Michael Berg
Este Shabat, Shabat Nitsavim, es muy importante; es el último del año,
el último antes de Rosh Hashaná.
La porción comienza con las palabras Atem nitsavim hayom, el
Creador habla con los israelitas que se reúnen frente a Él y les dice: “Están
aquí hoy”. Y los kabbalistas nos dicen que la reunión de los israelitas sobre
la que se habla en esta porción tiene un propósito: que ellos acepten el
llamado arvut, lo que se traduce como “responsabilidad común”. Eso es lo que
ocurrió en este Shabat hace miles de años y es la Luz que está disponible cada
Shabat Nitsavim. El Creador se dirige a cada uno de nosotros y nos pregunta:
¿Deseas vivir tu vida con responsabilidad por el mundo?
Rav Elazar dijo: “El mundo siempre es juzgado por la mayoría, y cada
individuo también es juzgado. Por lo tanto, si realiza una acción espiritual,
es merecedor, se llevó a sí mismo y al mundo como un todo a la balanza del merecimiento,
a la balanza de las bendiciones, a la balanza de Luz. Pero si se comporta con
aspectos del Deseo de Recibir para Sí Mismo, si se comporta en modo negativo…
Con esa acción cambia de posición y cambia el equilibrio de todo el mundo hacia
la balanza de la carencia y el juicio”. “Es juzgado” significa que lo que se
manifiesta en nuestra vida depende de la mayoría de nuestras acciones.
Rav Áshlag nos pregunta cómo le podemos dar sentido a esta cita. Según
Rav Elazar, cada acción de conexión y revelación de Luz que realizamos mueve a
todo el mundo hacia lo positivo y cada acción de negatividad lo mueve hacia lo
negativo. Pero pensemos en esto de modo práctico. Al pensar en nuestro día de
hoy, quizá algunos de nosotros hicimos algo negativo o positivo… pero ¿en
realidad sentimos que el mundo entero cambió de repente debido a ello?
Rav Áshlag nos dice que esto se trata, por supuesto, de un esfuerzo
colectivo. Para explicar esto, él usa el ejemplo de alguien que agrega semillas
de ajonjolí a una balanza. Si tiene un millardo de semillas en un lado y nueve
millardos en el otro, la balanza se inclinará hacia un lado; aunque una semilla
de ajonjolí sea pequeñita, la acumulación hace la diferencia. Mashíaj, lo
que llamamos el Final de la Corrección, momento en el que el dolor, el
sufrimiento y la muerte es eliminado de este mundo, depende de la acumulación
de semillas de ajonjolí. Cada una de nuestras acciones, positivas o negativas,
contribuye con la inclinación hacia la Luz, el merecimiento y las bendiciones, o
con la inclinación hacia el Lado Negativo.
Así que no recibiremos algo de Luz y de repente hacer cambiar al mundo
simplemente porque realizamos una conexión o una acción de compartir. Lo que de
verdad ocurre es que cuando realizamos esa conexión o acción, agregamos una
semilla a, por ejemplo, los diez billones que ya existen. Y cada semilla que
agregamos a través de cualquier cantidad de acciones positivas ayuda a
equilibrar el mundo, y juntos, de modo colectivo, lo llevamos al Final de la
Corrección.
Ese es el entendimiento básico de lo que dice Rav Elazar, hijo de Rav
Shimón bar Yojái. Cada uno de nosotros forma parte del esfuerzo colectivo de la
humanidad por cambiar el mundo, desde el inicio de los tiempos hasta el Guemar
HaTikún, el Final de la Corrección. Y cada acción que hacemos, si es
positiva, agrega una semilla de ajonjolí al lado de positividad de la Luz,
mientras que cada acción negativa que hacemos quita una.
Pero, siendo sinceros con nosotros mismos, ¿es así como realmente
pensamos? Por ejemplo, quizá realizamos una acción muy hermosa hoy. Vimos a
alguien que necesitaba ayuda y se la dimos aunque fuese incómodo para nosotros
porque queremos crecer y cambiar. Al hacerlo, en efecto trajimos Luz para
nosotros y para el mundo. No obstante, si cuando realizamos esa acción
hubiésemos deseado que también contribuyera con el equilibrio del mundo, se
habría multiplicado su efecto y su fuerza, de ese modo, en vez de una semilla
de ajonjolí habríamos contribuido al menos con dos. Al decidir vivir una vida
basada en la conciencia constante de la responsabilidad común por el equilibrio
del mundo, cada acción que hacemos se multiplica.
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