Michael Berg
En Las Diez Emanaciones Luminosas, Rav Áshlag
explica que el concepto de movimiento, tal como lo entendemos en el mundo
físico, no existe en el mundo espiritual. En el mundo físico comprendemos el
movimiento como ir del punto A al punto B, pero debido a que no hay materia
física en el mundo espiritual, este tipo de movimiento no ocurre allí. El
movimiento espiritual en realidad se refiere a la transformación, pasar de un
nivel espiritual a otro. La Luz, por ejemplo, en verdad no se mueve sino que
adquiere una nueva esencia o forma a medida que pasa por diferentes realidades,
que es lo que llamamos movimiento. Por lo tanto, cuando leemos palabras que
hacen referencia al movimiento en la Torá, el Zóhar, las palabras del Arí o
cualquier texto de índole espiritual, debemos entender que no se refieren al movimiento
físico, sino a un cambio de conciencia. Este conocimiento puede abrir la puerta
para tener una comprensión mayor y más genuina de la Torá y nuestro propio
crecimiento espiritual.
"EL MOVIMIENTO ESPIRITUAL ES LA FORMACIÓN DE UNA ESENCIA
COMPLETAMENTE NUEVA".
Cuando leemos en los textos sagrados que un
individuo o un grupo de personas viajan de un lugar a otro, no es para
enseñarnos que se movieron físicamente a una nueva ubicación. Más bien se
refiere a un cambio espiritual que ocurrió. Si el viaje ocurrió físicamente o
no es secundario ante el entendimiento de que hubo una transformación
espiritual. Cada lugar representa un nivel de conciencia: una ciudad representa
un estado de conciencia y la siguiente un estado completamente diferente.
Cuando leemos que alguien se movió de un lugar a otro, debemos entender que en
realidad significa que ascendieron de un nivel espiritual a otro.
El movimiento espiritual es la formación de
una esencia completamente nueva. Cuando un individuo o un mundo ha alcanzado una
nueva forma espiritual, decimos que se ha movido, es decir, que se ha
convertido en algo nuevo y distinto de lo que era antes. Incluso en el mundo
físico se puede entender un poco esto. Si tienes un vaso lleno de agua, le
extraes una gota y la colocas sobre una mesa, la gota de agua cambia de forma.
Deja de ser parte del contenido del vaso y se convierte en una gota única en la
mesa. En este sentido, se convierte en algo nuevo, distinto de su forma
anterior. Esto es todavía más cierto en el mundo espiritual.
Lo que Rav Áshlag nos enseña aquí es muy
profundo y fundamental para que comprendamos cómo debemos ver nuestro propio
crecimiento espiritual. Cuando nos transformamos espiritualmente, somos una
persona nueva. Dejamos atrás una forma anterior y nos convertimos en una nueva.
El movimiento espiritual es la creación de una esencia completamente nueva.
Cuando hacemos un cambio, aunque sea pequeño, nos convertimos en una persona
completamente nueva si es un cambio genuino.
En el Libro de Éxodo, Moshé subió al Monte
Sinaí y dejó a los israelitas por cuarenta días y cuarenta noches. Los
israelitas temieron que él nunca regresara y comenzaron a idolatrar al becerro
de oro. Cuando Moshé regresó con los Diez Enunciados, se enojó y destruyó las
tablas. Dentro de la historia, se explica que los israelitas perdieron la
totalidad de la Luz que habían recibido. No obstante, entre el pecado del
becerro de oro y la pérdida de la Luz, hay una tristeza que aflige a los
israelitas. Es la tristeza lo que condujo a la pérdida de la Luz, no el pecado
en sí. Es un proceso de tres fases: ellos pecan, se entristecen y después
pierden la Luz. Si tan solo hubiesen pecado y no hubiesen caído en la tristeza,
no habrían perdido la totalidad de la Luz.
"TENEMOS LA CAPACIDAD DE ASCENDER A UN NUEVO NIVEL
ESPIRITUAL".
La lección aquí es que el lado negativo
quiere que pensemos que nuestros errores y las cosas negativas que hemos hecho
en el pasado deberían hacernos sentir mal con nosotros mismos en el presente.
El lado negativo no está tan interesado en el pecado que cometemos como lo está
en la tristeza que puede inyectarnos después de que caemos. A través de la
tristeza, puede llevarnos a un estado más bajo y distante de la Luz. La
increíble revelación de Rav Áshlag es que cuando hacemos algún cambio
espiritual genuino, adoptamos una forma completamente nueva. La persona
anterior que cometió esas acciones negativas deja de existir. Cada mañana, nos
convertimos en una persona nueva si estamos creciendo y cambiando. Cuando
adoptamos una nueva forma, aunque sea mediante el cambio más mínimo, nos
desasociamos por completo de la persona que éramos. Dejamos atrás a esa
persona.
Esto debería entusiasmarnos mucho por nuestro
trabajo espiritual y darnos una incapacidad de sentirnos abatidos por la persona
que éramos o lo que hicimos ayer, hace una semana, hace un año.
Cuando nos convertimos en una persona nueva,
no somos la forma anterior con una pequeña diferencia, sino que adoptamos una
forma completamente nueva. Esperamos que esta enseñanza nos ayude a ver cuán
conectados podemos estar en un instante. Si hacemos el cambio en un segundo,
podemos convertirnos totalmente en una persona justa sin que nuestras acciones
negativas previas nos sigan abatiendo. Cuando ponemos a nuestra alma en
movimiento, tenemos la capacidad de dejar atrás nuestra negatividad y ascender
a un nuevo nivel espiritual.
*Adaptado del curso de Michael Berg sobre Las
Diez Emanaciones Luminosas, clase 27
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