, cambiar de lugar y de personas,
conflicto en los círculos laborales y domésticos etc. Hay también obstáculos
internos que generan orgullo, falta de respeto por los demás, anhelo de
renombre y de fama, deseo, ansia interna de ser reconocido como gurú, apego a
los así llamados devotos (¡con una propensión hacia las mujeres devotas!), el
espejismo de salvar al planeta, a la humanidad etc., el espejismo por los
movimientos espirituales, por construir ashrams de ladrillo y cemento, así como
el impulso de poseer a la gente. De este modo la práctica del Yoga se detiene y
el practicante se convierte en prisionero de su propio espejismo del Yoga, De
ahí que haya necesidad de un acercamiento de devoción mientras se está en la
práctica del Yoga.
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