Michael Berg
La Kabbalah enseña que cada uno de nosotros vino a este mundo con un
trabajo específico por hacer, un destino específico que, muy a menudo, no
tenemos claro cuál es. Pero en Shabat Haazinu tenemos la increíble oportunidad
de descubrir exactamente cuál es el destino
de nuestra alma.
Hay algunas lecturas en la Torá que, según los kabbalistas, encapsulan
toda la historia de la humanidad desde el principio de los tiempos hasta el
Final de la Corrección. Y la porción de Haazinu, este Shabat, es una de ellas.
Por lo tanto, el destino de cada alma aparece en esta lectura; cada una de
nuestras almas le hizo una promesa al Creador antes de venir a este mundo, y el
contenido de dicha promesa está en esta lectura.
Entonces, ¿qué significa en realidad “destino”? A menudo creemos que
sabemos exactamente lo que queremos hacer, física o espiritualmente, y cómo lo
haremos. Sin embargo, ese no es nuestro destino. El destino no es algo que
siquiera podamos elegir. Antes de que nuestra alma viniera a este mundo, el
Creador dijo: “Esto es lo que necesitas hacer en el mundo”, y nosotros lo
entendimos y lo aceptamos. Y el Creador nos dijo que aunque todas las personas
del mundo nos digan que hemos hecho cosas maravillosas y nos señalen cuánto
hemos logrado, no podemos creerlo, porque lo que estamos haciendo no es nuestro
destino.
Es muy importante que entendamos la diferencia entre seguir y cumplir
nuestro destino porque, aunque seamos personas buenas y espirituales, ese no es
nuestro propósito para estar aquí. Por eso, la pregunta que necesitamos
hacernos no es: ¿Estoy haciendo cosas buenas? Más bien debemos preguntarnos:
¿Estoy cumpliendo la promesa que le asigné a mi alma? ¿Estoy cumpliendo la
promesa que le hice al Creador antes de venir a este mundo? ¿Me importa la
cantidad de cosas que hago o si alguien me elogia por ellas?
Así pues, al iniciar este nuevo año, nuestra conciencia necesita tener
claro que no debemos usar toda la Luz que acabamos de recibir para simplemente,
por ejemplo, obtener bendiciones para nuestra familia y quienes nos rodean, o
para ayudar a la gente. Más bien nos conviene conectarnos con la promesa que
nuestra alma hizo antes de venir a este mundo. Y en este Shabat podemos
descubrir cuál es esa promesa. ¿Cómo? Deseando que nos sea revelada. En eso
consiste Shabat Haazinu: descubrir nuestro destino y recordar la promesa que
nuestra alma hizo antes de venir a este mundo. De nuevo, esto no debe
confundirse con ser una persona buena o generosa; todo eso es maravilloso, pero
no necesariamente representa la totalidad de nuestro destino.
Shabat Haazinu nos ofrece la oportunidad para comenzar a recibir la
orientación y los mensajes que nos guiarán hacia la claridad sobre cuál es
nuestro destino, pero tenemos que desearla más que nada, aún más que ser una
persona buena o espiritual. Por supuesto, espero que todos sigamos siendo
personas buenas y espirituales, pero, por encima de todo, nuestro deseo debe
ser encontrar nuestro destino, sin que nos distraiga lo que los demás digan
sobre lo que hacemos, ya sea bueno o malo. En este Shabat nos debemos
concentrar solo en averiguar cuál es la promesa que nuestra alma le hizo al
Creador antes de venir a este mundo, y luego, comenzar a vivir dicha promesa.
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