¿Qué es el tiempo? La mayoría de nosotros lo
considera como la medición del transcurso de horas, minutos y segundos.
Pensamos en las manecillas del reloj o la fecha en el calendario. En Las
Diez Emanaciones Luminosas, Rav Áshlag desarrolla la idea de que el tiempo,
tal como lo percibimos, en realidad es una ilusión y explica cómo se relaciona
con cualquier negatividad que podamos experimentar.
"EN EL ÁMBITO ESPIRITUAL, NO HAY TIEMPO, ESPACIO NI
MOVIMIENTO".
Rav Áshlag nos enseña que, en el mundo físico
en el que vivimos, el tiempo no es un sentido humano innato. Si nos sentásemos
en una habitación en completa paz sin movimiento ni ruido a nuestro alrededor,
sin un reloj que mirar, no podríamos predecir el tiempo. Percibimos el tiempo a
través de un sentido de movimiento, por las cosas físicas que ocurren una tras
otra. Nuestra mente percibe estos sucesos y nos dice que cierta cantidad de
tiempo debió pasar. Es puramente un constructo de nuestra mente.
En el ámbito espiritual, que representa la
realidad verdadera, no hay materia física; así que tampoco hay tiempo, espacio
ni movimiento. En otras palabras, el tiempo no es una realidad verdadera sino
una ilusión del mundo físico que nuestra mente percibe. Incluso en el mundo
físico el tiempo no existe realmente, y esto es todavía más cierto en el ámbito
espiritual.
Cuando los textos espirituales como la Torá y
el Zóhar usan palabras que connotan el tiempo, tenemos que ser cuidadosos de no
equipararlo con el tiempo tal como lo entendemos en el mundo físico. Por
ejemplo, cuando estudiamos que ocurrió el primer TsimTsum y
después la Kav, es tentador pensar que estos eventos sucedieron en
ciertos momentos del tiempo, como si leyésemos un libro de historia. Pero a lo
que verdaderamente se refiere la sabiduría es a la idea de causa y efecto; cómo
una realidad afecta naturalmente a otra. Debido a que estamos muy acostumbrados
a pensar en el tiempo en términos físicos, nuestra mente de forma automática
toma estas historias de causa y efecto para denotar tiempo; pero no es verdad,
dado que el tiempo no existe.
Si analizamos esto con más profundidad, casi
todos nuestros problemas —temores, dudas y pensamientos negativos—provienen del
ámbito del tiempo y el espacio. Nos preocupamos por lo que ocurrirá o dejará de
ocurrir mañana, y estamos apegados a lo que ocurrió en el pasado. La única
preocupación genuina que deberíamos tener es si estamos o no cambiando,
transformándonos y convirtiéndonos en una nueva forma espiritual, acercándonos
al Creador. Cualquier otro pensamiento que nos traiga infelicidad está
relacionado con el tiempo y el espacio, porque ahí es donde habita el lado
negativo.
"ESTAMOS DESTINADOS A ELEVAR A NUESTRA ALMA A UN ESTADO QUE
TRASCIENDA TIEMPO Y ESPACIO".
En el ámbito que trasciende el tiempo y el
espacio no hay negatividad, solo hay Luz. El dolor y el sufrimiento solo pueden
existir dentro del ámbito del tiempo y es espacio, porque solo pueden existir
en el ámbito físico. En el mundo verdadero, donde no existen el tiempo ni el
espacio, no puede haber dolor, sufrimiento, preocupación o duda, porque no hay
materialidad. Todos estos pensamientos negativos se relacionan con el tiempo y
el espacio, esos constructos físicos que son ilusorios.
Esto explica por qué los kabbalistas podían
viajar en el tiempo y el espacio. Ellos alcanzaron una conexión tan fuerte con
el ámbito que trasciende la ilusión del tiempo y el espacio que ya no estaban
limitados por las leyes de la física. Cuando Rav Áshlag viajaba, sus
estudiantes solían quejarse de lo lejos que estaban de él. Él les decía que si
estuviesen realmente conectados con él, no sentirían la distancia en el
espacio. La razón por la que sentían la distancia es porque ellos seguían
operando dentro del ámbito de la materialidad y, por lo tanto, en el ámbito del
tiempo y el espacio.
En realidad estamos destinados a elevar a
nuestra alma a un estado que trascienda el tiempo y el espacio, en el cual no
nos influyan y, por consiguiente, no sintamos más dolor ni sufrimiento. Esta es
una lección asombrosa que Rav Áshlag comparte con nosotros que debería influir
en la manera en que entendemos la sabiduría y percibimos el mundo.
*Adaptado del curso de Michael Berg
sobre Las Diez Emanaciones Luminosas, clase 27.
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