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2 de marzo de 2019

Sol en Piscis con sextiles entre Saturno y Neptuno. “Sacrificios por amor”



El Sol entró al signo de Piscis en momentos cruciales para la humanidad. Además se acompaña delsextil Saturno-Neptuno que es uno de los aspectos planetarios más importantes que se produce en 2019. Es un aspecto en tránsito que toca nuestro corazón en lo más profundo.

Hay tres momentos que nos distinguirán en medio de un mundo conmulsionado e inconsciente de su evolución, son en los que Saturno y Neptuno harán sextiles: 31 de enero 2019, 14:15 UT – ; 18 de junio 2019, 11:46 UT y 9 de noviembre 2019, 2:44 UT
El 31 de enero comenzó un clima de compasión y preocupación humanitaria en el mundo, una sensibilidad por los más débiles. Vimos varios actos de suprema compasión.
En medio de decadentes noticias de una sociedad basada en falsos valores y modelos políticos desgastados, comienzan a verse acciones llenas de solidaridad y compasión.
El papa Francisco prometió tomar "acciones concretas" para acabar con el abuso sexual a menores dentro de la Iglesia Católica, al finalizar una cumbre histórica sobre el tema que se realizó en Roma, está tragedia de la Iglesia Católica se la está comiendo por dentro y por fuera.
Por otro lado, el jefe del consejo del Waqf, la fundación islámica que gestiona la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, ha sido detenido en su casa por la policía israelí. El jeque Abdelaziz Salhab, de 75 años, es el más alto representante del rey jordano, custodio de los santos lugares de Jerusalén, según el acuerdo de paz suscrito por Israel y Jordania en 1994. La tensión se ha disparado en el recinto sagrado, uno de los puntos más sensibles de la Ciudad Santa, con sucesivos enfrentamientos y decenas de detenciones de palestinos.
Ademas,1.200 yihadistas de 45 nacionalidades, en el limbo jurídico en el norte de Siria. Las milicias kurdo-árabes piden que los países de origen del millar de combatientes radicales que permanecen recluidos en el norte del territorio se hagan cargo de ellos, de sus esposas y de sus hijos.
No obstante, estos escenarios tan desconcertantes en materia espiritual, vemos las iniciativas de ayuda humanitaria a Venezuela que movieron la iniciativa de la mayoría de los países del planeta.
Ejemplo de ésto, fue el multitudinario concierto Venezuela Aid Live, organizado por el británico Richard Branson como antesala al anunciado ingreso de ayuda humanitaria a ese país, concluyó en el puente Tienditas, en la ciudad colombiana de Cúcuta, en frontera con Venezuela, tras la presentación de decenas de cantantes de lengua hispana.
Ante más de 300.000 personas, según cálculos de los organizadores, participaron el reguetonero colombiano Maluma, la mexicana Paulina Rubio, el español Alejandro Sanz, los venezolanos Chyno y Nacho, entre otros artistas.
Esta iniciativa abrió los corazones de muchos en el planeta.
Cada día, en todo momento, en todo el mundo, se producen millones de actos espontáneos de bondad. En el ser humano hay una tendencia instintiva hacia la bondad y la compasión que a menudo no percibimos, porque la damos por supuesta y porque los medios de comunicación tienden a dirigir nuestra atención hacia acontecimientos violentos y estridentes.
Un tejido invisible de bondad sostiene la cohesión de la sociedad, de las familias, de las amistades, de los amores. Es invisible, pero ante las turbulencias del mundo de hoy conviene recordar que está ahí.
La psicología y la neurología nos muestran, como explica el psicólogo Daniel Goleman, que el cerebro tiene una predisposición hacia la bondad. Según el ejemplo que ponía hace un siglo el científico finlandés Edvard Westermarck, al igual que no podemos evitar sentir dolor si el fuego nos quema, tampoco podemos evitar sentir compasión por nuestros semejantes.
El sabio chino Mencio lo ilustraba con la angustia y la compasión que cualquier persona en su sano juicio sentiría si ve a un niño a punto de caer en un pozo. Nuestra tendencia espontánea es sentirnos mal con el sufrimiento de los otros e intentar aliviarlo.
De esa fuerza natural nace el poder del amor. La empatía es la capacidad de resonar con lo que siente otro ser. Y puede acabar resultando agotadora (como a veces experimentan, entre otros, médicos, enfermeras y activistas dedicados al bien común) si no está infundida de amor compasivo y de una profunda confianza en la bondad última de la naturaleza humana.

Técnicas para activar la compasión
El aprendizaje de técnicas para activar la compasión, como las del budismo y otras tradiciones meditativas, puede resultar de gran ayuda para quienes se dedican al cuidado de personas enfermas o con problemas.
Como señala el psicólogo Christophe André: "Necesitamos la fuerza y la ligereza de la compasión. Cuanto más lúcidos somos acerca del mundo, cuanto más aceptamos verlo tal como es, más fácil es reconocer que no podemos afrontar todo el sufrimiento que encontramos en el curso de nuestras vidas sin esta ligereza y esta fuerza".
Una de las figuras que mejor encarna la fuerza de la compasión es el Dalái Lama. A él dedicó el psicólogo estadounidense Daniel Goleman su libro, La fuerza de la compasión(Kairós, 2014). Aquí la compasión ha de entenderse no como invitación a la tristeza (conmiseración), sino como benevolencia altruista, como una forma activa de bondad.
La compasión sienta bien a quien la practica, hasta el punto de que el Dalái Lama es reconocido como un modelo de emociones positivas.
En experimentos de laboratorio, como los de Tania Singer en Maastricht y los de Richard Davidson en Madison, se ha comprobado que sentir empatía con una persona sufriente activa zonas del cerebro relacionadas con el malestar y con las emociones negativas.
En cambio, si a través de la empatía brilla la luz de la compasión, irradiando activamente un deseo de bienestar para la persona que sufre, se activan áreas del cerebro relacionadas eón las emociones positivas, el arraigo y el amor maternal.
El monje budista Matthieu Ricard, autor de En defensa de la felicidad(Urano, 2011), ha participado en algunos de tales experimentos. En una ocasión, conectado a un aparato de resonancia magnética funcional se concentró en los horrores que había visto el día anterior en un documental sobre huérfanos rumanos.
Al cabo de una hora sintiendo empatía pero sin activar su capacidad de compasión por aquellos huérfanos, la situación empezó a resultarle insoportable. Pero en el momento en que se puso a meditar y a enviarles amor y compasión, todo cambió.
Las imágenes del sufrimiento de los huérfanos seguían ahí, pero ahora estaban infundidas por el amor y por un deseo vehemente de ayudarles, imaginando que los abrazaba y que encontraba maneras de mejorar su situación.
Los meditadores más experimentados son capaces de mostrar, según ha constatado el investigador francés Antoine Lutz, mayor interés por el sufrimiento de los demás, pero ello no les hacer sentirse peor, sino sentir más amor y compasión.

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