By PHILEAS
Una madre le pidió al Maestro del pueblo que le pidiera a su hijo que dejara de comer tantos caramelos.
El
sabio le pidió a aquella mujer lo volviera a visitar luego de
transcurrida una semana y que entonces él le pediría eso al muchacho
con mucho gusto. Cuando regresó la señora con su hijo, después de siete días,
el Maestro habló con el jovencito y le dijo: “Niño, por favor, no comas
tantos caramelos”, advirtiéndole sobre las nefastas consecuencias de
abusar del azúcar. El chico entendió y prometió comer menos dulces.
Antes de irse,
la mujer le comentó al Maestro: “Ese consejo que le diste a mi
hijo se lo podrías haber dicho la semana pasada. ¿Por qué no lo hiciste
entonces? ¿Qué cambió?”
Y el Maestro
contestó con una sonrisa: “La semana pasada yo no podía aconsejar a tu
hijo apropiadamente, porque en ese momento yo también comía muchos
caramelos…”
“Se puede
calificar de hombre superior el que primero pone en práctica sus ideas, y
después predica a los demás lo que él ya realiza”. (Confucio)
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