Octubre promete ser un mes bastante
agitado para nuestras emociones, ya que el pasado 06 de octubre de 2018 a las
19:05 UT comenzó la retrogradación de Venus a los 10º en el signo de Escorpio,
un evento que se repite una vez cada año y medio y dura alrededor de 40 a 43
días. Estará directo de nuevo el 16 de noviembre de 2018, a las 10:52 UT, desde
los 25º en Libra.
Se dice que un planeta está retrógrado
cuando su movimiento visto desde la Tierra parece que fuera en retroceso y
que su influencia benéfica se debilita. Esta posición de V
enus, retrogrado en
el signo de Escorpio llegando al signo de Libra, sucedió hace 8 años atrás en octubre
del 2010. Sería interesante para nuestro crecimiento personal, si recordáramos
qué sucedió en ese momento de nuestra vida y cómo reaccionamos en aquella
oportunidad.
Venus es el planeta del amor, la armonía
y la paz, está representado por la diosa del amor, de nombre Afrodita para los
griegos y Venus para los romanos. En la astrología no sólo da su regencia al
signo de Libra, sino que también rige a Tauro, quien en estos momentos y hasta
el 2.024 está bajo la influencia de Urano. Es así como Venus representa dos
aspectos importantes de nuestra vida: Las relaciones y las posesiones.
Cuando hablamos de Venus, hablamos de los
sentimientos, lo valioso y el placer de la vida. Gobierna las artes,
el amor y el romance, así como también la belleza y el proceso de embellecimiento,
el dinero, el entretenimiento, el ocio, la sensualidad y la comodidad.
Venus en su tránsito por Escorpio tendrá
una especial inclinación a temas relacionados con la pareja, pues además el Sol
se encuentra en Libra y ambos signos comparten una relación directa con las
relaciones más íntimas como la pareja, la conexión sexual que nos une con otra
persona. Es momento de convertirnos en el observador y ver con detalle cómo
estamos viviendo hoy nuestra vida amorosa. La economía dentro de la pareja,
la toma decisiones, proyectos en común, y la fidelidad serán temas que, durante
todo este periodo no pasarán desapercibidos.
Encontrar la armonía diaria en una
relación es un trabajo arduo y constante, donde no podemos decidir solos y en
donde debemos aceptar que existe otro en nuestra vida que puede pensar, sentir
e incluso desear de otro modo. Ya que estamos en fase de retrogradación, es
momento de ampliar nuestra mirada retrocediendo para dar el próximo paso con
una visión más consciente, y por supuesto, desde el amor.
No hay fórmulas para la felicidad, ni
para definir el formato de convivir en pareja, es nuestra tarea encontrar la
felicidad consigo mismo y compartir con alguien desde el compañerismo, la buena
voluntad unida a la paciencia trabajada para compartir una vida y desarrollar
una familia, un emprendimiento, un proyecto en común.
Como lo mencioné en mi bitácora, Venus
retrograda en nada más y nada menos que Escorpio, el signo de los secretos de
lo oculto y de los muertos y es muy probable que, dentro de la pareja, pequeños
o grandes secretos salgan a la Luz, no se pinta nada fácil y de suceder, puede
llegar a ser un trago amargo de digerir, pero como ya lo he explicado antes,
cuando un planeta retrograda es momento de introspección. Y en esta ocasión, la
energía de Venus se dirige hacia adentro haciéndonos más complicada la tarea de
expresar nuestros sentimientos más profundos.
Asimismo, Escorpio hará que sentimientos
que parecían haber sido olvidados resurjan, haciéndonos enfrentar a preguntas del
pasado y es posible que re-enfoquemos nuestras relaciones amorosas. Con
Escorpio a bordo, grandes secretos se pueden revelar. Es importante tener mucho
cuidado a la hora de actuar, no es momento para ser impulsivos, sino de estar
en sincronía con lo que nuestra verdadera intuición tiene para aconsejarnos.
Con Venus retrogradando en Escorpio,
¡Cuidado con las infidelidades!
La infidelidad implica, en la mayoría de
los casos, un drama personal de gran trascendencia. Es la vulneración de la
confianza en la pareja, ahí donde se socava el compromiso, los anhelos, los
pactos y la intimidad. Existen muchos motivos por los cuales uno de los
miembros de la pareja llega a ser infiel, pero sea cual sea, el resultado
siempre será el mismo: insatisfacción, sufrimiento, problemas que en ocasiones
se enquistan y el complejo dilema sobre cómo actuar o llevar las cosas después.
Bien lo decía Walter Riso al manifestar
que la infidelidad no sólo es cuestión de engañar o quebrantar un código moral,
sino lastimar, herir y destruir a quien nos acompaña.
En gran parte de los casos, la
infidelidad surge fruto de una insatisfacción personal. Esto es, un
sentimiento de infelicidad con la propia vida. Pero, ¿cuándo ha nacido este
sentimiento? Con frecuencia, esta insatisfacción es fruto de miedos,
inseguridad e indecisiones que hacen que la vida vaya pasando sin ningún
aliciente ni sentido personal, ya que no existe el atrevimiento de
afrontar y dar frente a las situaciones que causan la infelicidad.
En otras ocasiones, la insatisfacción
aumenta dentro de la relación, ya que la pareja no funciona como un equipo
sólido y no se toman decisiones firmes. Como consecuencia, la pareja mantiene
cada vez más una relación distante, fría y monótona, hacia la cual, la única
solución que se intuye es evitar e ignorar, aumentando así la insatisfacción.
Sin embargo, la fidelidad es un pilar de
toda pareja, y romperlo pone en riesgo la relación, ya que, entre otros
aspectos, la infidelidad ocasiona la falta de confianza, un valor sumamente
importante y necesario para vivir la pareja con seguridad.
Los psicólogos suelen decir que el
enamoramiento es un estado “maniaco-depresivo”,porque al estar con
la pareja todo es maravilloso, pero el mundo se acaba si esa persona está
lejos. Pero resulta que bajo ese sentimiento de estar enamorados, suele existir
una necesidad que ha de ser cubierta, ya sea la de protección, miedo a la
soledad, entre otros.
Cuando las necesidades se cubren por
otros caminos, el enamoramiento ya no es tan fuerte y las relaciones empiezan a
ser más sanas y maduras. Por eso, cuando empezamos a sentirnos satisfechos con
nuestra vida no pensamos en buscar las emociones fuertes en el amor, sino que
se busca la tranquilidad, por lo que las relaciones fuera de la pareja no
suelen tener mucho sentido.
Hay un aspecto importante que tenemos que
tener en cuenta para que una relación no acabe en infidelidad, y es que el paso
del tiempo puede hacer que la pareja acabe experimentando cansancio y tedio. Si
esto no se sabe gestionar puede llevar a buscar esa “chispa” que falta fuera de
la pareja.
Un gran problema de algunas personas es
el no hablar de sus deseos y necesidades. Si hay algún deseo que necesitamos
cubrir, o alguna tarea que hay que realizar, lo mejor es pedirla desde el
respeto y negociar con la otra persona. Por otro lado, es fundamental expresar
a la pareja lo que pensamos, sentimos o las cosas que no han salido como
se esperaban, y escuchar el punto de vista que tiene que daros.
Si la comunicación no es buena y tenemos
altas expectativas en la relación pero no somos capaces de exponerlas,
acabaremos sintiéndonos frustrados, buscando lo que no encontramos en la
pareja, fuera de ella.
Este tiempo de Venus en retroceso, nos
inclina a tomar decisiones importantes después de revisar ampliamente qué
cambios necesitamos para estar con otro, para compartir y para relacionarnos.
Revisar no significa destruir y pelear,
sino analizar. Llegar al fondo de la crisis sin violencia y sin ofensas es
parte de un proceso de crecimiento personal y de madurez, logrando encontrar
los términos medios y dándonos el tiempo necesario para tomar esas decisiones
donde el compromiso no sea obligación, sino saber amar.
Es momento de aceptar esta etapa de
introspección y revisar con responsabilidad la forma de amar, el deseo de ser
amado, soltar estructuras posesivas, obsesivas y comprender las diferencias con
el otro como una forma de complemento.
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