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27 de septiembre de 2018

Arcángel Jofiel: La Belleza de Dios

Por Eduardo Luz

Nombre Original: Jophiel.
Día en su Honor: Lunes.
Día de su Celebración: 29 de Septiembre.
Colores: Amarillo y Oro, colores de su vibración
Rayo: Amarillo.
Propicia: Aciertos ante las dudas, el conocimiento y la elocuencia; Ayuda para que la gente pueda entenderse en paz y armonía. Mensajero de secretos del corazón.
Velas: Amarilla para progreso material y espiritual. Naranja para aceptación social.
Chakra: Tercero, Manipura Chakra o Chakra del Plexo Solar: el amarillo.

El nombre de proviene del hebreo: יופיאל, "La belleza de Dios", "Belleza divina". También llamado Jophiel, Iophiel, Iofiel, Yofiel, Youfiel, Zophiel (Tsophiel צֹפִיאֵל, "espía de Dios", "vigilante de Dios") y Zuriel (Tsuriel צוּרִיאֵל, "mi roca es Dios"), es el arcángel de la sabiduría, la comprensión y el juicio. Él aparece como uno de los siete arcángeles en las enseñanzas de Pseudo Dionisio. Es uno de los siete arcángeles que están en presencia de Dios desde la creación. Se invoca su protección en momentos en que necesitamos claridad mental, iluminación y estabilidad. Es considerado el arcángel de la Sabiduría y la Iluminación; por ello, algunos han postulado que fue Jofiel quien expulsó a Adán y Eva del Paraíso y quien se quedó cuidando el camino que llevaba al Árbol de La Vida.

Su origen se remonta a escritos del llamado Pseudo-Dionisio, el cual era un teólogo bizantino anónimo que firmó sus escritos a nombre de San Dionisio Areopagita y vivió a finales del s. V e inicios del s. VI. De ese modo, su origen es mucho menos antiguo que el de arcángeles como Miguel, Gabriel, Uriel y Rafael, los cuales tuvieron su origen en el famoso Libro de Enoc. Su nombre ha sido interpretado como “Belleza de Dios” o “Luz de Dios”, estando lo segundo ligado a la lección que éste ángel tiene para el hombre, lección ésta que consiste en el hecho de que, desde cierta perspectiva, todo es aprendizaje dentro del mismo camino que, cada uno a su manera, recorre en pro de una meta: la ascensión. Así, Jofiel tiene el don de mostrarle al hombre como todo es un proceso de enseñanza que se repetirá una y otra vez hasta que el alma logre la iluminación derivada de comprender el Plan Divino.

El arcángel Jophiel representa el poder de la luz del conocimiento ante la oscuridad de la ignorancia. Es la representación de la energía que disuelve el orgullo falso, la estrechez de la mente y los malos hábitos que previenen la absorción del conocimiento, como la indisciplina, la falta de concentración y la falta de humildad. La energía que representa el arcángel Jophiel ayuda al ser humano a limpiar la contaminación mental y física para alcanzar la belleza de Dios, como su nombre indica. También promueve la inspiración artística e intelectual, brindando ayuda con proyectos difíciles y creativos. Invocar mentalmente al arcángel Jophiel es sinónimo de pedir ver la belleza y las posibilidades del mundo que te rodea.

Según el pseudo epigráfico Revelación de Moisés, otro nombre de Jofiel es Dina. Jofiel/Dina se describe como un ángel del séptimo cielo, un guardián cabalístico de la Torá (y la sabiduría), que enseñó 70 idiomas a las almas en el alba de la creación. El Zohar lo enumera como un gran jefe angélico encargado de 53 legiones que vigila Torá-lecturas en el día sabbat. Jofiel se dice que es el compañero al ángel Metatrón. C. E. Clement, en su libro 'Ángeles en el arte', nombrado Jofiel como el profesor de Cam, Jafet y Sem. Enrique Cornelio Agripa5 y Thomas Rudd asimismo nombraban Jofiel como el profesor de Sem. Jofiel es un arcángel de la cábala (aunque algunos sistemas ponen Raziel en su lugar) y en varias listas incluyendo la del teólogo Pseudo Dionisio en la Alta Edad Media.

El Calendarium Naturale Magicum Perpetuum enumera Jofiel como el ángel de la sefirá Jojmá, al igual que "Las verdaderas clavículas de Salomón", la variante de Clave de Salomón, y los Sexto y Séptimo Libros de Moisés. Las dos últimas obras derivadas del Calendarium.Agripa atributa Jofiel a Saturno, mientras Paracelso le asigna a Júpiter. Rudd atributa el zodíaco a Jofiel junto con la sefirá Biná en lugar de Zafkiel. Atanasio Kircher nombra Jofiel como "Angelus pulchritudinis", ángel de la belleza. Según Robert Ambelain, Jofiel es el encargado de los querubines, particularmente los ángeles Haziel, Aladiah, Lauviah, Hahaiah, Iezalel, Mehahel, Hariel, y Hakamiah de Shemhamphorash.

Jofiel en el Judaísmo:

Las tradiciones populares judías reconocen al arcángel Jophiel como un querubín o trono que cuida de los siete cielos y los coros angélicos. Se le menciona como el príncipe de la Torah y como un igual del Ángel de la Presencia. Los escritos de Pseudo Dionisio Areopagita, uno de los recursos más importantes de la angelología, lo mencionan como un arcángel. Otros papeles que se le han asignado al arcángel Jophiel a través de la historia son el de haber ayudado al arcángel Miguel en la batalla contra los ángeles caídos y el de haberle enseñado a Moisés los misterios de la cábala. En el Zohar también se le menciona como un gran jefe de 53 legiones ángeles. Se dice que su labor es supervisar la lectura de la Torah en el Sabbat.

En la tradición judía se le ha visto como equivalente a Yefefiah (uno de los llamados “Ángeles de La Presencia”), como uno de los “Príncipes de La Ley” y como compañero del arcángel Metatrón. El Zohar dice que comanda 53 legiones de ángeles y que supervisa la lectura de la Torá en el Sabbat. También, dentro del esoterismo judío se le ha descrito como uno de los “ocho ángeles príncipes de la Merkaba”, siendo en esa óptica superior a Metatrón y todos los ángeles que no participan del rango de “príncipe de la Merkaba”.

La Cábala dice que él es el ángel que debe invocarse para crear amuletos, que astrológicamente es el espíritu de Júpiter cuando la influencia de este planeta está en Piscis y Sagitario; y, para algunos, Jofiel sería el mismo ser que Dina, quien era una angelina guardiana de la sabiduría de la Torá y quien fue la encargada de enseñar 70 lenguas a los humanos de los inicios después de la expulsión de Adán y Eva y antes de la caída de la Torre de Babel. Sobre su puesto entre las nueve jerarquías angélicas hay discrepancia.

Así, unos creen que fue él un querubín que Dios puso para cuidar el camino al Árbol de la Vida luego de la expulsión de Adán y Eva; en cambio, otros piensan que es uno de los jefes de la Orden de los Tronos. En cuanto a su naturaleza astrológica, Cornelius Agripa (1486-1535) ha dicho que Jofiel es uno de los regentes de Saturno; Paracelso ha dicho que es la inteligencia de Júpiter y su regente cuando está (Jupiter) sobre Piscis y Sagitario, además de que se alterna con Zadquiel en la regencia de Saturno. Por último, hay interpretaciones que lo ponen como el “ángel de Septiembre” y como regente de Libra, estando por ello dotado del poder de curar la estupidez.

Jofiel en el Cristianismo:
Las escrituras cristianas no mencionan a Jophiel, pero se le ha llegado a identificar como el ángel que echó a Adán y Eva del Jardín del Edén. Esto lo convertiría también en el ángel que guarda el Árbol de la Sabiduría. La Iglesia Católica solo reconoce de manera oficial a tres arcángeles debido a que solo tres se encuentran en la Biblia: Miguel, Gabriel y Rafael. A Jofiel, junto con los otros arcángeles, no los niegan pero tampoco los afirman en el sentido de que dentro de la doctrina oficial sean referidos como seres efectivamente existentes. Exactamente lo mismo ocurre con las Iglesias Cristianas Ortodoxas: solo reconocen a Miguel, Gabriel y Rafael, dejando así a Jofiel en lo que se podría considerar como un espacio de indeterminación doctrinal.

Por su parte, en general las iglesias protestantes solo reconocen a dos (Miguel y Gabriel), habiendo incluso iglesias como la Adventista o Los Testigos de Jehová, las cuales dicen que Jesús y el arcángel Miguel son el mismo ser. Así, dentro de estas iglesias Jofiel quedaría despachado; aunque, en lugar de aceptarse su culto a nivel extra-oficial como en general suele hacer de forma tolerante el Catolicismo (en parte porque en cierta época la Iglesia Católica sí creyó en siete arcángeles), a nivel del Protestantismo esto sería muchas veces atacado como “idolatría”.

Jofiel en la Nueva Era:
Los textos cabalísticos, que informan las creencias de la Nueva Era, identifican al arcángel Jophiel con los signos de Sagitario y Piscis, y como un regente de Libra que cura la estupidez en los humanos. Se le asigna también el mes de septiembre. Jophiel es el ángel de los amuletos, a quien se le puede invocar cuando se está trabajando con magia blanca.

Virtudes y Servicios del Arcángel Jofiel:
Algunos ocultistas creen que Jofiel es el arcángel que se encarga de tender puentes energéticos entre los distintos niveles y dimensiones de la realidad espiritual, permitiendo así no solo la eficiencia de la comunicación entre ángeles y humanos sino también cualquier proceso comunicativo entre dos o más seres que presenten heterogeneidad a nivel de los planos y niveles energéticos en que manifiestan sus respectivas existencias; aunque, lejos de limitarse a lo anterior, su papel de gestionador de puentes energéticos permite o facilita el que un ser espiritual determinado pueda viajar a otro plano o dimensión como ocurre, por ejemplo, en el desdoblamiento astral. Jofiel está asociado a virtudes como la sabiduría, la iluminación, la inteligencia, la apertura mental y la libertad que brota de la disolución de la ignorancia, la espiritualización de la mente y la emancipación de las ataduras interiores que operan en la mente.

Jofiel puede otorgar los dones espirituales de la sabiduría, la iluminación, la claridad mental, el deseo de conocimiento, la reflexión profunda, la introspección que conduce al autoconocimiento, la liberación de la estrechez mental y los prejuicios, la liberación del orgullo, la inspiración (principalmente inspiración filosófica y artística), la conexión con el Ser Superior Interno, el acceso a niveles más profundos y espirituales de conciencia, la reconexión entre partes separadas del alma, la conexión entre el séptimo chakra y los chakras extracorpóreos que existen por encima de la cabeza y permiten tomar conciencia de nuevos planos espirituales; y, por último, las visiones.

Por lo anterior, entre otras cosas a él podemos recurrir cuando necesitamos claridad mental para estudiar o pasar exámenes; o, ya a nivel de cuestiones más importantes, podemos llamarlo cuando estamos en crisis existenciales, en etapas de grandes cuestionamientos filosóficos cuya resolución requiere que nuestra mente opere en toda su potencia y que la sabiduría no permita que nos engañemos con retorcidos sofismas y abstracciones.

Forma de Representación:
Su representación más común es la de un arcángel con ropas doradas, una espada ardiente en una mano y un libro en la otra: el dorado de la vestimenta representa sabiduría, iluminación y santidad, la espada remite a que cuida el Árbol de La Vida y el libro representa el conocimiento. Otra representación, ligada a la interpretación de su nombre como “Belleza de Dios”, lo pone con plumas de pavo real, simbolizando así la belleza y el poder que obtiene del conocimiento de Dios. Pero hay también un elemento sumamente importante y esotérico en esta representación: los múltiples ojos presentes en las plumas del pavo real. Y es que el ojo remite a la percepción y por ello simboliza a la conciencia: de ese modo, la multiplicidad de ojos representa la ubicuidad de conciencia que Jofiel posee.

Sello y forma de Invocarlo:


Una manera (hay algunas) bastante eficiente para invocarlo es la siguiente:

1.   Asegúrese de que sea lunes. En cuanto a la hora, comúnmente se cree que a las cinco de la madrugada es la hora de los ángeles, por lo cual comenzar el ritual a las cinco podría ser muy bueno.
2.   Procure estar solo y no ser interrumpido.
3.   Tome una vela amarilla o dorada con el suficiente grosor para que la vela se mantenga en pie; y, luego de rezar, tome la vela y frótela con ambas manos desde la base hasta la parte de arriba: repita esto siete veces.
4.   Tome una cartulina blanca, dibuje el sello del arcángel Jofiel en la parte superior de la cartulina (se recomienda que ocupe el 1/2 superior o el 1/3 superior de la cartulina); y, en la parte inferior, escriba sus peticiones, lo que le quiere decir al arcángel Jofiel y un agradecimiento por estar en su camino
5.   Encienda la vela amarilla o dorada.
6.   Tome la cartulina blanca, lea las peticiones y, cuando termine, agradézcale al arcángel por estar en su camino y estar allí presente. Nota: en una variante, no lee la carta y pasa directamente al siguiente paso
7.   Doble la cartulina y póngala debajo de la vela.
8.   Recite una de las oraciones conocidas (elección personal) al arcángel Jofiel. Nota: la oración, o se la sabrá de memoria, o la tendrá anotada en un papel aparte de la cartulina.
9.   Cierre los ojos, relájese, ore interiormente, intente sentir a Dios, visualice una espiral de luz dorada que viene de arriba, entra por su cabeza, llena su alma de luz dorada y le llena de energía divina; ahora, visualice a Jofiel (como una luz dorada o como usted quiera siempre y cuando la imagen refleje la esencia espiritual del arcángel) e intente sentirlo, luego visualice que se ha cumplido su petición, agradezca en su interior a Dios y al arcángel Jofiel y abra los ojos.
10.               Queme el papel antes de que la vela amarilla o dorada se consuma.
11.               Deje que la vela se consuma, váyase si la vela se demora mucho y no desea esperar.

Nota: si no ve cumplida su petición, repítala todos los lunes que sean necesarios, intentando hacerlo siempre con la mayor fe posible y en un estado de paz interior y ausencia de ira, odio, rencor o mala voluntad hacia el prójimo.

Oraciones:

ORACIÓN I
¡Oh! Sabio, radiante, esplendente,
amado Arcángel Jofiel, nuestras mentes
y corazones están ávido de penetrar en
los laberintos insondables, misteriosos de
la sublime ciencia del conocimiento de la
divinidad, de la potestad, del espíritu del
Señor Dios que nos creó, que nos guia
y nos ama desde la cuna al ataúd.
Tú, amadísimo Arcángel Jofiel, ilumina
nuestra senda con la luz de la eterna
sabiduría, líbranos de la amenaza de la duda
y la incomprensión, nutre nuestro espíritu con
la cuota indispensable de sabiduría que nos
conduzca seguros al edén prometido a los justos.
Amen.

ORACIÓN II
‹‹Yo Soy la Iluminación y la Sabiduría de Dios, dirigiéndome en todo lo que hago. Oigo, entiendo y bendigo a todas las cosas que contacte en este día. Vive dentro de mí el poder suplidor infinito de cada una de mis necesidades y requerimientos. Dentro de nuestro corazón está la llama dorada de la iluminación que nos revela la Verdad. Hoy tomo la decisión de hacer, aquieto mi cuerpo mental y recibo la idea exacta que revela la perfección en mi mundo. Amado Arcángel Jofiel: Te amo, te bendigo y te doy las gracias por todo lo que tú significas para nuestra Tierra y toda la Humanidad. Ayúdame a recibir las ideas perfectas desde el corazón del Padre.››

ORACIÓN III
‹‹Porque es el Señor el que da la sabiduría y de Él procede la ciencia  y la sensatez, con la sabiduría se edifica la casa, con la  inteligencia se consolida, así es la ciencia, la sabiduría para tu alma, si la adquieres tienes un porvenir y tu esperanza no será  frustrada, Arcángel Jofiel, danos estos dones y protege a los que obran con justicia y equidad, con prudencia y rectitud. Ilumina mi  entendimiento, ayúdame a conocerme a mí mismo, ayúdame a tener ideas  propias, a pensar alto, a mirar profundamente, a observar siempre y aprender de todos.››

ORACIÓN IV
"Glorioso arcángel San Jophiel, intercede por mí, y ayúdame a alcanzar la sabiduría y lograr la iluminación.
Glorioso arcángel San Jophiel, imploro tu continua custodia para tomar decisiones acertadas.
Glorioso arcángel San Jophiel, envuélveme en tu color amarillo y ayúdame a llenarme de tus bendiciones de intuición correcta y percepción afinada. Ilumina mi camino espiritual y evapora de mi mente la niebla de la duda y la ignorancia.
Protector mío, concédeme la gracia que te solicito (haz tu petición) si es conveniente para el bien de mi alma y de todo el mundo. Acompáñame y guía todos mis pasos hasta alcanzar la vida eterna y el amor divino.
Amén."


EDUARDO LUZ

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