Este
planeta en su período de retrogradación, nos ha hecho revisar por dentro acciones, motivaciones y predisposiciones
profundas, llevando a la superficie lo que estaba oculto y que tiene que salir
ahora, emerger o brotar. Plutón
marca largos y profundos procesos de
transformación, algunas veces increíbles. Pone a prueba nuestro
instinto de supervivencia, señalando muchos de los cambios y transformaciones
que pueden realizarse a lo largo de nuestra existencia. Plutón pone en evidencia nuestras neurosis,
nuestras represiones, nuestros miedos y después nos obliga a manejarlos y a
volver a edificar la
personalidad. Durante su paso funcionamos de modo
compulsivo. Nos enseña que debemos
eliminar, destruir las actitudes que nos prohíben ser verdaderamente nosotros
mismos.
Este
tránsito puede manifestarse como un incremento
de poder o de ambición personal y puede hacer hasta emerger aspectos de la
personalidad ocultos para tomar una nueva dirección.
Probablemente,
durante el período en que Plutón retrogradó, han ido surgiendo fuerzas que han
iluminado aquellos factores que necesitaron de un examen más atento para
ayudarnos a encontrar modos más ventajosos de expresión para el poder y la
ambición, en muchos casos, desmesurada.
Cuando
este tránsito actúa de forma
positiva, puede representar cambios muy favorables, se encuentran energías y
recursos suficientes para tomar contacto con nuestra propia autoridad.
Negativamente, corremos
el riesgo de vivir situaciones opresivas, conflictos con los demás, y lucha de
poderes. Plutón está asociado con mutación, destrucción y
reconstrucción, saca a la luz, pone
en evidencia pulsiones ocultas. Es fuente de fricción interna, la mayor
diferencia entre unos y otros, estaría dada por la facilidad o dificultad con
que encaramos el caos o desequilibrio emocional que producen.
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