Proteger a sus hijos es parte del instinto natural de la mayoría de los
padres. En todo el reino animal y humano, cuando una cría está en peligro el
progenitor es impulsado a protegerla. Hemos escuchado historias de madres que
han sido capaces de levantar objetos pesados para salvar y rescatar a sus
hijos. Esta protección emana del amor, el cual puede ser un escudo para
casi
cualquier peligro. Este es el amor del que dependemos enteramente cuando somos
bebés y niños pequeños. Mientras aprendemos a caminar, necesitamos protección
casi constante de nuestros padres o tutores. Incluso cuando somos adultos,
todavía existe esta necesidad de protección. En los tropiezos de la vida
adulta, el Creador siempre nos cuida y nos protege de la negatividad. El amor
del Creador nos provee un escudo protector, y esta semana, esa energía es
reforzada en el cosmos. Esta semana da la bienvenida a la Luna Nueva de
Escorpio, un mes conocido por sus desafíos y el famoso Diluvio bíblico. Como
antídoto para las energías de este mes, se activa y renueva nuestro escudo
protector de amor. Nuestro regalo esta semana es la Luz de protección.
Llegamos a la segunda porción de la Torá conocida como Nóaj. Nóaj es
nuestro canal y guía cósmica para la semana. La Torá llama a Nóaj (Noé) “…un
hombre justo, perfecto en su generación; Nóaj andaba con Dios”. En aquel
momento, aunque el mundo era relativamente nuevo, había aumentado la energía
negativa, lo cual lo ponía en peligro. Fue decretado que un diluvio destruiría
el mundo, pero el Creador le pidió a Nóaj que construyera una barca para
protegerlo a él, a su familia y a un tipo de cada especie animal en la tierra.
Esta barca protectora es conocida como el arca. Nóaj construyó el arca, tal y
como le pidió el Creador, y en ella llevó a su familia y a los animales
terrestres. Por cuarenta días y cuarenta noches llovió sobre la tierra, la
cubrió por completo, así fue eliminado todo ser viviente; excepto los
que se encontraban en el arca. Como se le prometió, Nóaj, su familia y los
animales que estaban en el arca fueron protegidos y sobrevivieron al Diluvio.
Una vez finalizado el Diluvio, cuando la tierra estaba seca, el Creador bendijo
a Nóaj, diciendo: “que se reproduzcan en abundancia sobre la tierra, y sean
fecundos y se multipliquen sobre la tierra”. El Creador luego hizo una promesa,
un pacto con la humanidad. Prometió que la negatividad de la tierra nunca
volvería a llegar a ese nivel de negatividad y que un diluvio no volvería a
destruir a sus habitantes. El Creador prometió que estaríamos a salvo y
protegidos de ese tipo de catástrofe mundial para siempre.
Explicó que el arcoíris, cuando lo veamos en el cielo, nos dice que el
Creador está allí, nos ama y protege de todo peligro a sus amados hijos.
Increíblemente, hay 153 versículos en esta porción, que es el mismo valor
numérico del nombre Betsalel, la persona que construyó el Tabernáculo. El
Tabernáculo también era una estructura física de Luz que albergaba la energía
del Creador. Esta semana, el Creador nos envía esta misma Luz hermosa de
protección que estaba presente para Nóaj en el arca y para los israelitas en el
Tabernáculo. Somos protegidos de la negatividad exterior que está presente en
el mundo de hoy y, aún más importante, somos protegidos de la negatividad que
hemos creado nosotros mismos. Este es el regalo invaluable, originado en el
amor, que recibimos y renovamos esta semana.
La vida tiene sus altibajos. Desafortunadamente, todavía no puedo decir
que vivimos en un mundo perfecto en el que nada está mal. Aunque luchemos por
ser personas espirituales y trabajemos juntos para hacer del mundo un lugar
mejor, aún está presente la negatividad. Trabajamos en la transformación de
esta energía global al reducir nuestra propia negatividad interior. De este
modo, podemos disminuir los peligros del mundo. Dependemos uno de otro para
resguardarnos mientras la positividad y el amor no sean lo único que dominen
nuestro mundo. Aún más importante, dependemos del Creador y de la energía de
esta semana para fortalecer nuestro escudo de protección energético, esta es
una oportunidad única en el año. Al igual que un padre, el Creador nos envía la
Luz de protección para que estemos a salvo entre Sus brazos. Una vez un
estudiante le dijo al Rav que había presenciado un milagro. Había acabado de
sobrevivir a un accidente automovilístico sin ninguna herida. Rav Berg le
respondió: “Tengo un milagro aún más grande. ¡Yo no estuve en ningún accidente!”.
A menudo podemos olvidar que cada día en la tierra es un regalo. Cada día en el
que podemos caminar, ver, oír, es un día en el que hemos sido protegidos y
amados. Un amor que nos defiende, nos nutre y que solemos dar por sentado.
Esta semana en tus meditaciones, encuentra un lugar silencioso en el que
puedas sentarte tranquilo. Cierra los ojos y respira. Siéntate en silencio y
comienza a imaginar una hermosa y cálida luz blanca que brilla sobre tu cabeza.
Aumenta su intensidad y lentamente envuelve todo tu cuerpo. Sientes un torrente
de amor y seguridad que te baña. Te sientes protegido. Sientes calidez. Te
sientes seguro. Es la mano del Creador y está allí para guiarte y
protegerte.
Mientras brilla desde lo alto, visualiza cómo también se extiende hacia
tus seres queridos, amigos, familia y compañeros de trabajo. Toma esta Luz e
imagina cómo se difunde por tu vecindario, oficina, tiendas, escuelas y
ciudades de todos los tamaños. Toma esta hermosa luz blanca y envuelve a todo
el mundo. Visualízala protegiendo a cada animal y ser humano del mundo. Uno por
uno, cada corazón de la tierra está inmerso en la Luz.
El Creador nos promete que estaremos protegidos, seguros, y más
importante aún, siempre seremos amados. Un amor que no sólo protege, sino que
también nos ayuda a transformarnos cada día en seres humanos más atentos,
amorosos y amables; dado que de allí se origina la mayor protección de todas.
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