https://reydekish.com/2014/07/21/las-culturas-ancestrales-y-su-conocimiento-astronomico/
Una cantidad
de civilizaciones ancestrales se dedicaron, con asombrosa obsesión y precisión,
a la observación de los astros. El estudio de la astronomía era parte de
sus costumbres y ritos, y los conocimientos que alcanzaron
fueron realmente muy sofisticados.
Este culto a
los astros se debe a que la mitología de muchas de estas culturas indica
que sus dioses descendieron
del cielo,
provenientes de planetas que forman parte del sistema de determinadas
estrellas. Por esto es habitual encontrar
que algunas estrellas son parte de ciertos mitos y de ahí que hayan sido
adoradas como dioses.
Algunos
pueblos, incluso, construyeron monumentos y edificaciones alineadas con ciertos
astros, y en otros casos, orientaron sus templos de modo que destacaran los
movimientos del Sol.
Tal es el
caso de los Mayas, quienes construyeron la pirámide de Kukulcán de
modo que genere un efecto de serpiente descendiente durante el
equinoccio. Por su parte, las pirámides de Giza, como las de Teotihuacán, parecen estar alineadas con el Cinturón de Orión.
Kukulcán, Chichen Itza. Equinoccio
Por otro
lado, tanto Stonehenge, como Arkaim, Gilgal Refaim y las estructuras
de Malta, serían
edificaciones diseñadas para ser utilizadas como observatorios astronómicos,
registrando varios fenómenos celestes.
Stonehenge – instrumento astronómico
En el caso
de Chankillo, Perú, se trata de una
estructura expresamente construida (c. 400-200 AEC) para funcionar como un
observatorio solar.
Las Trece Torres vistas desde el
punto de observación oeste, con la indicación de la posición de salida del Sol
en los solsticios, equinoccios y fechas de pasaje del cenit y anticenit en el
año 300 AEC. Elaboración del gráfico: Clive Ruggles
Los
pueblos Hopi, Dogon, Tiwanacotas, entre otros, todos ellos tenían profundos
conocimientos de los movimientos de los astros, cuando no también de
arquitectura e ingeniería, de modo de poder construir edificaciones que generen
los efectos de luz deseados ante ciertos fenómenos celestes.
El calendario
mesoamericano, cuya invención se atribuye a los Olmecas, y que fuera posteriormente adoptado por los
Mayas y luego por los Aztecas, era más preciso que el actual calendario
gregoriano. Los egipcios también tenían precisos conocimientos de los astros y sus movimientos y
sentían una extrema consideración por el zodiaco. Pero por sobre todos ellos,
los sumerios fueron quienes iniciaron,
en los comienzos de la civilización, el inventario celeste.
Calendario zoodiacal egipcio
Los orígenes de los conceptos astronómicos
Los sumerios, la primera civilización humana de la que tenemos
registros, son acreedores del
conocimiento astronómico más sofisticado de la antigüedad. Agruparon las estrellas en las constelaciones que
hoy reconocemos, les dieron los nombres que aún usamos y las localizaron en el
firmamento.
Tríada Astral Semita: Ishtar, Sin
y Shamash, eran los miembros de la “Tríada semita” de dioses con relaciones
celestes que se incorporó al panteón mesopotámico desde el Periodo Acadio.
Registraron
el movimiento de avance diario del sol en su aparición por el horizonte y
detectaron que hay un momento en el año en que sale 2 días en el mismo sitio.
En esos dos días, el día y la noche tienen la misma duración, y lo convirtieron
en un punto de referencia al que llamaron equinoccio. Con ese punto de
referencia empezaron a contar el transcurrir del tiempo de la tierra.
Inventaron
todos los conceptos de astronomía esférica, los polos, los ejes de rotación, la
eclíptica, los solsticios y lo más increíble es que conocían el ciclo llamado
precesión de los equinoccios. Éste consiste en el cambio lento y gradual en la
orientación de la Tierra respecto de la esfera celeste, generado por la
inclinación del eje de rotación terrestre lo que produce un efecto similar al bamboleo
de un trompo.
A este ciclo,
también conocido como año platónico, que se completa cada 25.776 años, lo
dividieron en 12 cuadrantes, representado cada uno por un animal, en lo que
todavía hoy conocemos como zodiaco. Cada cuadrante (o era astrológica) dura
2.148 años, y toma su nombre en función de
la constelación que se visualiza en la posición por la que sale el sol al
amanecer. Por caso, estamos ingresando en la era de Acuario.
La precesión
de los equinoccios explica que las estrellas no están siempre fijas en el
firmamento, sino que se desplazan siguiendo un ritmo muy particular de 1° cada
71.6 años, aprox. Dado que se trata de un desplazamiento casi
imperceptible, la detección de ese movimiento requiere de una minuciosa
observación de los movimientos de las estrellas en la bóveda celeste a través
de los siglos.
Mapa de estrellas sumerio
¿Como es
posible que la primer civilización de la que tengamos registros haya
desarrollado todos los conocimientos de astronomía esférica? ¿Un día estaban aprendiendo
a escribir y al siguiente ya detectaban el sutil movimiento aparente de los astros
a razón de 1º cada 72 años?
¿Como es que
se hicieron de todos estos conceptos tan abstractos y relativos en los albores
de la civilización, sin ningún telescopio, calculadora ni ningún instrumento
topográfico?
Además, ¿que
pasó luego que nos olvidamos de todas estas nociones para que una humanidad,
supuestamente más “avanzada”, creyera fervientemente que la Tierra era plana y
estaba apoyada en 4 elefantes parados sobre una tortuga gigante, como si
no hubiese existido nunca este enorme bagaje de conocimientos?
¿Como es que
los sumerios inventaron la astronomía, las matemáticas y la escritura en un
solo acto, y a nosotros, en este lentísimo proceso llamado “evolución de la
humanidad”, salirnos de la idea de que el Sol gira alrededor de la
Tierra nos llevó 1.500 años y cientos de miles de vidas en la
hoguera?
Sirio, Orión y
las Pléyades
De entre todas las estrellas, hay
un trinómio que es, por lejos, del que más referencias se encuentran en todas
las culturas ancestrales: Sirio,
Orión y las Pléyades, todas ellas prácticamente en la misma línea del
horizonte celeste.
Eje de Las Pléyades/cinturón de Orión/estrella
Sirio
Es realmente
llamativo el foco puesto por las culturas antiguas sobre este trinomio de
estrellas en particular, de entre todas las existentes en el firmamento.
Asimismo, no es menos sorprendente la cantidad de similitudes respecto de la
simbología de estas estrellas entre las distintas y distantes culturas. De
hecho, en la mayoría de los casos, aún basados en distintos
mitos, representaban los mismos conceptos.
Las Pléyades gozan de un prominente
lugar en la mitología de todos los tiempos. Las
Pléyades (en griego Pleias, ‘muchas’; Pleiades, ‘hijas de Pléyone’;
o Peleiades, ‘hijas de palomas’), en la mitología
griega, son las siete hijas del titán Atlas y la ninfa marina Pléyone. Se las
llama las Siete Hermanas porque son siete las estrellas visibles para el ojo
humano, pero en realidad, este cúmulo contiene
más de 400 estrellas.
Las Pléyades eran ninfas en el
cortejo de Artemisa, y como ella, intentaban mantener su virginidad, sin
embargo, dados sus notables encantos, varios de los dioses olímpicos
(incluyendo a Zeus, Poseidón y Ares) mantuvieron relaciones con ellas, engendrando
varios hijos:
Maya le da su nombre al mes de mayo. Con Zeus tuvo
a Hermes, el mensajero, llamado Mercurio en la mitología romana. Esta estrella
despide manganeso y mercurio, curiosamente, el nombre de su hijo.
Alcíone es una estrella múltiple, formada por otras
cuatro que juntas, son la más brillante de las Pléyades y 1400 veces más
brillante que el Sol. Alcíone se casó con Poeseidón, el dios del mar
.
Electra significa ámbar en griego. Tales de Mileto descubrió la
electricidad estática en el siglo VII a.C. al frotar un trozo de ámbar y
acercarlo a unas pajas. Por esta pléyade, la electricidad se llama
electricidad. Zeus, tuvo varios hijos con ella, entre ellos Harmonía.
Mérope fue la única que se unió a un mortal, Sísifo,
con quien tuvo a Glauco, el padre de Belerofonte que luego domaría al Pegaso y
mató a la quimera.
Taigete significa cuello largo y fue adorada por los
espartanos por ser la madre del fundador de la ciudad de Esparta, Lacedemón. Lo
tuvo junto a Zeus, de quien Taigete huía, y Artemisa, para ayudarla, la
convirtió en ciervo (aunque no sirvió de nada).
Astérope está formada por dos estrellas. Fue esposa de
Ares. Su nombre significa “relampagueante”.
Celeno también tuvo hijos con Poseidón y además con Prometeo,
el hermano de su padre.
En el mito griego, tras obligar a
Atlas a cargar el mundo sobre sus hombros (por encabezar la rebelión de los
Titanes contra los dioses olímpicos), Zeus transformó a las Pléyades en
estrellas, como condena por relacionarse con los Titanes y engendrar a sus
hijos. En la antigua Grecia,
Homero las menciona en la Odisea (Canto V, 269-277) y
en la Iliada (Canto XVIII, 483-489), en donde que también menciona
a Orión y a la Osa.
The Pleiades by Elihu
Wedder 1885
La primer
mención de las Pléyades – y de todo astro en general – de la que se tiene
registro es de origen sumerio, de 2.500 AEC, con el término de Mul-Mul (en sumerio, “estrella de
estrellas”).
Según el libro “A Study of the Geography of 1 Enoch 17-19” de Kelley
Coblentz Bautch, p 148:
“En el antiguo cercano oriente, las
Pléyades estaban asociadas al mito de los siete demonios Sibettu, hijos del
dios del inframundo, Enmesarra. Al ser vencidos por Marduk fueron condenados a
permanecer como las siete estrellas (Pléyades) del firmamento por toda la
eternidad.”
Tablilla con la imagen de Marduk luchando contra un
dragón debajo de las Pléyades
En Egipto, las Siete
Hathor de la manada celeste fueron nombradas en un hechizo del
Libro de los Muertos, y los nombres que recibieron fueron: la “Señora del
Universo”, “Tú, de Khemmis”, “Tu nombre prevalece sobre Occidente”, entre otros.
Papiro llegada de Ra desde las Pléyades
La tradición
marcaba ofrecer oraciones por los muertos en la dirección de las Pléyades, para
comenzar el viaje al paraíso de las estrellas distantes. Las “Siete Hathor”, estaban asociadas a un rebaño
de vacas en cielo que proporcionaban el alimento, el pan y la cerveza, en el
Otro Mundo.
En la India,
el Mahábharata se refieren a ellas como Krittika o Kārtikā, que del sánscrito se puede traducir como
“cortadoras”. En la tradición pre-védica (drávidas),
las Pléyades se refieren a las 7
madres de los antiguos humanos y por lo tanto, como las 7 jueces espirituales
de la humanidad.
Los persas las llamaron Thurayya, de donde deriva
el nombre Soraya. Los chinos las registraron en el siglo III a.C. La
palabra Subaru es la traducción al japonés de la
palabra Pléyades.
En Irlanda,
Tara, “Estrella de la Diosa”, es el nombre antiguo de las Pléyades, y
también de la diosa Dravidiana. A partir de fuentes como el Libro de las
Invasiones de Irlanda, se identifica a las Tuatha de ‘Danaan como la sociedad
matriarcal que creó la cultura megalítica en ese país. Las Tuatha de’ Danaan
llegaron en sus “naves nube” desde el cielo, y a pesar de que fueron
registradas como “invasoras”, han sido más bien recordadas por sus talentos
pacíficos para la creación de grandes estructuras de piedra, música y
agricultura avanzada para la época. Hoy en día, la memoria popular de Irlanda,
las recuerda como las “Magas Suaves”.
En la cosmología maya son fundamentales, de hecho, una de las
estrellas es llamada “Maya“, y es
considerada como gemela del Sol. Los mayas las llamaron Tzab-ek (cola de serpiente de cascabel),
creían que era el lugar de donde
ellos provenían, y basaron su calendario civil Haab en el ciclo anual de
las Pléyades. También son mencionadas en el Popol Vuh (el libro sagrado
del pueblo k’iche’, los mayas
guatemaltecos) bajo el nombre de MOTZ,
que significa “montón”.
Los mayas
habrían basado su calendario de cuenta larga en el ciclo anual de las Pléyades
y en Venus. Dicho calendario maya tuvo inicio hace 5.125 años, en el año 3.113
AEC, y finalizó en 2012, año en que Venus atravesó la constelación de las
Pléyades. Casualmente, el 20 de mayo de 2012, hubo un eclipse solar en
conjunción con las estrellas de Pleyades, así como también lo hubo en el año de
inicio del ciclo largo.
¿Es posible
que los mayas pudieran, no sólo llegar a comprender el movimiento de los
astros, sino realizar proyecciones astronómicas de más de 5 mil años???
Los Mexicas (Aztecas) las conocían como Tianquiztli (“el mercado”),
por la muchedumbre que en ellos se formaban.
Piedra del Sol – Calendario Azteca (Mexica)
Tanto la cosmología maya como la cheroqui entendían que la
estrella Alción -la más brillante de las Pléyades- es el eje en torno al cual
órbita el Sol (y el Sistema Planetario Solar completo), y que tarda unos 26
milenios en hacerlo.
Los indios Hopi las llamaban Choochokam:
las Armoniosas, las Estrellas Abrazadas. Los indios
navajo las conocieron por el nombre de Dilyéhé, “Pinlike Sparkles”, y les indicaba
los tiempos para la siembra.
Los Lakota creen que las
Pléyades, llamadas Cmaamc (que
aparentemente es un plural arcaico de la cmaam sustantivo “mujer”), son el hogar después de la muerte, pues
el alma regresa a ellas. El Kiowa
y el Cheyenne tienen historias orales que relatan cómo siete
doncellas fueron colocadas en el cielo de la noche para protegerlas de un oso.
Estas siete doncellas se convirtieron en las Pléyades.
Para los incas, la salida heliaca de las
Pléyades daba inicio al año (de 13 a 15 días antes del solsticio de invierno),
y las llamaban CAPOC Collea Coyllur, “el dios que
lleva las cosas a la existencia”. En el antiguo Perú las Pléyades eran
veneradas como “Los árbitros del destino humano.”
Las primeras civilizaciones de América del Sur comparten
la creencia de que sus “dioses”
provinieron de ellas para enseñarles a plantar y cosechar, utilizar las
matemáticas y la astronomía. La tribu
Apibones de la Amazonia brasileña cree que las Pléyades eran el hogar de sus antepasados.
En Polinesia son
llamadas Mata-riki, que significa
“Ojitos”. Para la cultura Maori,
la aparición de las Pléyades marca el año nuevo.
En la Biblia se encuentran 3
menciones:
Job.9.9. Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, Y los lugares secretos
del sur;
Job.38.31. ¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades, O desatarás las ligaduras de
Orión?
Amós.5.8. buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas
en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del
mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre;
El libro
de Enoch también parece mencionarlas:
Allí vi siete estrellas parecidas a grandes montañas, que ardían, y
cuando pregunté sobre esto, el ángel me dijo:
“Este sitio es el final del cielo y de
la tierra; ha llegado a ser la
prisión de las estrellas y de los poderes del cielo. Las estrellas que ruedan sobre el fuego son
las que han transgredido el mandamiento del Señor, desde el comienzo de
su ascenso, porque no han llegado a su debido tiempo, y Él se irritó contra
ellas y las ha encadenado hasta el tiempo de la consumación de su culpa para
siempre, en el año del misterio”.
El ángel le dice a Enoc que ciertos ángeles caídos fueron
“encadenados” a las siete estrellas como condena por tomar a las mujeres de la
tierra. Este relato es muy similar a los mitos de Grecia y Mesopotamia,
y es a su vez un claro paralelismo con el relato bíblico de
los Nefilim.
Una pintura
rupestre en la Cueva de Lascaux en Francia, datada del
16.000 AEC, parece ser la primera
representación conocida de las Pléyades. Las pinturas rupestres no están
normalmente asociadas con las constelaciones, pero en este caso hay una serie de puntos negros que
parecen por su espaciamiento y orientación, representar las constelaciones de
las Pléyades, Tauro y el cinturón de Orión.
Pintura rupestre en la cueva de Lascaux, Francia
Más sorprendente aún, el arte rupestre es claramente un toro
-en realidad, un uro, el antepasado extinto de ganado doméstico-, lo que indica
que la representación de la constelación como un toro puede remontarse a miles
de años atras. Las puntas de los cuernos están colocadas para marcar las
estrellas Zeta Tauri y beta -El Nath-.
Pléyades y la Constelación de Tauro
También se ha hallado un objeto,
“El Disco de Nebra”, encontrado en Nebra, Sajonia-Anhalt, Alemania.
Se trata de un disco de bronce de
unos 30 cm de diámetro, patinado azul-verde, con incrustaciones de oro
con símbolos que, según algunas interpretaciones, representa a los astros,
incluyendo a las Pléyades. Está datado del 1600 AEC.
Las Pléyades son conocidas en la
actualidad como Objeto Messier 45, M45. Es un cúmulo abierto visible a simple
vista en el cielo nocturno, que forman un sistema ubicado en la constelación de
Tauro. Tiene unos 12 años luz de diámetro, y están ubicadas a una distancia de
380 años luz de la Tierra.
Tan centrales eran las Pléyades
para las culturas antiguas que, Aldebarán, la estrella más brillante de la
constelación de Tauro, proviene del árabe al-Dabaran, que significa ‘el que
sigue’ (a las Pléyades).
Orión
Orión (“El Cazador”) es una de
las constelaciones más destacadas a lo largo de la historia de la humanidad.
Podemos ver cómo, en diversas
civilizaciones, esta agrupación de estrellas fue objeto de admiración, devoción
e incluso inspiración en la construcción de complejos arquitectónicos.
Orión
Sus estrellas son muy brillantes
y visibles desde ambos lados del hemisferio en invierno, y su rasgo más
distintivo es una agrupación de tres estrellas en el centro de la constelación,
conocidas como el Cinturón de Orión,
Las Tres Marías o Los Tres Reyes Magos.
Orión
En el antiguo
Egipto, dos de los principales dioses eran Osiris y su mujer Isis, a los que
asociaban con Orión y la estrella Sirio respectivamente, y eran considerados
los creadores de La Tierra y de la humanidad.
Correlación Orión-Pirámides
En los años 90, Robert Bauval y
Adrian Gilbert se embarcaron en una investigación acerca del asentamiento de
Gizeh y formularon sus conclusiones en lo que llamaron la Teoría de la Correlación de Orión, que consiste
en la hipótesis de que las tres pirámides de Gizeh (Keops, Kefrén y Micerino) están situadas de tal manera que son una
representación a escala de las tres estrellas que conforman el Cinturón de
Orión, tal y como estaban situadas en el año 10.500 a.
C.
Nilo/Via Láctea; Pirámides/Orión
Además, descubrieron que en la pirámide de Keops hay unos
angostos canales que comunican la Cámara del Rey y de la Reina con el exterior,
orientados de manera que cuando el primero trazaba una trayectoria hacia el
centro de la constelación de
Orión, el segundo la trazaba hacia la
estrella Sirio.
Pirámide de Keops – canales que comunican con el
exterior
Adrian Gilbert asimismo investigó
la posible relación entre las pirámides de la Luna,
el Sol y el Templo de Quetzalcóatl con las tres estrellas del cinturón de
Orión, observando que existe una correlación, al igual que ocurre con
las Pirámides de Gizeh en Egipto.
En otras civilizaciones, como la
griega y la romana, encontramos referencias mitológicas y literarias respecto
de Orión. Los sumerios, los primeros en registrar
los astros, hasta donde se tiene conocimientos, lo llamaban mul Sipa-zi-an-na,
que quiere decir “El Pastor Celeste”. Los Hopis llaman Hotomkam al Cinturón de
Orión.
De acuerdo a
los mitos de los tuaregs, un pueblo
bereber de tradición nómada del desierto del Sahara) aseguran que su reina,
Tin-Hinan, “se mezcló con los dioses para crear una nueva raza”.
Los más ancianos depositarios de la tradición oral hablan de “hombres de gran altura, de pelo
amarillo y ojos rasgados, procedentes de Orión, y que fueron los padres de su
pueblo“.
Comparativa de Orión, Giza y Teotihuacan.
Sirio
La mayoría de los pueblos
antiguos identificaba el
inicio del año con el día del nacimiento heliaco de una determinada
estrella o constelación. Los
egipcios utilizaban el día de nacimiento de Sirio, la estrella más brillante
del cielo, que coincidía con la época de inundaciones del Nilo.
Sirio y Constelación de Orión
Otros pueblos antiguos también
sentían una especial predilección por la estrella Sirio (Sirius) – Alfa del Can
Mayor (la más luminosa de la constelación), los cuales han originado numerosos
mitos desde los orígenes mismos de la historia de la humanidad, entre ellos, el
inexplicable caso de los Dogon de
Malí.
Los dogones, al igual que los egipcios, nos cuentan
historias sobre sus “dioses” , que en un pasado remoto llegaron a la tierra
desde la estrella Sirio (cual viajeros espaciales). Según su relato, estos
dioses les habrían explicado a los dogones todos los detalles de Sirio,
incluyendo su órbita, tamaño, elíptica y otros datos astronómicos
relativos al cúmulo estelar.
Sistema de Sirio Dogón
Los dogones,
así como los egipcios, tienen registro desde hace milenios que Sirio era un
sistema formado por tres estrellas, y que Sirio B orbita alrededor de Sirio A,
en un movimiento que dura 50 años.
Lo
inexplicable de esto es que los datos astronómicos contenidos en estos
mitos son sorprendentemente ciertos, corroborados por la ciencia
astronómica recién en tiempos recientes. Dado que este hecho astronómico
no es observable a simple vista, la precisión de esta afirmación no tiene una
explicación alternativa a la mitológica.
Ciclo
En 1931 el antropólogo francés
Marcel Griaule visitó por primera vez a esta tribu, recogiendo y publicando los
registros de los dogones, que no sólo conocían el sistema de Sirio, sino que
asimismo tenían conocimientos de los anillos de Saturno y las cuatro lunas
galileas de Júpiter, todos ellos astros no visibles al ojo humano sin la
utilización de telescopios.
Por aquella época nuestra
astronomía desconocía que Sirio fuese un sistema triple, ya que fue recién en 1995 cuando los astrónomos
franceses Benest y Duvent publicaron en la revista “Astronomy and Astrophysics”
el descubrimiento de Sirio C por una perturbación observada en las órbitas de
Sirio A y B. Según sus conclusiones Sirio C es una enana roja, muy
poco brillante, todavía no visualizable con la tecnología óptica actual.
Sistema de Sirio
El mito de la
creación para el pueblo dogon se centra en la estrella Sirio B, para ellos
“Digitaria” o “PoTolo” (en dogon), descripta como la más pequeña y la
más densa de todas las estrellas. Digitaria es, según los Dogon, el
origen del Universo, la que contiene la esencia de todas las cosas.
Sirio A y Sirio B
Mientras que Sirio A es casi el
doble de grande que nuestro sol, su temperatura superficial es el doble de alta
y brilla con una intensidad unas 24 veces más fuerte, Sirio B, en cambio, es un poco más
pequeña que la Tierra, pero con una densidad tal que un metro cúbico de su
materia pesa tres millones de toneladas, lo cual corrobora nuevamente los datos
del mito dogon. Sirio B fue descubierta en 1862, por el astrónomo
Alvin Clark, y fue fotografiada por primera vez en 1970.
Comparativa de Sirio A y Sirio B
Los Dogones
afirman que “Emme Ya” (Sirio C) es la segunda acompañante de Sirio y tiene a su
vez un pequeño satélite que gira a su alrededor y que ellos la denominan “Nyan
Tolo”, la “estrella de las mujeres”, lugar de donde puntualmente proceden sus
dioses.
Este conocimiento de los dogones
similar al de otras tribus vecinas como los Bambara, los Bozo de Segu y los
Miniaka de Kutiala, que compartían iguales informaciones sobre Sirio, que
además conformaban la esencia de su cultura y que incorporaban a sus rituales
religiosos más solemnes.
Canis Major
El astroarqueólogo ruso Vladimir
Rubtsov afirmaba que la palabra con la que los antiguos iraníes se referían a
Sirio era Tistrya, palabra que proviene del sánscrito Tri-Stri, y que significa
tres estrellas. Es decir, que el conocimiento de que Sirio es un sistema
estelar triple fue ampliamente conocido por todas las culturas de nuestro más
remoto pasado.
Sirio es la
estrella más brillante de la constelación del Can Mayor (Canis Major) y recibe el sobrenombre de Alfa
canis majoris (se asigna Alfa a la estrella más brillante de una constelación)
que se puede transliterar como “la primera estrella del gran perro”.
Canis Major – Sirius
En el caso de
la tribu de los Dogon, es inexplicable el conocimiento que detentan desde hace
milenios sobre el sistema de Sirio, más allá de su argumento mitológico. No
siendo detectable a simple vista, el nivel de correlación con la realidad de su
entendimiento astronómico no encuentra lógica dentro de la línea de la
evolución de las civilizaciones.
La Vía Láctea
La Vía Láctea es una galaxia
espiralada de unos 100.000 años luz de diámetro, que contiene unos 400.000
millones de estrellas, entre ellas, el Sol. El Sistema Solar es uno de los sistemas
planetarios de la Vía Láctea que se encuentra en uno de sus brazos, conocido
como el Brazo de Orión.
El término
Vía Láctea (que significa camino lechoso) es de origen romano, pero los
primeros en darle dicha connotación fueron los astrónomos griegos Anaxágoras y
Eratóstenes al acuñar el término “Galaxia” (“Gala” en griego significa leche).
En la
mitología griega, la Galaxia se formó cuando Heracles, mientras era amamantado
por su madre, la diosa Hera, arrojó hacia el cielo un chorro de leche. Para los
incas era polvo dorado de estrellas. Para los egipcios, trigo esparcido en el
cielo por la diosa Isis. Para los esquimales, un sendero de nieve que surcaba
la oscura bóveda celeste. En otros casos, como en las alegorías chinas y
japonesas, se refieren a ella como un río de plata celestial.
El libro de Enoc
El libro de
Enoc, parte de los libros sagrados de algunas ramas de la tradición
judeo-cristiana (pero apócrifo para otras), contiene una verdadera enciclopedia
de astronomía, al punto de contener una sección entera denominada Libro sobre
el Movimiento de las Luminarias Celestiales.
El libro en sí relata cómo Enoc
ascendió a los cielos y fue instruido en cuestiones relacionadas con la
humanidad, la justicia, los astros, los destinos y demás temáticas
trascendentales.
La tradición atribuye su autoría
a Enoc, bisabuelo de Noé, que es lo que el libro mismo afirma. En la actualidad
se cree que el texto fue redactado por varios autores entre los siglos III y I
AEC. Las únicas versiones íntegras de este libro que se conservan están en la
lengua litúrgica de la Iglesia etíope, pero son conocidas varias partes en
griego, y un fragmento en latín. También ha sido encontrado un fragmento en
copto y, además en Qumrán fueron hallados múltiples fragmentos en arameo y uno
en hebreo.
En el Libro se menciona lo
siguiente:
Y vi las cámaras del sol y de la luna,
de dónde proceden y hacia dónde regresan, y su maravilloso retorno; cómo el uno
es superior a la otra; su magnífica órbita y cómo no se alejan de ella y mantienen fielmente el
juramento que han hecho uno a otro. Y después de eso vi el camino oculto de la luna y el visible y
ella cumple el recorrido de su camino en ese lugar de día y de noche; y uno
mantiene una posición opuesta al otro…
…me lo ha mostrado y revelado Uriel a
quien es Señor de la creación del mundo ha subordinado las huestes de los
cielos. Él tiene poder sobre la noche y sobre el día, para hacer brillar la luz
sobre los humanos: el sol, la
luna, las estrellas y todas las potencias de los cielos que giran sobre sus
órbitas.
El hecho de hacer referencia a
las órbitas del Sol y la Luna presupone
cierto conocimiento de los planetas, los astros y sus movimientos que difiere
bastante de la concepción geocéntrica de la Tierra plana soportada sobre 4
elefantes.
Luego continúa haciendo una
explicación del equinoccio:
… El sol va desde esa quinta puerta y
se oculta por la quinta puerta del occidente y nace por la cuarta puerta
durante treinta y un mañanas a causa de su signo y se oculta por el occidente.
En ese momento el día es igual a la noche, llegan a ser equivalentes: la noche
tiene nueve partes y el día nueve partes.
También argumenta que la Luna no
tiene luz propia, tal como lo hizo Tales de Mileto (s.VI AEC):
Y Uriel me enseñó otro cálculo,
habiéndome mostrado cuando la luz
es transferida a la luna y sobre cual lado se la transfiere el sol.
Durante toda la fase creciente de la luna, se transfiere su luz frente al sol
durante catorce días hasta que se ilumina toda y su luz es completa en el
cielo. El primer día es llamada luna nueva, porque desde ese día su luz crece.
Fuentes principales:
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