El Centro de Kabbalah
La mayoría de nuestros problemas en la vida provienen de nuestras
inseguridades, y la mayor inseguridad es que no logramos ver el poder ilimitado
que habita en nuestro interior.
"CUANDO ENTENDEMOS EL VERDADERO VALOR DE NUESTRA ALMA, CAMBIA LA
MANERA EN LA QUE VEMOS EL MUNDO".
Los kabbalistas enseñan que cuando entendemos el verdadero valor de
nuestra alma, cambia la manera en la que vemos el mundo. Dejamos de tener
celos, enojo o rabia porque entendemos que nada puede disminuir nuestro valor.
También comenzamos a entendernos a nosotros mismos y a las personas que nos
rodean de una forma más profunda.
Considera el caso de un billete de $100. Si lo arrugaras, lo pisaras, le
escupieras y lo restregaras en el lodo, seguiría valiendo $100 al fin y al
cabo. Lo mismo sucede con nuestra alma. Nuestras dificultades, errores y
fracasos no reducen el valor de nuestra alma. Nada ni nadie puede disminuir ese
poder porque es un poder innato en nosotros, es tan nuestro como el ADN.
La mayor parte de los problemas que enfrentamos en la vida comienzan a
surgir cuando no reconocemos nuestro propio valor. Envidiamos a otras personas
que tienen algo que nosotros creemos que nos falta. Nos mortificamos cuando
creemos que algo anda mal con nosotros. Nos ponemos a la defensiva cuando la
gente señala nuestros defectos porque no queremos admitir que los tenemos o no
queremos enfrentar las cosas en las que debemos trabajar. Si de verdad
supiéramos nuestro valor personal, no nos afectarían tanto estas cosas.
Entonces, ¿cómo aprendemos a conectarnos mejor con nuestra alma? ¿Cómo
desarrollamos una autoestima más fuerte?
1. Deja de compararte con los demás.
A veces vemos a los demás y envidiamos su éxito o buena fortuna. Otras
veces, los vemos como inferiores a nosotros debido a las decisiones que han
tomado o el estado actual de su vida. En ambos casos, nuestro ego está
impidiendo que tengamos verdadera claridad. Cuando desarrollamos nuestra
autoestima, no sentimos envidia ni superioridad. Reconocemos que no somos ni
mejores ni peores que nadie más.
Recuerda que cada persona es única. Cada uno tiene un propósito especial
en este mundo, y parte de ese propósito es el proceso de transformación. Este
proceso involucra desafíos particulares para cada uno de nosotros. Así que,
¿para qué comparar tu recorrido con el de alguien más? Ellos tienen su propio
propósito y sus propios obstáculos, los cuales no tienen nada que ver con los
tuyos.
El trabajo espiritual es ser mejor de lo que fuiste ayer, no mejor que
la persona que tienes al lado.
2. Determina tus fortalezas y aprende a apreciarlas.
Confía en el hecho de que la grandeza existe en tu interior, aunque sea
difícil verla a veces. Todos tenemos fortalezas y debilidades. No te enfoques
únicamente en las debilidades. ¿En qué eres bueno? ¿Eres buen amigo, buen
trabajador, buen oyente?
No se trata solo de hacernos sentir seguros de nosotros mismos. Hay una
razón por la cual fuimos bendecidos con estas habilidades. Son herramientas
destinadas a ayudarnos a alcanzar nuestro propósito supremo. Cuando aprendemos
a reconocer los dones que tenemos, comenzamos a usarlos para mejorar el mundo.
"CONFÍA EN EL HECHO DE QUE LA GRANDEZA EXISTE EN TU INTERIOR".
3. Acepta que todavía eres una obra en progreso.
Tener autoestima no significa pensar que eres perfecto. Así como tenemos
fortalezas, también tenemos cosas en las que necesitamos trabajar. Reconocer y
aceptar esto sin permitir que nos derrote es fortalecedor.
El trabajo de nuestra vida es superar estos obstáculos, y el propósito
de ellos es desafiarnos. No deben ser fáciles. Eso no significa que algo ande
mal con nosotros. A veces nos esmeramos tanto en intentar arreglar estas cosas
que olvidamos el asombroso poder que tenemos internamente.
Recuerda que nuestras dificultades nos están moldeando de la manera que
el Creador quiere para nosotros. Cuando reconocemos nuestro valor propio,
podemos usar estos desafíos para crecer y cambiar, sabiendo que nos están
impulsando a ser mejores versiones de nosotros mismos.
Desarrollar una autoestima es una de las maneras más poderosas para
conectarnos con el Creador. Cada uno tiene una chispa del Creador en su
interior, el potencial ilimitado de nuestra alma. Cuando reconocemos y
apreciamos esto, nos acercamos al Creador y también a los demás. Podemos amar
más a otras personas, ser más comprensivos, más clementes y más conectados con
las personas que nos rodean.
Con una autoestima fuerte, podemos comenzar a ver que todos somos
semejantes debido a que todos somos únicos.
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