Durante la Primera Guerra Mundial, un grupo de soldados húngaros se extravió en los Alpes y tuvo que permanecer varios días caminando por las nieves, con poca comida y enfrentando los duros desafíos de las montañas.
Cuando estaban a punto de rendirse, ocurrió un
hecho inesperado. En el morral de uno de los soldados apareció un mapa de
las
montañas. Llenos de felicidad, la tropa logró orientarse con ayuda del plano,
marchando con optimismo a su salvación.
Después de dos días de esfuerzo, los húngaros
lograron regresar al campamento base, donde explicaron al comandante su odisea
y cómo habían logrado orientarse con la aparición milagrosa del mapa.
Pletórico de alegría por el reencuentro, el
comandante observó detenidamente el plano y finalmente pudo comprobar que éste
no era un mapa de los Alpes sino de los Pirineos.
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