ECKART TOLLE.
Un ego que desea algo de otra persona, y cuál
ego no lo desea, generalmente representa algún tipo de papel a fin de
satisfacer sus "necesidades", trátese de una ganancia material, una
sensación de poder o de superioridad, una sensación de ser especial, o algún
tipo de gratificación, ya sea física o psicológica. Por lo general, las personas
no toman conciencia alguna de los personajes a los cuales representan. Son esos
personajes. Algunos papeles son sutiles; otros son francamente manifiestos,
salvo para la persona que los representa. Algunos papeles sólo tienen por
objeto atraer la atención de los demás. El ego se alimenta de la atención de
los demás, la cual es, después de todo, una forma de energía psíquica. El ego
ignora que la fuente de toda energía está en el interior, de manera que la
busca externamente. El ego no busca la atención informe de la Presencia, sino
alguna forma de atención como el reconocimiento, la alabanza, la admiración, o
sencillamente ser notado de alguna manera, lograr que se reconozca su
existencia.
La persona tímida que teme despertar la atención de
los demás no carece de ego. Tiene un ego ambivalente que teme y a la vez desea
la atención de los demás. El temor es que la atención adopte la forma de
desaprobación o crítica, es decir, algo que menoscabe su sentido de ser en
lugar de engrandecerlo. Así, el temor de recibir atención es mayor que la
necesidad de tenerla. La timidez suele ir de la mano con un concepto negativo
de uno mismo, la idea de ser inadecuado. Toda noción conceptual del ser (verme
a mi mismo de tal o cual manera) es ego, trátese de un concepto
predominantemente positivo (soy el mejor) o negativo (no sirvo para nada).
Detrás de todo concepto positivo de uno mismo está el temor de no ser lo
suficientemente bueno. Detrás de todo concepto negativo de uno mismo se oculta
el deseo de ser el mejor de todos, o mejor que los demás. Detrás de la
sensación de superioridad del ego seguro de sí mismo y de la necesidad de
conservar esa superioridad, está el temor inconsciente a la inferioridad. Y al
revés, el ego tímido que se siente inferior, tiene un fuerte deseo oculto de
ser superior. Muchas personas fluctúan entre la sensación de inferioridad y de
superioridad, dependiendo de las situaciones o de las personas con quienes
entran en contacto. Lo único que usted necesita saber y observar en usted
mismo es lo siguiente: cada vez que se sienta superior o inferior a alguien,
es problema de su ego.
Algunos egos, cuando no logran despertar alabanzas y
admiración, se contentan con otras formas de atención y representan los
personajes necesarios para obtenerlas. Si no consiguen atención positiva,
podrían buscar la atención negativa, provocando, por ejemplo, una reacción
negativa en otra persona. Algunos niños lo hacen. Se comportan mal para atraer
la atención. La representación de papeles negativos adquiere fuerza
especialmente cuando el ego se amplifica a causa de un cuerpo de del dolor
activo, es decir, por el sufrimiento emocional del pasado que desea renovarse
sintiendo más dolor. Algunos egos cometen crímenes en aras de la fama. Buscan
atención haciéndose notorios y provocando la condena de los demás. Su súplica
parece ser la de "por favor díganme que existo, que no soy
insignificante". Esas formas patológicas del ego son solamente versiones
más extremas de los egos normales.
Uno de los personajes representados con mayor
frecuencia es el de la víctima, la cual busca la simpatía, o la compasión, o el
interés de los demás por mis problemas, "yo y mi historia". La
víctima es uno de los componentes de muchos patrones egotistas, como renegar,
sentirse ofendido, injuriado, etcétera. Claro está que una vez que nos
identificamos con una historia en la cual nos hemos asignado el papel de
víctimas, no deseamos que caiga el telón y, por tanto, como todos los
terapeutas lo saben, el ego no desea poner fin a sus "problemas"
porque son parte de su identidad. Si nadie desea escuchar nuestra triste
historia, podemos repetírnosla mentalmente una y otra vez para sentir
compasión por nosotros mismos y poseer la identidad de una persona maltratada
por la vida, por las demás personas, por el destino o por Dios. Es una forma de
dar definición a la imagen que tenemos de nosotros mismos, de ser alguien, lo
cual es lo único que le interesa al ego.
En las primeras etapas de muchas supuestas relaciones
románticas, es bastante común que las personas representen personajes con el
fin de atraer y retener a quien quiera que el ego perciba ha de ser la persona
que "me dará felicidad, me hará sentir especial y satisfará todas mis
necesidades".
"Representaré el papel de quien deseas que yo
sea, y tú desempeñarás el papel de quien yo deseo que seas". Ese es el
acuerdo tácito e inconsciente. Sin embargo, representar personajes implica un
gran esfuerzo que no se puede mantener indefinidamente, en particular después
de que se inicia la vida en común. ¿Qué queda cuando se abandonan los
personajes? Infortunadamente, en la mayoría de los casos no queda todavía la
verdadera esencia de ese ser sino lo que cubre la verdadera esencia: el ego
desnudo privado de sus máscaras, con su cuerpo de dolor y sus frustraciones
que ahora se convierten en ira dirigida principalmente contra el cónyuge o la
pareja por no haber eliminado el miedo subyacente y la carencia, elementos
intrínsecos del sentido egotista del ser.
En la mayoría de los casos, el llamado
"enamoramiento" es una intensificación de los deseos y las
necesidades. Nos volvemos adictos a otra persona, o mejor, a la imagen que
hemos fabricado de ella. No tiene nada que ver con el verdadero amor, el cual
no conoce la carencia. El español es el idioma más honesto con respecto a las
nociones convencionales del amor: te quiero significa a la vez "te
deseo" y "te amo", pero ésta última expresión, en la cual no hay
esa ambigüedad, rara vez se utiliza, quizás porque el amor verdadero es
igualmente escaso.
Eckhart Tolle en "Una Nueva Tierra".
No hay comentarios:
Publicar un comentario