El Sol entró al signo de Piscis en momentos cruciales para la humanidad.
Además se acompaña delsextil Saturno-Neptuno que es uno de los aspectos
planetarios más importantes que se produce en 2019. Es un aspecto en tránsito
que toca nuestro corazón en lo más profundo.
Hay tres momentos que nos distinguirán en medio de un mundo
conmulsionado e inconsciente de su evolución, son en los que Saturno y Neptuno
harán sextiles: 31 de enero 2019, 14:15 UT – ; 18 de junio 2019, 11:46 UT y 9
de noviembre 2019, 2:44 UT
El 31 de enero comenzó un clima de compasión y preocupación humanitaria
en el mundo, una sensibilidad por los más débiles. Vimos varios actos de
suprema compasión.
En medio de decadentes noticias de una sociedad basada en falsos valores
y modelos políticos desgastados, comienzan a verse acciones llenas de
solidaridad y compasión.
El papa Francisco prometió tomar "acciones concretas" para
acabar con el abuso sexual a menores dentro de la Iglesia Católica, al
finalizar una cumbre histórica sobre el tema que se realizó en Roma, está
tragedia de la Iglesia Católica se la está comiendo por dentro y por fuera.
Por otro lado, el jefe del consejo del Waqf, la fundación islámica que
gestiona la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, ha sido detenido en su
casa por la policía israelí. El jeque Abdelaziz Salhab, de 75 años, es el más
alto representante del rey jordano, custodio de los santos lugares de
Jerusalén, según el acuerdo de paz suscrito por Israel y Jordania en 1994. La
tensión se ha disparado en el recinto sagrado, uno de los puntos más sensibles
de la Ciudad Santa, con sucesivos enfrentamientos y decenas de detenciones de
palestinos.
Ademas,1.200 yihadistas de 45 nacionalidades, en el limbo jurídico en el
norte de Siria. Las milicias kurdo-árabes piden que los países de origen del
millar de combatientes radicales que permanecen recluidos en el norte del
territorio se hagan cargo de ellos, de sus esposas y de sus hijos.
No obstante, estos escenarios tan desconcertantes en materia espiritual,
vemos las iniciativas de ayuda humanitaria a Venezuela que movieron la
iniciativa de la mayoría de los países del planeta.
Ejemplo de ésto, fue el multitudinario concierto Venezuela Aid Live,
organizado por el británico Richard Branson como antesala al anunciado ingreso
de ayuda humanitaria a ese país, concluyó en el puente Tienditas, en la ciudad
colombiana de Cúcuta, en frontera con Venezuela, tras la presentación de
decenas de cantantes de lengua hispana.
Ante más de 300.000 personas, según cálculos de los organizadores, participaron
el reguetonero colombiano Maluma, la mexicana Paulina Rubio, el español
Alejandro Sanz, los venezolanos Chyno y Nacho, entre otros artistas.
Esta iniciativa abrió los corazones de muchos en el planeta.
Cada día, en todo momento, en todo el mundo, se producen millones de
actos espontáneos de bondad. En el ser humano hay una tendencia instintiva
hacia la bondad y la compasión que a menudo no percibimos, porque la damos por
supuesta y porque los medios de comunicación tienden a dirigir nuestra atención
hacia acontecimientos violentos y estridentes.
Un tejido invisible de bondad sostiene la cohesión de la sociedad, de
las familias, de las amistades, de los amores. Es invisible, pero ante las
turbulencias del mundo de hoy conviene recordar que está ahí.
La psicología y la neurología nos muestran, como explica el psicólogo
Daniel Goleman, que el cerebro tiene una predisposición hacia la bondad. Según
el ejemplo que ponía hace un siglo el científico finlandés Edvard Westermarck,
al igual que no podemos evitar sentir dolor si el fuego nos quema, tampoco
podemos evitar sentir compasión por nuestros semejantes.
El sabio chino Mencio lo ilustraba con la angustia y la compasión que
cualquier persona en su sano juicio sentiría si ve a un niño a punto de caer en
un pozo. Nuestra tendencia espontánea es sentirnos mal con el sufrimiento de
los otros e intentar aliviarlo.
De esa fuerza natural nace el poder del amor. La empatía es la capacidad
de resonar con lo que siente otro ser. Y puede acabar resultando agotadora
(como a veces experimentan, entre otros, médicos, enfermeras y activistas
dedicados al bien común) si no está infundida de amor compasivo y de una
profunda confianza en la bondad última de la naturaleza humana.
Técnicas para activar la compasión
El aprendizaje de técnicas para activar la compasión, como las del
budismo y otras tradiciones meditativas, puede resultar de gran ayuda para
quienes se dedican al cuidado de personas enfermas o con problemas.
Como señala el psicólogo Christophe André: "Necesitamos la fuerza y la ligereza de la compasión. Cuanto más lúcidos somos acerca del mundo, cuanto más aceptamos verlo tal como es, más fácil es reconocer que no podemos afrontar todo el sufrimiento que encontramos en el curso de nuestras vidas sin esta ligereza y esta fuerza".
Como señala el psicólogo Christophe André: "Necesitamos la fuerza y la ligereza de la compasión. Cuanto más lúcidos somos acerca del mundo, cuanto más aceptamos verlo tal como es, más fácil es reconocer que no podemos afrontar todo el sufrimiento que encontramos en el curso de nuestras vidas sin esta ligereza y esta fuerza".
Una de las figuras que mejor encarna la fuerza de la compasión es el
Dalái Lama. A él dedicó el psicólogo estadounidense Daniel Goleman su libro, La
fuerza de la compasión(Kairós, 2014). Aquí la compasión ha de entenderse no
como invitación a la tristeza (conmiseración), sino como benevolencia
altruista, como una forma activa de bondad.
La compasión sienta bien a quien la practica, hasta el punto de que el
Dalái Lama es reconocido como un modelo de emociones positivas.
En experimentos de laboratorio, como los de Tania Singer en Maastricht y los de Richard Davidson en Madison, se ha comprobado que sentir empatía con una persona sufriente activa zonas del cerebro relacionadas con el malestar y con las emociones negativas.
En experimentos de laboratorio, como los de Tania Singer en Maastricht y los de Richard Davidson en Madison, se ha comprobado que sentir empatía con una persona sufriente activa zonas del cerebro relacionadas con el malestar y con las emociones negativas.
En cambio, si a través de la empatía brilla la luz de la compasión,
irradiando activamente un deseo de bienestar para la persona que sufre, se
activan áreas del cerebro relacionadas eón las emociones positivas, el arraigo
y el amor maternal.
El monje budista Matthieu Ricard, autor de En defensa de la
felicidad(Urano, 2011), ha participado en algunos de tales experimentos. En una
ocasión, conectado a un aparato de resonancia magnética funcional se concentró
en los horrores que había visto el día anterior en un documental sobre
huérfanos rumanos.
Al cabo de una hora sintiendo empatía pero sin activar su capacidad de
compasión por aquellos huérfanos, la situación empezó a resultarle
insoportable. Pero en el momento en que se puso a meditar y a enviarles amor y
compasión, todo cambió.
Las imágenes del sufrimiento de los huérfanos seguían ahí, pero ahora
estaban infundidas por el amor y por un deseo vehemente de ayudarles,
imaginando que los abrazaba y que encontraba maneras de mejorar su situación.
Los meditadores más experimentados son capaces de mostrar, según ha
constatado el investigador francés Antoine Lutz, mayor interés por el
sufrimiento de los demás, pero ello no les hacer sentirse peor, sino sentir más
amor y compasión.
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