El 22 de septiembre a las 22:02 (hora
española), el Sol abandonó el signo de Virgo para adentrarse en Libra; evento
celeste que marca el principio del otoño en mi parte del mundo y el de la
primavera en el hemisferio sur.
Libra es un signo que busca la paz y la
armonía y aborrece los conflictos. Estamos envueltos en mucha agitación
colectiva estos días y la tarea es buscar el equilibrio. El símbolo de
Libra es una báscula que representa el equilibrio entre las fuerzas de la luz y
de la oscuridad. Cuando los tiempos son revueltos, se despierta la sombra
colectiva y se apodera de los ánimos. Sobre todo si no hemos confrontado
nuestros dragones internos antes, es fácil que nos dejemos arrastrar a
tomar partido en las locuras del momento y demonicemos al adversario, en
lugar de verlo como un ingrediente creativo que nos trae mayor claridad,
crecimiento y consciencia. Libra adora la belleza y solo en Escorpio aprende a
amarla también en las facetas más dramáticas de la existencia. Escorpio es el
descenso a las profundidades, el lugar de las iniciaciones oscuras de muerte y
renacimiento, de la sexualidad, del sufrimiento y su transmutación, de la
enfermedad y de la vejez. En los tiempos de Libra aun no estamos preparados y
nos aferramos a las luchas por la justicia, sufrimos por el apego a la
paz, y nos refugiamos en la belleza luminosa como si de un salvavidas se tratase.
Hoy es el día que la Luz y las Sombras
estarán en equilibrio y que podemos amar a ambos. Abrir los brazos en cruz y
sentirnos plenamente humanos y vivos, aceptando lo que el multiverso nos
presenta. Es el día para agradecer todos los frutos que hemos recibido, todas
las cosas bellas y tristes, todo el amor que hemos podido sentir y sentimos,
todas las relaciones y almas que amamos y que nos aman, todas las cosas que
hemos podido ver, tocar, saborear, oler y escuchar. Todas sin excepción. Cuando
desciende la Luz se convertirán en recuerdos, poco a poco se extinguen a menos
que los recordemos y los traigamos de vuelta a la vida. El pasado muere, la luz
desciende, la serpiente empieza a moverse para más adelante soltar su vieja
piel. Es una nueva etapa, más madura. Las Diosas que empiezan a emerger ahora
son las del otoño, las Diosas y Dioses Oscuros, las Ancianas y los Guardianes.
Detrás de la búsqueda de la belleza y del equilibrio en Libra está el
miedo a morir, algo inevitable en Escorpio.
Aun así, es pronto. Celebremos. Amemos.
Bailemos. Cada cosa en su momento.
Sentados delante del altar, contemplando a la
Anciana y a la granada, el fruto de Perséfone, y a las semillas, hojas y
ramas que hemos recogido del campo para adornarlo, esta noche podemos anunciar
un “sí, quiero” a la Vida con todo lo que eso implica y entregarnos al
sentimiento de la más profunda Gratitud.
¡¡¡Feliz equinoccio!!!
22/9/2017
Copyright© Margit Glassel
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