Michael Berg
Con respecto al inicio de la porción Vayeshev, que cuenta la historia de
la familia de Yaakov, Rashí cita una explicación del Midrash que habla del por
qué esta historia está justo después de la porción anterior, Vayishlaj. La
porción describe a todos los reyes que existieron en aquel tiempo, todas las
generaciones y la familia de Esav, quien, en aquel tiempo, era considerado como
el hermano negativo de Yaakov.
Para explicar por qué esta porción, Vayeshev, comienza con Yaakov y su
familia, Rashí cuenta una parábola sobre un hombre que viajaba con sus camellos
cargados de lino. El hombre y sus camellos pasan delante de un minero quien los
ve y dice: “¡Vean todo este lino! ¡Estoy abrumado!” a lo que una persona
responde: “No pienses en todo ese lino; si una chispa de tu llama le cae, lo
quemará todo”. Rashí explica que así es cómo Yaakov veía a todas las
generaciones de Esav; no como historias sobre familias, sino, como el lino,
fuerzas de negatividad y, por lo tanto, quedó abrumado.
Así pues, Yaakov está abrumado en el inicio de la porción Vayeshev, y
para calmarlo y responder su pregunta sobre cómo alguien puede luchar contra
todas estas fuerzas y energías de oscuridad, negatividad y destrucción
mencionadas al final de la porción anterior, el Midrash dice que la casa de
Yaakov es fuego, la casa de Yosef es una llama, y las fuerzas de Esav, las
fuerzas de oscuridad y negatividad, son como el heno; una chispa puede salir de
Yosef y quemar toda el heno que es Esav.
Entendamos literalmente lo que Rashí cita del Midrash. Yaakov ve todas
las generaciones de Esav y queda abrumado. No ve una manera de salir de toda la
oscuridad y el dolor que existirá en el mundo, y pregunta: “¿Cómo puedo detener
toda esta oscuridad y destrucción?”. La respuesta que da el Midrash, al igual
que en la parábola, es que es posible que tengamos una chispa de Luz que queme
todas estas fuerzas de negatividad.
Entonces, ¿cuál es el secreto de la parábola? Y más importante aún,
¿cómo lo usamos en nuestra propia vida? Los kabbalistas explican que en todas
las cosas del mundo hay un aspecto interno y uno externo. Desafortunadamente,
la mayoría de nosotros vive en el plano del aspecto externo; nos preocupamos
por lo que los demás dicen de nosotros. Ese es un indicador claro de que
estamos más involucrados con el aspecto externo de las cosas que con el
interno. Lamentablemente, el dolor, el sufrimiento, la muerte y la oscuridad
también forman parte del aspecto externo, y si un individuo fortalece uno de
los aspectos externos de algo en su conciencia y en la manera en la que vive su
vida, también les da poder a los aspectos externos del mundo; las fuerzas no
solo traen oscuridad al mundo en su conjunto, sino también al individuo.
Por tanto, ¿cómo quemamos ese aspecto externo? ¿Cómo puede alguien
quemar el juicio y la negatividad que está viviendo para hacerla desaparecer?
La respuesta es simple. Si un individuo comienza a vivir su vida sin
preocuparse por lo externo, sino solo por el aspecto interno: el alma, la
transformación y el trabajo espiritual, entonces esa chispa puede quemar todos
los juicios externos. Cuando somos abrumados por la oscuridad y el juicio,
podemos eliminarlos al recordar que eso es solo el aspecto externo; no es real,
no tiene existencia, y una chispa de la Luz interna puede quemarlo por
completo.
Por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Cuáles son mis
preocupaciones y dónde está mi enfoque? Porque si continuamos concentrándonos
en lo externo y preocupándonos por ello, entonces no podremos detener el juicio
ni quemar toda esa negatividad. Por el contrario, si entendemos que la única
manera en la que podemos quemar todo lo externo es concentrándonos solo en
enviar una chispa del aspecto interno, comenzamos a enfocar nuestra vida solo
en nuestra transformación y nuestra conexión con la Luz del Creador. Al
hacerlo, tal y como dice el Midrash: “La chispa salta y quema toda la
negatividad”.
Podemos quemar el juicio y todas las fuerzas abrumadoras de oscuridad,
tanto individualmente como para el mundo, al enviar una chispa de nuestro
aspecto interno. ¿Cómo lo hacemos? Al reenfocar nuestra mente para no
preocuparnos por lo que los demás piensan o dicen de nosotros, al no
preocuparnos más por todas las cosas externas en las que pasamos concentrados
la mayor parte de nuestros días. Más bien, dirijámonos al aspecto interno de
nuestra alma y enfoquémonos allí. Ese es el secreto de este Midrash; Yaakov es
abrumado por todas las fuerzas de negatividad, pero el Creador dice: “No
olvides que no son reales”. Y luego nosotros, al igual que Yaakov, podemos
eliminar esas fuerzas de negatividad y juicio con una chispa, pero tenemos que
estar conectados con esa chispa, el aspecto interno.
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