por Monica Gobbin
“Recomenzar con la Pacha”, Miguel Angel Vesco, 2009
En algún
momento del camino, hemos olvidado nuestra pertenencia a la sutil red que nos
une, junto con todos los seres, a la Madre Tierra. Pero en nuestro ADN está
guardada la memoria de un pasado común, nuestro origen en la Madre Creadora, la
Gran Diosa, llamada con diferentes nombres, honrada de mil formas. La hemos
nombrado, “parcializando” las cosas: Madre Tierra, Abuela Luna, Madre Sol…
Cómo especie
nos hemos colocado en la cima de la pirámide, como sociedad, hemos multiplicado
las relaciones asimétricas, entre mujeres y hombres. Cómo cultura, hemos
reprimido lo Divino Femenino, sepultando el sentido primordial de la Unidad,
olvidando el respeto hacia la sutil telaraña que nos envuelve, ignorando las
consecuencias de nuestras acciones…
La pérdida del
Paraíso fue la desconexión de la Madre. Y así crecimos como huérfanos,
desconociendo la espiritualidad creadora y sostenedora de la vida. Hay memorias
que están volviendo a la superficie de nuestra consciencia… recuerdos
fundacionales de nuestr@s ancestr@s, que despiertan las ansias de volver a
conectarnos con Ella, a fluir otra vez en su energía sanadora, en la sabiduría
que nos permite sanarnos como individuos y como colectivo.
Los pueblos
originarios han conservado esa relación con Ella. Han continuado llamándose
hijas e hijos de la Madre Tierra, agradeciéndole los dones para sostener su
vida.
En la vida
espiritual de las comunidades aborígenes andinas, la Pachamama es la Madre
Fecunda y Creadora de todas las cosas. La evangelización no ha logrado
extirparla, apenas y sólo a veces…disimularla. Ella está presente en la vida
cotidiana, de una manera profunda y más allá de las ceremonias.
Su nombre Pacha
significa “tiempo” en lenguaje kolla, pero con el transcurso de los años, las
adulteraciones de la lengua, y el predominio de la cultura de los
conquistadores, finalizó confundiéndose con la tierra.
Debió referirse
primitivamente al tiempo, tal vez vinculado en alguna forma con la tierra: el
tiempo que cura los dolores, el tiempo que distribuye las estaciones, fecunda
la tierra [1]. Tal vez es una forma lingüística que representa una forma de ver
la realidad, sin las categorías “innatas” occidentales, vehiculizando un Mundo,
un tiempo y un espacio diferentes a través de un nombre.
A través del
tiempo, no ha cambiado su nombre ni la forma de acercarse a Ella. En lo
personal, la siento y la sueño, Poderosa y Creadora desde el Origen, Madre
nutricia y transformadora, transmutando en vida, todo lo que a ella vuelve. Es
el Sostén de nuestras materializaciones cotidianas que nos recibirá algún día,
otra vez en su Útero. Para Ella son las cosechas, el primer trago de chicha, el
“yerbiao” [2] invocando su presencia en las challas, cuando nace un niño y
cuando se despide a un ser querido.
Ella nos
mantiene unidos en una red invisible, manteniendo el equilibrio de la Vida.
En algunos
pueblos del Norte, la Pachamama se personifica con una mujer de rasgos
indígenas, medio retacona, con sombrero aludo y a quien siguen un perro negro,
una víbora que le sirve de lazo y un quirquincho. Con que forma se aparece en
tus sueños?? Qué sientes en tu corazón, cuando piensas en Ella como Sostén de
la Vida?
Para esta
época, en las celebraciones aparece la Ñusta (niña que representa los frutos de
la tierra). Este es el aspecto que celebramos en la Tradición de la, Diosa de
la Cruz del Sur. Es ahora, tiempo de salir del Invierno y caminar hacia la
Primavera, sintiendo los rayos de la Madre Sol.
Es poder de la
Pachamama hacer crecer las cosechas, multiplicar el ganado, cuidar los animales
silvestres y bendecir a los artesanos. Los festejos en su honor son los 1º de
agosto, pero la celebración más conocida se realiza en el mes de febrero en
Amaicha del Valle, localidad sita a 160 km al noroeste de Tucumán.
Khessua
Pachamama
llajtayoj,
Upii, acullii
sumaj mikhukhui
Kai jallpha
sumaj kanampaj
Pachamama sumaj
mama
Kusilla,
kusilla
Allinta purichun
yuntas
Amataj
saikhuchunjuchu
Allinta muju
phutuchun
Amataj ima
sajra kachunchu
Amataj q’asa
jappichunchu
allintaj
poq’ochun
Q’anmantan
mañakuiku
Jinataj
q’opuguaiku
Kusilla,
kusilla
Castellano
Pachamama de
estos lugares
Bebe, masca la
coca y come a gusto esta ofrenda
Para que sea
buena esta tierra
Pachamama buena
madre
¡Se propicia!
¡Se propicia!
Haz que caminen
bien los bueyes
Y que no se
cansen
Haz que brote
bien la semilla
Que no le
suceda nada malo,
Que no le tome
la helada,
Que produzca
buena cosecha
A ti que te
pedimos.
Danos lo
necesario [3]
¡Se propicia!
¡Se propicia!
Hoy les pido
que tomemos un tiempo para pensar en Ella y regalarle una ofrenda desde
nuestros corazones y pedirle que nos guíe para que podamos ser Guardian@s de
esta Tierra, de este planeta, trabajando y esperando un día en absoluta Paz y
sin criaturas desamparadas. Construye hoy una apacheta en tu corazón!!
Desde mi
corazón!
Mónica Gobbin
[1] Según
Rigoberto Paredes
[2] “Yerbiao”
hecho con las plantas aromáticas de nuestra tierra como cedrón, toronjil,
peperina, menta, yerba buena, burro, muña muña, etc, se coloca en un jarro
grande de cerámica o metal, luego se pone bastante yerba, se coloca una
bombilla, se pone azúcar y se rocía con alcohol se enciende fuego y al final se
coloca el agua casi hervida, se mece y se ofrece a la tierra.
[3] “Dánoslo
todo” en el original.
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